20 de enero de 2013

FAO ratifica que en Venezuela hay seguridad alimentaria


AVN

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) revela en su último informe de 2012 que Venezuela está cumpliendo la meta del milenio de erradicar el hambre y cumple con los principios fundamentales de seguridad alimentaria.El reporte, denominado Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2012, lo dio a conocer el representante de la FAO en el país, Marcelo Resende de Souza, durante un recorrido por un mercado a cielo abierto en Valencia, estado Carabobo, uno de los 725 puntos que se activaron este sábado para distribuir más de 3.300 toneladas de alimentos subsidiados por el Gobierno Bolivariano.
En compañía del vicepresidente de la República, Nicolás Maduro, entre otras autoridades, el embajador Marcelo Resende de Souza aseveró: "Nosotros manejamos los datos del hambre en el mundo. 800 millones de personas tienen hambre en el mundo; 49 millones de personas en América Latina y el Caribe, pero ninguna es venezolana porque aquí hay seguridad alimentaria".
Recalcó que el Estado venezolano sobrepasó los conceptos de la seguridad alimentaria, lo que es el acceso a alimentos saludables, subsidiados, principio fundamental de la seguridad alimentaria.
"En nombre la FAO nuestra solidaridad con el presidente, Hugo Chávez, por su pronta recuperación", expresó.
En la actividad, Maduro recalcó que aspira a que ese informe se dé a conocer con contundencia y mayor fortaleza "y que los medios de comunicación venezolanos y mundiales reporten algún día algo de la verdad de este pueblo, para que empiecen a entender que aquí lo que hay es una revolución".
Fuente: http://www.avn.info.ve/contenido/fao-ratifica-que-venezuela-hay-seguridad-alimentaria

Un singular encuentro: Guevara y Goodwin en Punta del Este




Entre el 15 y el 16 de agosto de 1961, tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay, la Reunión Extraordinaria del Consejo Interamericano Económico y Social. El Che encabezaba la delegación cubana a la cita, donde el gobierno de los EE.UU. pretendía, finalmente, vender a los pueblos latinoamericanos, la llamada “Alianza para el Progreso”. Dicha “Alianza” no era otra cosa que un recetario sutil, con el objetivo de evitar la existencia de más Cubas en América Latina, “una respuesta constructiva y definitiva al castrismo”, en palabras del propio Kennedy.1 Por la parte estadounidense, integraba la delegación el joven asesor especial para asuntos latinoamericanos del presidente Kennedy, Richard Goodwin.La entrevista entre el comandante Guevara y Richard Goodwin tuvo lugar en la madrugada del 17 de agosto de 1961, en la residencia de un diplomático brasileño en la ciudad de Montevideo. El encuentro, propiciado por delegados argentinos y brasileños, tuvo un carácter confidencial y privado. Constituía el primer contacto directo de alto nivel entre autoridades de ambos países desde la ruptura de las relaciones en enero de 1961, y el más importante por el rango político de sus participantes acontecido durante la administración Kennedy. La interpretación de Goodwin sobre la entrevista, trasmitida al presidente estadounidense, fue la siguiente: “Creo que esta conversación unida a otras evidencias que se han ido acumulando, indica que Cuba está pasando por una severa crisis económica; que la Unión Soviética no está preparada para afrontar el gran esfuerzo necesario para ponerlos en camino (un brasileño me dijo “no alimentas al cordero en la boca del león”), y que Cuba desea un entendimiento con los EE.UU. Es bueno recordar que Guevara representa, sin lugar a duda el más dedicado punto de vista comunista del gobierno cubano y que si hay en Cuba lugar para algún espectro de puntos de vistas, debe haber líderes cubanos incluso más ansiosos por un acuerdo con los EE.UU. Esto es solo una especulación, pero creo que es razonable”.
“La conversación tuvo lugar en la noche del 17 de agosto a las 2:00am —relató además Goodwin a Kennedy—. Varios miembros de las delegaciones de Brasil y Argentina hicieron esfuerzos —a través de la Conferencia de Punta del Este— para concertar una reunión entre el Che y yo. Esto se hizo obviamente con la aprobación y quizá a instancias de este. Yo había evitado tal reunión durante la conferencia. El jueves nosotros llegamos a Montevideo y se me invitó para una fiesta de cumpleaños para el delegado local brasileño asignado al área de Libre Comercio. Luego de haber arribado y de estar allí alrededor de una hora, uno de los argentinos presentes (que había estado en la delegación argentina) me informó que ellos habían invitado al Che a la fiesta. Él llegó sobre las 2:00am y le dijo a Edmundo Barbosa da Silva de Brasil y a Horacio Laretta de Argentina que él tenía algo que decirme. Los cuatro entramos en una habitación… (El brasileño y el argentino se alternaron como intérpretes)”.2
Asimismo, según el informe preparado por Goodwin, el Che, después de expresar que Cuba aspiraba a un modus vivendi —no a un imposible entendimiento—, agregó entre otras cosas que la Isla estaba dispuesta a pagar a través del comercio por las propiedades estadounidenses expropiadas; que se podía llegar al acuerdo de no hacer ninguna alianza política con el Este —aunque ello no afectara la afinidad natural existente— y analizar las actividades de la Revolución cubana en otros países, pero que no se podía discutir ninguna fórmula que significara desistir de construir el tipo de sociedad que aspiraban para Cuba.3 “Guevara dijo que sabía que era difícil negociar estas cosas pero que nosotros podíamos abrir la discusión de estos temas empezando por los secundarios”.4
Es una lástima que no contemos con documentos cubanos que contrasten la información desclasificada en los EE.UU. Sobre todo, el hecho de no tener al alcance ningún informe del Che donde se refleje su versión de la entrevista. Sin embargo, un documento hallado en los archivos de Brasil con fecha 18 de agosto de 1961, confirma en buena parte la descripción —no interpretación— de Goodwin de la entrevista. Se trata de un telegrama del secretario de Asuntos Exteriores de Brasil al presidente de ese país, donde a partir de una información recibida del embajador brasileño enUruguay, Barbosa da Silva, se relata la conversación entre el Che Guevara y Richard Goodwin.5
La noticia del encuentro del Che y Goodwin se esparció rápidamente y el joven asesor del Presidente tuvo que rendir cuentas ante el Senado sobre su conversación con el Ministro de Industrias de Cuba. “Al final —rememoró Goodwin—, esto me costó de todas maneras un problema, casi pierdo mi empleo; el Senado me investigó, porque pensó que yo estaba negociando con el hemisferio occidental, que estaba próximo al comunismo. Esto le costó el puesto al Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina”.6
En efecto, el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Adolfo Mujica, se había visto obligado a renunciar por la conmoción que habían causado sus revelaciones y valoraciones de la entrevista Goodwin-Guevara. Mujica había dicho, entre otras cosas, que el encuentro entre Goodwin y el Che, mostraba que el régimen de Fidel Castro procuraba entablar mejores relaciones con los EE.UU. Por su parte, el 23 de agosto, el Departamento de Estado de los EE.UU. resumió en un telegrama circulante a todos los puestos latinoamericanos una declaración lanzada por la Casa Blanca el 22 de agosto en el que señalaba que la conversación de Goodwin y Guevara en Punta del Este, había sido solo un encuentro casual en un cóctel, en el que Goodwin se limitó a escuchar. El envío del telegrama fue autorizado para remarcar a los gobiernos latinoamericanos que no había ningún cambio en la política de los EE.UU. hacia Cuba.
Solo unos días después del encuentro de Punta del Este, en un documento elaborado por el propio Goodwin, se puso de manifiesto la ira hacia Cuba que aún predominaba en la administración Kennedy debido al fiasco de Girón, así como las pocas intenciones de Washington de analizar cualquier tipo de medida que significara explorar caminos más flexibles en la relación con la Isla. Goodwin no escapaba a ese ambiente. En este documento fechado el 1ro. de septiembre, el joven asesor proponía a Kennedy un amplio plan de guerra económica, propagandística y sicológica contra la Revolución cubana —incluyendo acciones de sabotaje—, así como la creación de una Fuerza de Seguridad del Caribe que apoyara todas las acciones yanquis contra la Mayor de las Antillas. Pero quizá la más interesante y reveladora de sus propuestas fue la siguiente: “La CIA fue invitada a venir dentro de la semana con un procedimiento encubierto preciso para continuar las conversaciones bajo tierra con el gobierno cubano. El objetivo de este diálogo —explorar la posibilidad de un desmembramiento dentro de la jerarquía del gobierno cubano y estimular dicho desmembramiento— fue exhaustivamente detallado en el último memorándum que le envié. Esto es un esfuerzo para encontrar una técnica operacional”.7
El “último memorándum” al que se refería Goodwin había sido enviado al Presidente el 22 de agosto y en este aparecía un poco más explicado el objetivo que podía perseguir EE.UU. en caso de continuar las conversaciones iniciadas con el Che. El documento señalaba en su inciso F: “Procurar alguna manera de continuar bajo cuerdas el diálogo que el Che comenzó. De este modo podemos dejar claro que nosotros queremos ayudar a Cuba y lo haríamos si esta rompiera sus ataduras con el comunismo y fuera democratizada. De esta manera podemos empezar a investigar algún fraccionamiento en la cumbre directiva, que debe existir”.8
Goodwin reveló en La Habana en el 2002, a raíz de la Conferencia Internacional por el 40 aniversario de la Crisis de Octubre, que él regresó con el mensaje del Che a Washington, “pero no hubo interés en emprender negociaciones con Cuba”. En su criterio: “las heridas, las humillaciones de Bahía de Cochinos eran demasiado grandes… porque Kennedy había sido humillado, él estaba muy colérico…”.9
Sobre esta entrevista escribió el destacado investigador cubano Jacinto Valdés-Dapena:
En su encuentro con Goodwin, Che Guevara expuso con claridad meridiana los principios de la política exterior de la Revolución cubana, el programa del socialismo cubano.
Con un hondo sentido dialéctico el Che analizó las causas y condiciones que condicionaron el fracaso de los planes de los EE.UU. contra Cuba en 1961 y pronosticó, además, los futuros fracasos de la política norteamericana hacia Cuba de no rectificar en sus enfoques.
El relato que ofrece Goodwin de este encuentro evidencia que el propósito de la parte norteamericana consistió en escuchar, observar y explorar los criterios y la posición de Cuba.
De haber evaluado objetiva y correctamente los criterios expuestos por el Che, la administración Kennedy hubiera podido adoptar hacia Cuba una política más racional, lógica y apropiada, en lugar de promover la subversión y el terrorismo a través de Mangosta, que se extendería de noviembre de 1961 a noviembre de 1962.
Siendo uno de los ideólogos de la Nueva Frontera, Goodwin, sin embargo, no captó en sus análisis sobre Cuba, la significación del carácter autóctono, legítimo y autónomo del socialismo cubano.10
Resulta interesante que, todavía para el año 1962, Goodwin seguía pensando en la conveniencia de darle alguna continuidad a las conversaciones sostenidas con el Che en Punta del Este, con el objetivo de explorar una división en las altas esferas gubernamentales de la Isla, que posibilitara a Washington trabajar sobre ella en función de poner fin al “control soviético en Cuba”. El 24 de mayo, Goodwin envió un memorándum al subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Edwin M. Martin, donde proponía un “acercamiento a Castro”, basándose en las informaciones de inteligencia obtenidas que señalaban una división en el gobierno cubano entre los viejos comunistas respaldados por Moscú por una lado, y Fidel, Raúl y Guevara por el otro.11 “Aunque sería ridículo especular que estas relaciones están a punto de ruptura, siempre he sentido que el final del control soviético en Cuba vendría más (si es que viene del todo) de una división en la alta dirección, que de una revolución popular”.12 A partir de este análisis, Goodwin sugiere en el documento una “aproximación a Castro” que se fundamentara en las siguientes ideas:
  • EE.UU. simpatiza con los objetivos iniciales declarados por la Revolución —la reforma social y el fin de la dictadura.
  • Sobre las propiedades nacionalizadas se puede llegar a un acuerdo amistoso.
  • La preocupación de EE.UU. ha estado en el control soviético sobre Cuba y nosotros siempre hemos creído que este va contra los propios deseos de Castro y los propósitos de la Revolución.
  • Si Castro puede desengancharse por sí mismo de los comunistas nosotros estaríamos dispuestos a normalizar las relaciones comerciales con el gobierno revolucionario y darle participación en los esfuerzos interamericanos, incluyendo la Alianza para el Progreso.13
Goodwin propuso que se realizara un contacto para trasmitir estas proposiciones al gobierno cubano a través de alguna embajada europea o directamente por medio del embajador cubano en la ONU, García Incháustegui.14 Todo parece indicar que la propuesta de Goodwin fue desechada, pues no se encuentra en los documentos nada que indique lo contrario. Es evidente que el gobierno de losEE.UU. estaba concentrado en ese momento en dar seguimiento a las operaciones que dieran al traste con el régimen cubano por vías violentas, como parte de la “Operación Mangosta”.
De cualquier modo, el diálogo secreto que propuso Goodwin con la máxima dirección de la Isla en 1961 y 1962, estuvo siempre cargado de malevolencia. Era una manera de explorar otro camino para lograr los mismos objetivos de “cambio de régimen”. Aspecto que encontraremos nuevamente en los documentos desclasificados estadounidenses del año 1963, cuando la iniciativa de conversar clandestinamente con los líderes cubanos alcanzó una mayor aprobación en los más altos y limitados círculos de poder de los EE.UU.15 No obstante Kennedy, después del fiasco de Girón, en lo menos que estaba pensando era en un diálogo secreto con autoridades cubanas, aunque escondiera puñales afilados y venenosos contra la isla rebelde. Solo después de los sucesos de la Crisis de Octubre, Kennedy comenzaría a repensar de manera menos colérica y vengativa, e incluso mucho más inteligente, la política hacia la Mayor de las Antillas.
Notas 


1. La Alianza para el Progreso consistió en un programa liberal reformista con el objetivo de modernizar el capitalismo latinoamericano atacando las “condiciones objetivas” que podían ser “aprovechadas por el comunismo” para hacer revoluciones semejantes a las de Cuba. Fue una política inteligente aunque fracasada del presidente Kennedy con planes para transformar en América Latina la agricultura, la educación, el fisco y la salud, al tiempo que se ofrecía una ayuda de veinte mil millones de dólares. 2. De Richard Goodwin al presidente Kennedy, 22 de agosto de 1961. Tomado de National Security Archivehttp://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB269/doc01.pdf (Internet) (Traducción del ESTI) 3. Ibídem. 4. Ibídem. 5. Véase Telegram from the Secretary of State for External Relations (Arinos) for the Cabinet in Brasilia, 19 August 1961, describing conversation between Che Guevara and Richard Goodwin, Motevideo, 18 August 1961 en: Conferencia Internacional “La Crisis de Ocubre: una visión política 40 años después”. Conference Briefing Book: Primary Source Documents, Photographs and Chronologies. Volume One. Palacio de las Convenciones, La Habana, Cuba- 11-13 de Octubre 2002. 6. Video de la Conferencia Internacional sobre la Crisis de Octubre, celebrada en La Habana en el 2002, en el 40 aniversario. Centro de Estudios Hemisféricos y sobre EE.UU. (CEHSEU) 7. Memorándum del Consejero Asistente Especial (Goodwin) al presidente Kennedy, 1ro de septiembre de 1961. Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera en:1961/ Ernesto Che Guevara en Uruguay. Para dar vuelta el mate. Documentos auténticos, Editora Política, La Habana, 2012, p.153, tomo II. 8. Memorándum del Consejero Asistente Especial (Goodwin) al presidente Kennedy, 22 de agosto de 1961. Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera en: Ob.Cit, p.150, tomo II. 9. Video de la Conferencia Internacional sobre la Crisis de Octubre, celebrada en La Habana en el 2002, en el 40 aniversario, CEHSEU. 10. Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera en: Ob.Cit, p.168. 11. Evidentemente los órganos de inteligencia de los EE.UU. habían estado dando seguimiento a lo que en Cuba se denominó “sectarismo”, consistente sobre todo en favorecer para cargos de dirección a compañeros que habían sido militantes del Partido Socialista Popular, aduciéndose las ventajas de su experiencia política. Ello en detrimento de otras organizaciones como el Movimiento 26 de julio y el Directorio Revolucionario 13 de marzo. El 26 de julio de 1962, Fidel, en una comparecencia ante las cámaras de televisión y la radio explicó detalladamente en que consistieron los métodos sectarios utilizados por las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y los graves errores cometidos. Al mismo tiempo el líder de la Revolución anunció que Aníbal Escalante, quien realizaba las labores de organización de las ORI, quedaba separado de sus funciones por haberse convertido en el centro de esa política incorrecta y dañina. 12. Memorandum From the Deputy Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Goodwin) to the Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Martin) Washington, May 24, 1962. Foreing Relations of the United States //Source: Department of State, ARA/CCA Files: Lot 66 D 501, Cuban Project-1962. Top Secret. 13. Ibídem. 14. Ibídem. 15. Véase Elier Ramírez Cañedo y Esteban MoralesDe la Confrontación a los Intentos de Normalización. La política de EE.UU. hacia Cuba, Editorial Ciencias SocialesLa Habana, 2011

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/articulo/un-singular-encuentro-guevara-y-goodwin-en-punta-del-este

Un pueblo que se hizo “Chávez”


Venezuela: El Proceso Bolivariano en un tiempo histórico




Decenas de miles de militantes chavistas se “juramentaron” Presidente el 10 de enero en Caracas. Asumieron el nuevo mandato en nombre de su comandante imposibilitado de hacerlo por la enfermedad. En una nueva muestra de lo que viene sucediendo desde el pasado 4 de octubre, día de cierre de campaña electoral de Hugo Chávez, ese jueves pudo volverse a ver la intervención activa de un pueblo que está recuperando masivamente su participación política.
Este hecho tiene una gran importancia porque por debajo de la información oficial sobre la salud del presidente Chávez hay una dolorosa intuición que crece y obliga a prepararse para un escenario no deseado: a pesar de la aspiración popular de que se produzca un milagro, difícilmente el Comandante de “mil batallas” podrá hacerse cargo nuevamente del gobierno bolivariano. Se ha abierto un tiempo de definiciones que marcarán  en el país y en América latina la historia por venir.
Una oposición disparatada
Frente a la ausencia de Chávez y leyendo maliciosamente la Constitución Bolivariana, la oposición, en todos sus matices, pretendía dar un golpe blanco contra el presidente recién reelecto. ¿A quién se le ocurre en su sano  juicio, que el torrente de pueblo que salió del anonimato en los últimos 14 años y que escribió jornadas históricas, iba a permitir que se le robara su triunfo del 7 de octubre? Eleazar Díaz Rangel,  director y editorialista del periódico de mayor circulación nacional, Ultimas Noticias, de línea conciliadora y no exactamente chavista, escribe: “Uno no termina de comprender a los dirigentes opositores. Que a estas alturas no hayan entendido lo que viene pasando en Venezuela desde hace más de una década, que evalúen la política y la acción del Gobierno con los mismos criterios de siempre, como se hacía en la Cuarta República; que sean ciegos ante todas las realizaciones del Gobierno en campos como los de educación, salud, alimentación y vivienda; que no hayan comprendido los cambios habidos en la conciencia y organización del pueblo, todo ello por lo menos revela una ceguera y una falta de capacidad de reflexión, impensables en una dirigencia política después de 16 derrotas electorales y otras de magnitud política como el golpe de abril, el paro-sabotaje de 2002 y el retiro de los comicios parlamentarios de 2005.
Uno está tentado a pensar que esa falta de comprensión está inducida por los más radicales opositores, dominados por el odio a Chávez…”

El colmo de esta pretensión trasnochada, conspirativa e ingenua a la vez, era que buscaban por medio de artilugios “legales” que asumiera la presidencia del país, el “chavista más radical” como él mismo se define, Diosdado Cabello, desplazando al vicepresidente Nicolás Maduro Encargado del gobierno por Chávez y para quién él pidió la candidatura presidencial.  Por eso mismo Díaz Rangel termina su editorial del domingo 13 de enero escribiendo: “¿Han visto alguna vez semejante dislate?”.
La línea de Chávez para la transición
A diferencia de sus últimas intervenciones quirúrgicas, esta vez, Chávez, consciente de la gravedad de su situación dejó establecida una hoja de ruta para lo inmediato: habría nuevas elecciones presidenciales, su candidato para esas elecciones es Nicolás Maduro, y éste deberá gobernar  obedeciendo al pueblo. Y sobre esa línea, por ahora, no hay dirigente alguno del partido o el gobierno que se atreva a pronunciar una palabra en contra. Tampoco lo permitiría el pueblo bolivariano.
Los tiempos para esta transición no están escritos en un texto constitucional. Son tiempos marcados por razones emocionales, políticas y sociales y dependen mucho más del estado de ánimo del movimiento de masas o de un desenlace no querido, que de maniobras legales o politiqueras.
La conciencia de la magnitud de lo que significaría una Venezuela sin Chávez es continental. Esa es la explicación de la posición del Departamento de Estado de Estados Unidos, de la OEA, del gobierno de Brasil y del resto de los gobiernos de América latina. Por las razones que sean, muchas veces opuestas entre sí, ninguno de estos gobiernos buscan por ahora acelerar un proceso que puede volverse explosivo. Por eso 27 de ellos enviaron a la “juramentación popular” funcionarios de alto rango entre ellos 3 presidentes, en apoyo a la línea oficial para la transición.
El papel del chavismo revolucionario
Como en todos los procesos de transformaciones sociales y políticas profundas hay sectores de la población y sobre todo de sus dirigentes que buscan aprovecharse de los privilegios que brinda la administración de esas transformaciones, ellos son los que no quieren seguir avanzando, miran hacia el pasado. Pero también hay otros, mucho más numerosos que los anteriores, aunque casi sin espacio en las estructuras de poder, que luchan por defender las conquistas sociales, económicas y políticas alcanzadas y miran hacia nuevas metas y logros. Los que miran para atrás: los conservadores o reaccionarios;  los que defienden y buscan avanzar con las transformaciones: los revolucionarios. Este fenómeno se da también al interior de la Revolución Bolivariana. En Venezuela hoy, esos dos sectores, estratégicamente opuestos, tienen un punto político común: que se cumpla la línea de Chávez de ser como parece, necesaria la transición. Maduro, el candidato de Chávez, es hoy el candidato de todo el chavismo.
Pero el chavismo revolucionario, al mismo tiempo que debe comprometer, de haber presidenciales, su mejor esfuerzo para el triunfo electoral, tiene tareas urgentes que enfrentar. Al menos dos de ellas son a mediano plazo pero se deben comenzar a concretar desde ahora. Una: lograr la activación del pueblo bolivariano para que participe de manera constituyente como un poder real y no solo electoral, en las decisiones graves y urgentes que el nuevo gobierno deberá tomar. La segunda, avanzar hacia la construcción de un liderazgo, de un instrumento político propio, surgido desde su seno.
En relación a la primera: para avanzar en la construcción de un poder real de la base social del pueblo bolivariano, la multitud de colectivos, organizaciones sociales, sindicales y la marea humana de luchadores organizados o no, están en un verdadero proceso de reflexión y debate. Un número importante de esos colectivos ya han dado los primeros pasos de un largo y complejo camino no exento de peligros, al fijar posición y realizar convocatorias unitarias hacia encuentros de base, regionales y un encuentro nacional. De este proceso debe surgir la dirección colectiva para ejercer una verdadera gobernabilidad revolucionaria.
Pero lo más importante, lo que le puede dar consistencia al desarrollo de un poder real del pueblo trabajador, es la segunda tarea: la construcción de un nuevo instrumento político que recupere las claves del proceso bolivariano. En una elaboración política colectiva que permita abrir sendas y reorientar el rumbo de la Revolución Bolivariana hacia la aplicación de medidas anticapitalistas. Sobre esto apenas se están escribiendo y pensando las formas de debate para diseñar los caminos a seguir. Recién están apareciendo entre las nubes de incertidumbre, angustia y esperanzas, las primeras señales de una búsqueda audaz y necesaria. Será difícil, pero no significa que sea imposible. Hay con que hacerlo. Quedó demostrado en las calles de Caracas el jueves 10. Y surgirá de allí, de un pueblo que ese día se hizo “Chávez”.
* Carlos Carcione, Gonzalo Gómez, Stalin Pérez Borge, Juan García, Zuleika Matamoros, Alexander Marín son militantes de Marea Socialista .
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

18 de enero de 2013

AdictaMente: ¿Como será el 2013?


Guerra económica, caída de los grandes bancos, auge de la nanomedicina, nuevos estilos de consumo y una vez más la muerte de Fidel: son algunos de los pronósticos de publicaciones especializadas y consultoras.



1 de diciembre de 2012


HISTORIA DE LOS MAS FAMOSOS GANSTER DE LOS ESTADOS UNIDOS

01DIC

Al Capone/El más famoso gánster de los Estados Unidos

Su nombre era Alfonso Gabriel Capone. Vivió siempre al margen de la ley; aprovechando la prohibición de la venta de alcohol en EE.UU., armó un grandioso negocio clandestino con el que consiguió una importante fortuna. En 1931 fue detenido por evadir el pago de impuestos, ya que nunca se pudo demostrar su participación en otros hechos delictivos. Nació el 17 de enero de 1899 en Brooklyn -EE.UU.-, hijo de emigrantes italianos. Su padre era italiano que sabía leer y escribir y había conseguido trabajo en una tienda y su madre cocía para ayudar a llegar a fin de mes. A los 5 años comienza el colegio público y le cuesta adaptarse a las normas severas de disciplina y estudio. Siempre hubo prejuicios hacia los inmigrantes italianos, por lo que le fue difícil su relación con otros compañeros. De todas maneras, fue un buen alumno hasta sexto grado cuando, por un altercado con un maestro, es expulsado del colegio. La familia se muda a Garfield Place. En el nuevo barrio conoce a un delincuente llamado Johnny Torrio y comienza a trabajar para él, ganando día a día su confianza, aprendiendo los secretos de esta actividad y se relaciona con otras bandas, iniciando una vida de pequeños robos, apuestas ilegales, vandalismo y peleas. También trabajó en una fábrica de municiones y fue considerado un gran trabajador.
En 1917 Frankie Yale (Francesci Ioele) abre el bar “Harvard Inn” en Coney Island y contrata a Al como barman, siguiendo el consejo de Torrio. Al es apreciado tanto por su jefe como por los clientes, hasta el día en que dice un piropo fuera de lugar a una chica y su hermano, que iba con ella, se levanta y le pega. Aunque intenta defenderse, le propinan varias puñaladas, algunas en la cara. Las cicatrices de estas heridas le valdrán el alias de “Scarface” (cara de cicatriz). Al se convierte en el protegido de Yale, un hombre violento que enseña al joven a llevar un negocio a fuerza de usar la violencia. En 1918, Capone se casó con Mae Coughlin -una chica irlandesa-, con quien tuvo ese mismo año un hijo, Albert “Sonny” Francis Capone. Johnny Torrio será el padrino. La pareja vivió en Brooklyn durante un año. Capone aún formaba parte de la banda comandada por Frankie Yale y se dice que cometió al menos dos asesinatos cuando fue enviado a Chicago en 1919. Luego, se muda a Baltimore, donde se hace contable.
Mientras tanto, en Chicago, “Big Jim” Colissimo quien fuera el jefe más importante de la prostitución, es asesinado por Franck Yale para robarle el negocio, pero nunca lo consigue ya que Torrio se adelanta y se hace del control del mismo. Al vuelve a Chicago y reinicia sus actividades delictivas junto a su amigo Torrio, quien está al frente de miles de prostíbulos y bares clandestinos. Al se convierte rápidamente en socio de Torrio y se une al imperio criminal. Compra una casa en Prairie Avenue y se instala allí con su mujer y su hijo, además de su madre y hermanos. En 1923 un nuevo alcalde, William Denver, quiere reformar la organización municipal. Torrio decide alejarse por un tiempo y viaja a Italia, quedando Al Capone con el control total del negocio y conquistando la ciudad sin grandes obstáculos. La creación de más negocios ilegales y los problemas con otras bandas criminales terminaron en una guerra, ocasionando la muerte de 135 personas. Los peores enemigos de Al son “Hymie” Weiss y Bugs Moran. Dos semanas después que este dúo fallara en una tentativa de asesinato, Torrio vuelve a Chicago y acaba en un hospital, después que el dúo le agrediera. Al poco tiempo Torrio es encarcelado y, después de salir, considera que es hora de retirarse, dejando todo en manos de Capone, quien comienza a actuar como el personaje importante en el que se convirtiría. Se vuelve amable y caritativo y comienza a interesarse por la política.
Dos enemigos declarados, Billy McSwiggin y “Klondike” O´Donnel, salen de copas al bar Cícero regenteado por Al, lo que fue considerado como un insulto territorial, por lo que los hombres de Capone los matan a tiros. Todos saben quien es el responsable de esta masacre pero no se presentan pruebas para acusarlo. Al desaparece durante el verano y no hay manera de encontrarlo, a pesar de que se pone en marcha una investigación exhaustiva. Comienza a ganarse una reputación de benefactor entre la comunidad italiana, ya que emplea a numerosos inmigrantes para sus negocios de contrabando. Capone comienza a pensar en en el retiro de su vida de criminal; se entrega a las autoridades, pero como la policía no tiene suficientes pruebas para detenerlo, queda en libertad. Empeñado en convertirse en un hombre de paz, propone a Weiss un negocio en este sentido, quien rechaza la propuesta y aparece muerto al día siguiente. Más tarde, organiza una conferencia por la paz en la que pide a los contrabandistas el cese de la violencia, petición que tiene éxito por dos meses en los que no hay asesinatos relacionados con el contrabando. Luego, abre un comedor de beneficencia para aquellos que han perdido su empleo a causa de la depresión.
Frank Yale traiciona a Capone -que se había radicado en Miami- en un negocio de whisky y es asesinado al poco tiempo. Al, junto a su amigo McGurn, planea matar a Moran y eliminar su banda, para lo que simulan la negociación de un licor a bajo precio que debía ser entregado el 14 de febrero. Los hombres de McGurn se visten de policía y se esconden en el garaje. Los contrabandistas son pillados con las manos en la masa y los cuatro hombres vestidos de policía abren fuego, asesinando a todos los traficantes menos a uno. Todo se desarrolla según lo previsto, salvo que Moran, el objetivo principal, no había venido. Ese día se conoce como “La Matanza de San Valentín”, pero Capone estaba en Florida, y nadie lo acusa de asesinato a pesar de que toda la nación sabía perfectamente quién estaba al mando de la operación. Posterior a esta masacre, en una conferencia en Atlanta City, los gánsteres de todo el país hablan de cooperación y dividen el país en zonas de influencias.
Por el gran alboroto generado en la noche de San Valentín, Al arregla una detención por tenencia ilegal de armas con el comisario local, por lo que es puesto en prisión por 10 meses, aunque sale antes por buena conducta. Mientras estuvo preso, la policía logró infiltrar agentes dentro de la banda, y uno de ellos, que había trabajado en uno de los casinos de Cícero, consigue información que compromete a Capone. En Marzo de 1931 un gran jurado federal se reúne y lo inculpa por no pagar a Hacienda de $32.488,81 -para el año fiscal de 1924-. El jurado decide esperar a encontrar las pruebas para los demás años antes de juzgarlo públicamente; luego lo inculpa de 22 cargos de evasión de impuestos por $200.000 y a 68 miembros de su banda los acusan de cometer 5,000 violaciones de prohibiciones, por lo que Capone se enfrenta a una posible pena de más de 30 años de prisión, al menos que se declare culpable, lo que reduciría su condena a 5 años.
Al Capone compra a potenciales miembros del jurado y decide esperar el juicio, pero se encuentra que el jurado está conformado por gente de la zona rural, lo que nunca pensó. El 17 de Octubre de 1931 es declarado culpable de algunos de los cargos de evasión de impuestos. El 24 de octubre es condenado a once años de cárcel, $50.000 de multa y $30.000 por gastos del juicio. El gobierno decide no perseguirlo por violación de la prohibición. En 1933 la prohibición es cancelada. Después de estar preso en Atlanta, donde disfrutaba de privilegios, es trasladado –en 1934- a Alcatraz, donde acaban estos. Antes de haberse casado con Mae, Capone se había contagiado de sífilis, y su salud empeoró aceleradamente durante su encarcelamiento. Su mujer lo lleva a un hospital en Baltimore donde muestra una ligera recuperación, pero ya su salud estaba en pleno deterioro. Ella permanece a su lado hasta el momento de su muerte. El 21 de enero de 1947 sufrió un derrame cerebral, muriendo, tres días después, de neumonía.
John Dillinger/El enemigo número 1 de los años treintas en los Estados Unidos
John Dillinger, el delincuente más buscado de los años treintas, fue mierto a la salida del cine “Biograph”, después de haber visto Drama en Manhattan, protagonizada por Clark Gable. Ese edificio, el del “Biograph”, existe aun, lo mismo que los árboles de un bosque cercano, allí, en Chicago, donde pueden verse los huecos de las balas de uno de sus episodios con el FBI. En su momento, Dillinger fue temido y admirado. Miembro de una clase media que empezaba a empobrecer, se especializó en robos de bancos. Había nacido en 1903 en Indianápolis, en el hogar de un tendero viudo que abandonó a sus hijos a su suerte hasta que, en 1912, contrajo segundas nupcias. En 1915 el pequeño John (12 años) ya encabezaba una pandilla de golfillos autobautizados como «los doce sinvergüenzas», lo que le llevó, por primera vez, ante un tribunal de menores. Cuando estuvo de nuevo en la calle, participó en una violación junto a otros niños (tenía entonces 13 años), y con 16 años abandonó las aburridas aulas de la escuela y se decidió por la mecánica, para la que parecía bien dispuesto. A los 20, se alistó en la Marina, aunque desertó muy pronto. Su ídolo por entonces era el bandido Jesse James. Se casó a los 21 años, acontecimiento que coincidió con su primera pelea con un policía, que lo llevaría a estar entre rejas durante diez años. Su flamante esposa pidió el divorcio.
En la cárcel fue un alumno aventajado y entusiasta de un personaje siniestro -y con poderes parece que irresistibles- que engatusó al joven preso: se trataba de Harry Pierpont. En 1933 salió de la cárcel y descubrió un país diferente, azotado por la gran crisis iniciada en 1929 y que aún continuaba. Le acobardó la posibilidad de unirse a los más de cuatro millones de parados producidos por los momentos difíciles que se vivían en Estados Unidos y en todo el mundo por la recesión. Así que, ya sin duda alguna, eligió una profesión arriesgada pero con buenos resultados económicos inmediatos: la de gánster. A partir de ahí, y hasta su muerte, iniciará y desarrollará una carrera frenética que lo convertirá en una leyenda en vida. Comenzó con un atraco a un banco, y siguió por el robo a dos supermercados, una tienda de 24 horas y una fábrica. Al final, cayó y de nuevo fue encerrado, pero Pierpont le facilitó la huida.
Junto a su «padrino», reanudó sus locas aventuras al margen de la ley, haciendo que medio país lo persiguiera en enloquecidas carreras de automóviles que los llevaban de un estado a otro, de una capital a una aldea perdida, de Indiana a Wisconsin y de aquí a Illinois, para quedarse en Chicago. Allí, el 15 de enero, disparó sobre un policía llamado O’Maley, a quien mató. De nuevo fue detenido en Tucson (Arizona), donde «visitó» de nuevo otra prisión, la de Lake Country, de donde se volvió a escapar tras dejar en su celda, maniatados, a una docena de agentes. En su afán por escapar otra vez, robó un coche y cruzó la frontera de otro estado, lo que le convirtió en un delincuente federal y obligó a participar en su persecución al FBI. Para entonces, la prensa y todo el país lo habían bautizado como «el enemigo público número 1». Se le sumó Baby-Face Nelson, quien, a su vez, llegó acompañado por un tal Horace van Meter. Todos juntos robaron un banco, y de nuevo lograron escapar. En Iowa atracaron de nuevo, repitiendo la forma de huir ilesos ya experimentada anteriormente, y que consistía en obligar a los rehenes capturados en el banco a viajar en el estribo de su automóvil utilizándolos como escudos contra los disparos de la policía que los perseguía y que, obviamente, no disparaba contra ellos. En Saint Paul, un lugar típicamente mafioso, el gánster pensó que estaba a salvo junto a su amante Billie Erechette, pero el FBI llegó hasta allí y estuvo a punto de cogerlos. No obstante, fue herido en una pierna, huyó y se ocultó en casa de su padre.
Una nueva reyerta con los agentes se produjo en La Petite Boheme, un albergue en el que descansaban Dillinger y los suyos. Sorprendidos por la policía, fueron cercados. Se inició un tiroteo en el que sus compinches lograron saltar por las ventanas y ponerse a salvo, pero dejaron atrás a las mujeres que les acompañaban, las cuales fueron detenidas. La bola de nieve de la ubicuidad del gánster aterrorizó a medio país, haciendo cada vez más difícil que alguien lo escondiera o ayudara. Su cabeza ya tenía precio: 10.000 dólares. Y John Dillinger acudió a un cirujano plástico que le cambió la cara. Reinició sus atracos, ahora en Indiana. Cada vez más acorralado, huyó con su última amante, Polly Hamilton, y ambos llegaron a Chicago, donde alquilaron un apartamento con nombre falso. Pero la dueña del mismo los denunció, llegando la policía a las proximidades del lugar con un impresionante número de agentes y vehículos. Antes de todo esto, Dillinger y Polly habían sacado sus entradas para el cine Biograph y, al abandonar la sala, ignoraban todo lo que había montado en el exterior. Sin tiempo para sacar su pistola, Dillinger cayó acribillado por una lluvia de balas a la puerta del cine. Junto al cadáver aún caliente, la gente se arremolinó, algunos mojaron pañuelos en la sangre del malhechor y, a partir de ese momento, se puso en marcha la leyenda de que aquel cadáver no era Dillinger y que el auténtico «enemigo público número 1» había logrado escapar una vez más.

Lucky Luciano/Padre del crimen organizado actual y cerebro del auge de las drogas

Lucky Luciano/Padre del crimen organizado actual y cerebro del auge de las drogas
Lucky Luciano (Salvatore Lucania). Nació el 24 de noviembre de 1897 en Sicilia, Italia. Falleció el 26 de enero de 1962, en Nápoles, Italia. Se le considera el padre del crimen organizado tal como se conoce hoy en día. Fue el cerebro del gran auge del tráfico de heroína en la postguerra.
Nació en Lercara Friddi, una ciudad siciliana conocida principalmente por sus minas de azufre. Su familia emigró a los Estados Unidos en 1907. A su llegada a la Isla de Ellis, punto de recepción de los emigrantes, las autoridades sanitarias le diagnosticaron viruela, enfermedad que le dejaría marcado el rostro de por vida. Tras pasar la preceptiva cuarentena, Luciano empezó a vivir con su familia en un barrio judío de Nueva York, y se dice que allí conoció a los que más tarde serían sus socios: Meyer Lansky y Bugsy Siegel.
En 1911 fue detenido por primera vez por robo, pasando sus primeros meses en una correccional. En 1915 ya tenía su propia banda en East Harlem. A los 18 años fue sentenciado a 6 meses por vender heroína y morfina. A la salida del reformatorio comenzó su carrera criminal en la banda “Five points gang”, con Frank Costello.
Hacia 1920 Luciano ya conocía a muchos de los peces gordos de la Mafia, incluyendo a Vito Genovese y a Frank Costello, y se dedicaba con ahínco al negocio del alcohol en la época de la prohibición en las áreas de Nueva York y Filadelfia. Eran tales sus conexiones que importaba directamente whisky de Escocia y Canadá y ron del Caribe. También controlaba el negocio del juego.
Gracias a esta banda conoció a Al Capone. Comenzó su propio negocio de prostitución con Joe Adonis como socio a principios de 1920, y en 1925 ya controlaba a la mayoría de las prostitutas con sede en Manhattan. En 1927 ya era considerado un hombre millonario. Usaba como expediente la narcoprostitución, es decir, hacía a las prostitutas adictas a la heroína y les pagaba con droga.
Pronto Luciano se unió a la banda de Joe Masseria, que era por entonces el Don más poderoso de Nueva York. Sin embargo, esta asociación duró muy poco ya que ambos tenían puntos de vista divergentes a la hora de manejar los negocios. Masseria era un “Pete Mostacho” (Mustache Pete, en el original) que deseaba preservar los viejos ideales de la Mafia siciliana tales como el “honor”, la “tradición”, el “respeto”, y la “dignidad”. En cambio, Luciano era un “joven turco” que pertenecía al grupo de los nuevos mafiosos que querían un cambio radical en el orden establecido (turco era en relación a la Mafia Judía, especialmente a Meyer Lansky, ya que por esos días Palestina era parte del Imperio Otomano.).
El grupo no quería trabajar con nadie que no fuese siciliano o, al menos, italiano. Luciano y los “jóvenes turcos” pensaban, en cambio, que lo importante era ganar dinero sin que importasen los orígenes de los socios. Le parecía sorprendente, por ejemplo, que se refiriesen al Don Frank Costello como el “sucio calabrés”.
Un día de 1929, Luciano fue obligado a entrar en un coche a punta de pistola por tres hombres. Fue golpeado, marcado en la cara con una navaja y, finalmente, abandonado en una playa de la bahía de Nueva York. Su socio Lansky averiguó que el secuestro y tortura había sido ordenado por Salvatore Maranzano, enemigo de Masseria. Debido a este incidente, Luciano resolvió que estaba en el bando equivocado, decidiendo deshacerse finalmente de Masseria y tomar el control de la banda.
Esta guerra transcurrió de 1928 a 1931 entre familias rivales y finalizó cuando Masseria fue asesinado en un restaurante de Coney Island. Los asesinos eran hombres de Luciano: Bugsy Siegel, Vito Genovese y Joe Adonis. Tras este hecho, Luciano tomó el control de la banda e hizo las paces con Maranzano quien le nombró su mano derecha.
Maranzano convocó a una reunión, a las cinco familias de Nueva York, en el Bronx, garantizando la paz. Durante la reunión se autoproclamó “jefe de jefes” o “capo di tutti i capi”, lo que significaba que cada Don habría de compartir los beneficios con él.
Como Maranzano sabía que la única forma de mantener su poder era eliminando a aquellos que pudieran arrebatárselo, Luciano se convirtió de facto en su primer objetivo. Este se enteró de los planes de su jefe por medio de Lansky y decidió adelantarse a los hechos. Para tal fin organizó un grupo de sicarios que, disfrazados de policías, ejecutasen a su jefe. Este grupo entró en la oficina de Maranzano quién creyó que estaba siendo arrestado: según el informe policial dejaron su cuerpo cosido a balazos. En su huida, el grupo se encontró con Mad “Dog” Cull, el asesino que tenía la orden de matar a Luciano, que sufrió la misma suerte.
Luciano se había salido con la suya y estaba en la cumbre del poder: tenía participación en numerosos negocios por todo el territorio de los Estados Unidos. Pronto organizó La Comisión, de la que eran miembros los más importantes jefes de la Mafia norteamericana, siendo él mismo el líder sin discusión. A La Comisión acudían los Don y miembros relevantes de las “cinco familias” de Nueva York, el grupo de Chicago, “la oficina” de Nueva Jersey, y de las familias criminales de Kansas, Los Angeles y Detroit.
Al mismo tiempo, reorganizó su propia familia nombrando a Vito Genovese como su segundo y a Frank Costello consiglieri. Caporegimes suyos eran Michael Coppola, Anthony Strollo, Joe Adonis y Anthony Carfano, mientras que Lansky y Siegel cumplían la función de consejeros especiales. Luciano organizó La Comisión con los máximos ejecutivos de la Mafia, convirtiéndose en su líder indisputado. La Comisión era el equivalente de la Mafia a la Corte Suprema, y manejaba todas las disputas entre gánsteres. Fue llamada la innovación más importante de Luciano.
Si un individuo era un Mafioso independiente, su Don tenía que ir ante La Comisión para delimitar responsabilidades y asuntos de honor. La Comisión estaba constituida de representantes de las cinco familias de New York City, la Familia criminal de Philadelphia, la Familia criminal de Buffalo, y el Chicago Outfit de Al Capone; más tarde, la Familia criminal de Detroit, la Familia criminal de Los Angeles y la Familia criminal de Kansas fueron agregadas. Todos los jefes tenían el mismo poder y supuestamente valían un voto, pero en realidad Luciano era el primero entre iguales.
El reinado de Luciano fue relativamente breve, ya que muy pronto sufriría el acoso del Fiscal Especial Thomas E. Dewey. En 1936, Dewey consiguió una acusación formal contra Luciano por proxenetismo. Luciano se fugó a Hot Springs (Arkansas) pero, finalmente, fue encarcelado. Aún desde la prisión, Luciano continuó al mando de los negocios de la familia a través de su segundo Vito Genovese quien, en 1937, tuvo que huir a Nápoles para evitar ser encausado por asesinato, ocupando Costello su lugar.
A Luciano le fue propuesto un trato por el gobierno de los Estados Unidos: a cambio de su ayuda a la invasión aliada en Sicilia, le ofrecieron la deportación a Roma. Ya en Roma, se enteró de que la marcha de sus negocios andaba de capa caída, lo que le hizo reunirse, urgentemente, con Siegel, a quien hizo asesinar meses más tarde, debido a las sospechas de que éste robaba dinero de la familia con la excusa de financiar su hotel-casino, el Flamingo Las Vegas. Tiempo después Luciano fue visto en La Habana y las autoridades norteamericanas lo deportaron a Italia.
La conferencia de La Habana de 1947 fue un histórico encuentro de la Mafia estadounidense y líderes de la Cosa Nostra en La Habana, Cuba. Supuestamente fue organizada por Charles “Lucky” Luciano; la conferencia se celebró para discutir asuntos políticos, normas de actuación e intereses de negocio. A la conferencia acudieron delegaciones representando a las familias del crimen de todos los Estados Unidos. Se celebró durante la semana del 22 de diciembre de 1946 en el Hotel Nacional. Se considera a esta conferencia como el encuentro más importante desde la conferencia de Atlantic City de 1929.
Una vez en Italia, Luciano se radicó en Nápoles, donde era una celebridad especialmente con los turistas y los marineros norteamericanos. Allí en Italia pensó escribir sus memorias e incluso que se hiciera una película sobre su vida pero, en el momento de reunirse con un productor de cine, Luciano, justo antes de estrecharle la mano en el aeropuerto de Nápoles, se echó la mano al pecho y falleció de un infarto. Sus restos fueron finalmente enterrados en la cripta familiar de los Lucania en Nueva York, en el país que siempre añoró y que consideraba como su verdadero hogar. Durante años, el Buró Federal de Narcóticos trató infructuosamente de construir un caso contra Luciano sobre tráfico de drogas desde Europa.

Frank Costello/Ocupó uno de los puestos más altos del mundo del crimen, controlando el juego

Frank Costello/Ocupó uno de los puestos más altos del mundo del crimen, controlando el juego
Frank Costello -nacido Francesco Castigliaro-: 26 de Enero, 1891 – 18 de Febrero, 1973. Fue un mafioso italoamericano que ascendió a los puestos más altos del mundo del crimen, controlando un vasto imperio del juego a lo largo de los Estados Unidos y teniendo una influencia política como ningún otro jefe de La Cosa Nostra.
Apodado el “Primer Ministro del Hampa”, se convirtió en uno de los más poderosos e influyentes jefes de la Mafia en la historia americana. Nació en Lauropoli, Calabria, Italia en 1891. En 1895, a la edad de cuatro años, se embarcó hacia los Estados Unidos junto con su madre y su hermano Edward. La familia estaba ansiosa por reunirse con el padre, quien había inmigrado varios años antes. Viviendo en el East Harlem de Nueva York, el hermano mayor de Francesco, Eddie, lo introdujo en actividades de bandas. Con 13 años, Francesco se había convertido en miembro de una banda local y había comenzado a usar el nombre de Frankie. Continuó cometiendo pequeños crímenes y fue a la cárcel por asalto y robo en 1908 y 1912.
En 1915, con 24 años, volvió a la prisión durante 10 meses por llevar un arma. Justo antes de ir a la cárcel, Frank Castiglia se había casado con Lauretta Giegerman, una chica judía que era la hermana de un amigo suyo muy cercano. Tras ser puesto en libertad, el joven Frank decidió emplear su inteligencia para prosperar en el mundo del hampa. Soslayando el uso de la violencia como camino hacia el éxito y la riqueza, Frank no volvió a ser encarcelado en los siguientes 37 años.
Tras su salida de la cárcel en 1916, comenzó a trabajar con Ciro Terranova, un poderoso mafioso del East Harlem. Frank se convirtió en miembro de una banda que controlaba el juego, la extorsión, el robo y los narcóticos en Manhattan y el Bronx. Mientras trabajaba para la banda de Terranova, Castiglia conoció y formó equipo con Lucky Luciano, entonces conocido como Salvatore Lucania, el líder siciliano de la banda del Lower East Side de Manhattan. Los dos italianos congeniaron inmediatamente. Juntos, y con otros jóvenes italianos -Vito Genovese y Gaetano Lucchese, y judíos asociados como Meyer Lansky y Benjamin Siegel-, la banda se vio envuelta en todo tipo de acto reñido con la ley.
El éxito de los jóvenes italianos les permitió diversificarse y hacer negocios con los líderes judíos e irlandeses criminales de la época, incluyendo a Arnold Rothstein, Arthur Flegenheimer, Owney Madden y William Dwyer. Rothstein llegó a ser el mentor de Castiglia, Luciano, Lansky y Siegel mientras ellos dirigían el negocio del contrabando con el barón de la cerveza del Bronx. En 1922, Castiglia, Luciano y sus más próximos asociados italianos se unieron a la mafia siciliana conducidos por Joe Masseria, un capo de la mafia italiana. Hacia 1924, Frank Castiglia se había convertido en un cercano asociado de los jefes irlandeses del Hell’s Kitchen Dwyer y Madden. Frank estuvo envuelto en sus operaciones de contrabando de alcohol. Esto motivó que Castiglia se cambiara el apellido por uno cuya sonoridad fuese más irlandesa, siendo Costello.
En 1926, Bill Dwyer fue declarado culpable de sobornar a un oficial de los guardacostas y fue sentenciado a dos años de cárcel. Tras esto, Costello asumió el cargo de las operaciones con Owney Madden. Esto causó fricción entre Madden y el teniente de Dwyer, Charles Higgins. Frank Costello murió como un hombre retirado. Se rodeó en sus últimos años con personas que estaban fuera del círculo de la mafia; se destacó la amistad especial con el actor Anthony Quinn hasta el final de sus días. En sus honras fúnebres le acompañaron no más de 50 personas; la mayoría no tenía relación con el mundo del crimen ni de la mafia.

 
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27 de noviembre de 2012

El otro sueño de Martin Luther King


El otro sueño de Martin Luther King



Information Clearing House

Ayer se celebró en Estados Unidos el día de Martin Luther King. Como todos los años la mayoría de las escuelas cerraron y en muchos centros institucionales se dibujó la biografía del Martin Luther King del discurso "I have a dream". El doctor King apareció una vez más como el padre del multiculturalismo tolerante y liberal de los Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de la comunidad negra en Estados Unidos y muchisimos militantes de izquierdas no aceptan esta versión, porque saben que hay otro King menos aceptable para el gobierno del país: el que se alio con el movimiento sindical, el que situó el problema racial en sus raices economicas y capitalistas, el que denunció el imperialismo en Vietnam, el que conecto el racismo dentro con los movimientos anti-coloniales del tercer mundo, el militante. A continuación ofrecemos uno de sus discursos de mayor actualidad con traducción e introducción para Rebelión de Sebastian Risau.


Martin Luther King, Jr.[1] nació en Atlanta, Estados Unidos, el 15 de enero de 1929. En conmemoración de esta fecha, desde hace ya algunos años, en Estados Unidos se declara feriado el tercer lunes de enero.

Su lucha contra las políticas segregacionistas de los estados del Sur, y por los derechos civiles de la población negra en general, llevada a cabo en la década del 50 y a principios de los años 60, es ampliamente conocida. Sus discursos se hicieron famosos, en particular "Yo tengo un sueño", que pasó a ser considerado una obra maestra de la retórica y que ha sido difundido hasta el agotamiento. Su llamado a la resistencia no violenta le valió el Premio Nobel de la Paz en 1964, así como la aprobación e incluso el elogio de la sociedad estadounidense y su prensa, que en general consideraban que los estados del Sur eran demasiado retrógrados.

Las cosas cambiarían a partir de 1967, cuando Martin Luther King comenzó a ocuparse de la guerra de Vietnam. El sermón que se transcribe mas abajo, "Por qué me opongo a la guerra en Vietnam" (Iglesia de Ebenezer, 30 de abril de 1967), fue denostado por la prensa estadounidense. El New York Times lo atacó en un editorial titulado "El error del Dr. King": "Los hechos pueden ser duros, pero no justifican semejantes calumnias...No hay respuestas simples ni fáciles para la guerra de Vietnam ni para la injusticia racial en este país" El ChicagoTribune publicó un editorial titulado "Martin Luther King se pasa de la raya": "El empalagoso Reverendo Martin Luther King ha pasado a ser una molestia para el movimiento por los derechos civiles desde que le fuera otorgado el Premio Nobel de la Paz. Desde ese momento se ha especializado en hablar en un tono olímpico, en vez de ocuparse de los aspectos prácticos del movimiento por los derechos civiles." La revista Life llego a calificar su sermón de "calumnia demagógica que suena como un guión para Radio Hanoi."

Parte del discurso en que Marin Luther King critica la intromisión de Estador Unidos en Vietnam


Este sermón volvió a ser de actualidad, aunque poco difundido, durante las guerras de Iraq. Hoy lo es aún más, ya que Estados Unidos no sólo continua con esa y otras aventuras, sino que ahora está gobernado por un presidente negro que dice honrar el legado de Martin Luther King, y que también ha ganado el Premio Nobel de la Paz. Luther King repitió este sermón en varias ocasiones durante 1967, a veces en forma de discurso, en diversos lugares del país. Fue asesinado el 4 de abril de 1968.

Por qué me opongo a la guerra en Vietnam

En cierto sentido, mi sermón de esta mañana no es un sermón típico, pero sigue siendo un sermón, sobre un asunto importante, porque el asunto que discutiré hoy es uno de los mas controvertidos que debe enfrentar nuestra nación. El tema sobre el que predicaré hoy es "Por qué me opongo a la guerra en Vietnam".

Déjenme aclarar desde el principio que yo considero esta guerra una guerra injusta, malvada y fútil. Mi sermón de hoy es sobre la guerra de Vietnam porque mi conciencia no me deja otra opción. Ha llegado el momento de que América escuche la verdad sobre esta trágica guerra. En los conflictos internacionales es difícil llegar a la verdad, porque la mayor parte de las naciones se engañan a sí mismas. Las racionalizaciones, así como la búsqueda incesante de chivos expiatorios son las cataratas sicológicas que nos impiden ver nuestros pecados. Pero ya han pasado los días del patriotismo superficial. Quienes conviven con la falsedad viven una esclavitud espiritual. La libertad sigue siendo el premio que recibimos por conocer la verdad. Jesús dijo: "Conocerán la verdad, y la verdad os hará libres" Yo he elegido predicar hoy sobre la guerra en Vietnam, porque estoy de acuerdo con Dante en que los lugares mas calientes del infierno están reservados para aquellos que en una época de crisis moral mantienen su neutralidad. Llega un momento en el que el silencio se convierte en traición

La verdad de estas palabras está más allá de toda duda, pero la misión que nos impone es de las más difíciles. Incluso cuando las exigencias de verdad interior se hacen acuciantes, los hombres no asumen fácilmente la tarea de oponerse a las políticas de su gobierno, sobre todo en tiempos de guerra. Y tampoco es sin grandes dificultades que el espíritu humano vence a la apatía del pensamiento conformista, dentro de su propio pecho y del mundo que lo rodea. Es más, cuando algunas cuestiones nos desconciertan, como ocurre con frecuencia en el caso de este terrible conflicto, estamos siempre al borde de quedar paralizados por la duda. Pero debemos avanzar. Algunos de nosotros, que ya hemos comenzado a romper el silencio de la noche, hemos descubierto que el llamado a hablar suele ser una vocación de agonía. Pero debemos hablar. Debemos hablar con toda la humildad que corresponde a nuestra limitada visión, pero debemos hablar. Y también debemos alegrarnos, porque en toda nuestra historia nunca ha habido un disenso tan monumental del pueblo americano durante una guerra.

Las encuestas revelan que casi 15 millones de americanos se oponen explícitamente a la guerra en Vietnam. Y hay millones adicionales que no se atreven a apoyarla. E incluso aquellos millones que sí apoyan la guerra, están desanimados, confundidos y llenos de dudas. Esto revela que millones han elegido ir mas allá del cómodo patriotismo, hacia el terreno del disenso firme, basados en los mandatos de su conciencia y en la lectura de la historia. Por supuesto, una de las dificultades de hacerse oír en estos días es que algunos están buscando equiparar el disenso con la deslealtad. Son días oscuros para nuestra nación cuando las autoridades intentan usar todos sus medios para silenciar el disenso. Pero algo esta ocurriendo, y no podrán callar a la gente. Pero la verdad debe ser dicha, y yo digo que quienes buscan hacer creer que cualquiera que se oponga a la guerra de Vietnam es un tonto o un traidor o un enemigo de nuestros soldados está tomando posición contra lo mejor de nuestras tradiciones.

Sí, debemos tomar posición y alzar nuestra voz. En los últimos dos años he tratado de romper la traición de mis propios silencios y hablar desde mi corazón en llamas, al exigir que se detuviera radicalmente la destrucción de Vietnam. Muchos me cuestionaron el haber tomado este camino. La pregunta que domina el centro de sus preocupaciones es: "¿Por qué está hablando sobre la guerra Dr. King? ¿Por qué se une a las voces que disienten?" Según ellos, la paz y los derechos civiles no deben mezclarse. Pero esta mañana yo les hablo sobre este asunto, porque estoy a resuelto a tomar en serio el Evangelio. Y vengo a mi púlpito hoy a realizar un apasionado alegato a mi amada nación

Este sermón no esta dirigido a Hanoi o al Frente Nacional de Liberación. No esta dirigido a China ni a Rusia. Ni tampoco es un intento de pasar por alto la ambigüedad de toda la situación y la necesidad de una solución colectiva para la tragedia de Vietnam. Ni tampoco es un intento de transformar a Vietnam del Norte y al Frente Nacional de Liberación en modelos de virtud, ni tampoco de pasar por alto el papel que deben jugar en una resolución exitosa del problema. Sin embargo, esta mañana no deseo hablar con Hanoi ni con el Frente Nacional de Liberación, sino mas bien a mis compatriotas, quienes tienen la mayor responsabilidad, y que han entrado en un conflicto que ha costado caro a ambos continentes.

Ahora bien, como soy un predicador por vocación, supongo que no sorprenderá que tenga siete razones de peso para poner a Vietnam en el campo de mi visión moral. Hay una conexión muy obvia y casi simplista entre la guerra de Vietnam y la lucha que yo y otros venimos librando en América. Hace unos pocos años hubo un momento de luz en esa lucha. Parecía que había una promesa real de esperanza para los pobres, tanto blancos como negros, gracias al Programa contra la Pobreza. Hubo experiencias, esperanzas, y nuevos comienzos. Pero luego llego el incremento de tropas en Vietnam. Y vi el programa romperse como si fuera un inútil juguete político de una sociedad enloquecida por la guerra. Y entonces supe que América nunca invertiría los fondos necesarios para la rehabilitación de sus pobres mientras aventuras como la de Vietnam siguieran absorbiendo hombres y capacidades y dinero, como un tubo de succión demoníaco y destructivo. Y puede que ustedes no lo sepan, amigos mios, pero se estima que gastamos 50000 dolares por cada soldado enemigo que matamos, mientras que se gastan solo 53 dolares en cada persona clasificada como pobre, y la mayor parte de esos 53 dolares van a salarios de personas que no son pobres. Por eso me he visto cada vez mas obligado a considerar a la guerra como un enemigo de los pobres, y a atacarla como tal.

Quizás el reconocimiento mas trágico de la realidad tuvo lugar cuando se me hizo evidente que la guerra estaba haciendo mucho mas que aniquilar las esperanzas de los pobres en nuestro país Estaba enviando a sus hermanos, sus hijos y sus esposos a luchas y morir en una proporción extraordinariamente grande en relación al resto de la población. Estábamos tomado a las jóvenes negros, ya arruinados por la sociedad, y enviándolos a 8000 millas de aquí, para garantizar en Asia del Este las libertades que no habían encontrado en Georgia o en East Harlem. Nos hemos enfrentado entonces repetidamente a la ironía cruel de ver en nuestras pantallas de TV a jóvenes negros y blancos matando y muriendo juntos por una nación que no sido capaz de sentarlos juntos en la misma aula. Los vemos en una solidaridad brutal, quemando juntos las chozas de una aldea pobre. Pero nos damos cuenta de que no podrían vivir en la misma calle, en Chicago o en Atlanta. Por eso, no puedo callarme frente a semejante manipulación cruel de los pobres

Mi tercera razón me lleva a un nivel aun mas profundo de mi conciencia, pues se origina en mi experiencia en los guetos del norte en los últimos tres años, y especialmente los tres últimos veranos. Mientras caminaba entre los jóvenes desesperados, rechazados y furiosos, les decía que los cócteles Molotov y los rifles no resolverían sus problemas. Traté de ofrecerles mi compasión mas profunda, manteniendo a la vez mi convicción de que la manera mas significativa de llegar al cambio social es a través de la acción no violenta; pero ellos me escriben y me preguntan "¿Y qué pasa con Vietnam?" Me preguntan si nuestra nación no está usando dosis masivas de violencia para resolver sus problemas y lograr los cambios que desea. Sus preguntas me causaron una gran impresión, y me di cuenta de que nunca más podría alzar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los guetos si no le hablaba primero claramente al principal proveedor de violencia en el mundo actual: mi propio gobierno. Por esos jóvenes, por este gobierno, y por los cientos de miles que tiemblan ante nuestra violencia, no puedo callarme. Ha habido muchos aplausos en los últimos años. Han aplaudido a nuestro movimiento, y me han aplaudido a mi. América y la mayoría de sus periódicos me aplaudieron en Montgomery. Me paré ante miles de negros que estaban al borde de generar disturbios por una bomba puesta en mi casa, y les dije: no podemos hacerlo así. Y nos aplaudieron cuando decidimos hacer sentadas no violentas ante las cafeterías [1]. Nos aplaudieron cuando durante los Viajes de la Libertad [2], recibimos golpes sin responderlos. Nos elogiaron en Albany y Birmingham y Selma, Alabama. Y la prensa fue tan noble en su aplauso y tan noble en su elogio cuando decíamos “No sean violentos con Bull Connor, y cuando decíamos “No sean violentos con Jim Clark" [3]. Pero hay una inconsistencia extraña cuando una nación y su prensa te elogian cuando dices "No sea violentos con Jim Clark", pero te insultan y te maldicen cuando dices: "No sean violentos con los pequeños niños vietnamitas." ¡Algo esta mal con esa prensa!

Como si el peso de este compromiso con la vida y la salud de América no fuera suficiente, en 1964 se me impuso la carga de otra responsabilidad. Y no puedo olvidar que el Premio Nobel de la Paz no es algo que simplemente ocurrió, sino que fue un encargo--el encargo de trabajar más duro que nunca en mi vida por la hermandad de los hombres. Y esto es una vocación que me lleva mas allá de mis lealtades nacionales. Pero incluso si eso no estuviese presente, todavía tendría que darle sentido a mi compromiso con el ministerio de Jesucristo. Para mi, la relación entre este ministerio y la búsqueda de la paz es tan obvia que a veces me sorprendo al escuchar a los que me preguntan por qué hablo en contra de la guerra. ¿Puede ser que no sepan que las Buenas Nuevas están destinadas a todos los hombres, comunistas y capitalistas, sus hijos y los nuestros, blancos y negros, revolucionarios y conservadores? ¿Han olvidado que mi ministerio implica obediencia a Aquel que amo a Sus enemigos tan completamente que murió por ellos? Entonces, ¿qué puedo decirle a los vietcong, o a Mao, o a Castro, siendo un fiel ministro de Jesucristo? ¿Puedo amenazarlos con la muerte, o debo mas bien compartir mi vida con ellos? Finalmente, debo ser fiel a mi convicción de que comparto con todos los hombres el llamado a ser el hijo del Dios viviente. Esta vocación de ser hermanos, e hijos de Dios, esta más allá de la pertenencia a una nación o credo. Y porque creo que nuestro Padre está profundamente preocupado por sus hijos que sufren y están desprotegidos, vengo hoy a hablar por ellos. Y cuando reflexiono sobre esta locura de Vietnam, y busco dentro de mi formas de comprender y responder con compasión, pienso constantemente en la gente de esa península. No estoy hablando de los soldados de ambos bandos, ni del gobierno militar de Saigon, sino simplemente de la gente que hace ya más de tres décadas sufre esta guerra. También pienso en ellos porque me resulta claro que no habrá una verdadera solución a este conflicto hasta que haya algún intento de conocer a esta gente y escuchar sus llantos

Pero déjenme contarles la verdad acerca de esto. Ellos deben ver a los Americanos como libertadores bastante extraños. Se han dado ustedes cuenta de que el pueblo vietnamita proclamo su independencia en 1945, después de una ocupación conjunta de franceses y japoneses. Y esto ocurrió antes de la revolución comunista en China. Su líder era Ho Chi Minh. Y esto es un hecho que no es muy conocido: esta gente se declaró independiente en 1945 y, cuando declararon su independencia de la ocupación extranjera citaron nuestra Declaración de Independencia, y sin embargo nuestro gobierno se rehusó a reconocerlos. El presidente Truman dijo que no estaban listos para ser independientes. O sea que en ese momento fuimos víctimas, como nación, de la misma mortal arrogancia que hace años esta envenenando la situación internacional. Entonces Francia se decidió a reconquistar su antigua colonia. Y lucharon ocho largos, duros y difíciles años tratando de reconquistar Vietnam. ¿Y saben quién ayudó a Francia? Los Estados Unidos de América. Y llegó un punto en el que estábamos pagando el ochenta por ciento de los costos de la guerra. E incluso cuando Francia comenzó a perder su confianza en esta temeraria acción, nosotros no lo hicimos. Y en 1954 se llevó a cabo una conferencia en Ginebra, y se llegó a un acuerdo, porque los franceses habían sido derrotados en dien Bien Phu. Pero incluso después de eso, de los acuerdos de Ginebra, nosotros no nos detuvimos. Y debemos enfrentar el triste hecho de que nuestro gobierno buscó, realmente, sabotear el acuerdo de Ginebra. Después de que los franceses fueron derrotados, pareció que el acuerdo de Ginebra permitiría la independencia y la reforma agraria. Pero llegaron los Estados Unidos, y comenzaron a apoyar a un hombre llamado Diem, que resultó ser uno de los dictadores mas despiadados de la historia del mundo. Decidió silenciar a toda la oposición. Quienes alzaban sus voces contra las brutales políticas de Diem eran brutalmente asesinados. Y los campesinos miraban horrorizados cómo Diem aniquilaba toda oposición. Los campesinos veían también que todo esto era supervisado por la influencia de los Estados Unidos y por las cada vez más numerosas tropas estadounidenses que habían llegado para ayudar a eliminar la insurgencia que los métodos de Diem habían generado. Deben haberse sentido felices cuando Diem fue derrocado, pero la larga linea de dictadores militares no parecía ofrecer ningún cambio real, especialmente en términos de sus necesidades de tierras y paz. ¿Y a quien estamos apoyando hoy en Vietnam? A un hombre llamado general Ky [Vice Mariscal aéreo Nguyen Cao Ky], que lucho con los franceses contra su propio pueblo, y que en una ocasión dijo que su mayor héroe era Hitler. Este es el tipo a quien hoy estamos apoyando en Vietnam. En general nuestro gobierno y la prensa no nos hablan de estas cosas, pero Dios me dijo que se los contara esta mañana. La verdad debe ser dicha.

El único cambio que vieron de parte de los Americanos fue el aumento del compromiso de nuestras tropas con gobiernos singularmente corruptos, ineptos, y sin apoyo popular, y mientras tanto la gente leía nuestros panfletos con las habituales promesas de paz, democracia y reforma agraria. Ahora sufren bajo nuestras bombas y nos consideran a nosotros como sus verdaderos enemigos, y no a sus compatriotas. Caminan tristes y apáticos cuando son sacados de la tierra de sus padres y conducidos a campos de concentración, donde las necesidades sociales mínimas están casi siempre insatisfechas. Pero saben que deben irse o serán destruidos por nuestras bombas. Y entonces se van, sobre todo las mujeres, los ancianos y los niños. Y ven como envenenamos su agua mientras destruimos millones de hectáreas de sus cosechas. Deben llorar cuando las topadoras rugen en sus campos, preparándose a destruir sus valiosos arboles. Vagan entonces hasta las ciudades, donde ven miles y miles de niños sin hogar, sin ropas, corriendo por las calles en grupos, como animales. Ven cómo los niños son maltratados por nuestros soldados, cuando ruegan por un poco de comida. Ven a los niños venderles sus hermanas a nuestros soldados, y prostituyéndose por sus madres. Hemos destruido sus dos instituciones mas preciadas: la familia y la aldea. Hemos destruido su tierra y sus cosechas. Hemos cooperado en la eliminación de la única fuerza política revolucionaria no comunista, la Iglesia Budista Unida. Este es el papel que nuestra nación ha asumido, el papel de quienes impiden las revoluciones pacíficas al negarse a renunciar a los privilegios y placeres que resultan de las inmensas ganancias de las inversiones en el extranjero. Estoy convencido de que si queremos estar del lado correcto de la revolución mundial debemos, como nación, experimentar una revolución radical en nuestros valores. Tenemos que comenzar a transformarnos, de una sociedad orientada a las cosas a una sociedad orientada hacia las personas. Mientras consideremos a las maquinas y las computadoras, a las ganancias y los derechos de propiedad, mas importantes que la gente, sera imposible la conquista del triplete gigante de racismo, militarismo y explotación económica

Una verdadera revolución de valores haría que pronto empezáramos a cuestionarnos la justicia y equidad de muchas de nuestras políticas actuales. Por un lado, estamos llamados a hacer de Buenos Samaritanos en los bordes del camino de la vida, pero eso sera solo el principio. Un día llegaremos a ver que todo el camino de Jericó debe cambiarse, para que hombres y mujeres no sean constantemente golpeados y asaltados a lo largo de su viaje por las carreteras de la vida. La verdadera compasión es más que tirarle una moneda un mendigo. Una verdadera revolución de valores pronto verá con incomodidad y justa indignación el evidente contraste entre riqueza y pobreza. Mirará más allá del mar y verá a los capitalistas occidentales invirtiendo enormes sumas de dinero en Asia, África y América del Sur, sólo para extraer ganancias, sin preocuparse por mejorar las condiciones sociales de los países, y dirá: "Esto no es justo". Verá nuestra alianza con los terratenientes de América Latina, y dirá: "Esto no es justo". Verá que la arrogancia occidental de sentir que puede enseñarle todo a los demás y no aprender nada de ellos no es justa. Verá el orden mundial y dirá de la guerra: "Esta forma de resolver las diferencias no es justa". Este asunto de quemar seres humanos con napalm, de llenar de viudas y huérfanos los hogares de nuestra nación, de inyectar el veneno del odio en las venas de la gente, de devolver a casa, desde los sangrientos campos de batalla, hombres mutilados y alterados sicológicamente, no puede reconciliarse con la sabiduría, la justicia y el amor. Una nación que año a año continua gastando más dinero en el presupuesto militar que en programas sociales, se acerca a la muerte espiritual.

Ay amigos, si hay algo que debemos ver hoy, es que estos son tiempos revolucionarios. En todo el planeta hay pueblos que se levantan contra los viejos sistemas de explotación y opresión, y de las heridas del debilitado mundo nacen nuevos sistemas de justicia e igualdad. Los descamisados y los descalzos se están levantando como nunca antes. Quienes estaban en la oscuridad han visto una gran luz. E inconscientemente dicen, como dice una de nuestras canciones de libertad: "¡No dejare que nadie me engañe!" Es triste ver que, debido al confort, a la complacencia, al morboso miedo al comunismo, y a nuestra tendencia a adaptarnos a la injusticia, las naciones occidentales, que en gran medida generaron el espíritu revolucionario del mundo moderno, ahora se hayan se hayan transformado en archi-antirevolucionarias. Esto ha llevado a muchos a creer que sólo el Marxismo tiene un espíritu revolucionario. Por eso, el comunismo representa nuestra falla en crear una verdadera democracia, y en continuar las revoluciones que iniciamos. Ahora, nuestra única esperanza radica en nuestra habilidad de recapturar el espíritu revolucionario, y salir al mundo, a veces hostil, declarando nuestra eterna hostilidad a la pobreza, al racismo, y al militarismo. Con este compromiso desafiaremos valientemente al status quo, desafiaremos las injustas costumbres, y gracias a esto adelantaremos el día en que "todo valle sea alzado, y todo monte y collado se baje; y lo torcido se enderece; y lo áspero se allane. Y la gloria del Señor se manifestará; y toda carne juntamente la verá"

Al final, una genuina revolución de valores significa que nuestras lealtades deben volverse ecuménicas, mas que parciales. Cada nación debe desarrollar una lealtad superadora hacia la humanidad como un todo, para poder preservar lo mejor de cada sociedad. Esta demanda de fraternidad universal, que eleve nuestros interese mas allá de la propia tribu, raza, clase o nación, es en realidad una demanda a todos los hombres de un amor incondicional, que lo abarque todo. Este concepto, que frecuentemente es malentendido y malinterpretado, y que tan rápidamente rechazan los Nietzches del mundo por considerarlo una fuerza cobarde y débil, se ha transformado ahora en una necesidad absoluta para la supervivencia de la raza humana. Y cuando hablo de amor no estoy hablando de algo débil y sentimental, sino que estoy hablando de esa fuerza que todas las religiones del mundo han considerado el principio de vida supremo y unificador. El amor es la llave que abre la puerta a la realidad última y definitiva. Esta creencia en una realidad última, común a hindúes, musulmanes, cristianos, judíos y budistas, está bellamente resumida en la primera epístola de Juan: "amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros."

Para terminar, dejenme decirles que me opongo a la guerra de Vietnam porque amo a América. Alzo mi voz contra esta guerra, no enojado, sino con ansiedad y pena en mi corazón y, sobre todo, con un deseo apasionado de ver a nuestra nación erigirse en modelo de moral en el mundo. Alzo mi voz contra esta guerra porque estoy decepcionado de América. Pero no puede haber una gran decepción donde no hay también un gran amor. Estoy decepcionado por nuestro fracaso en abordar en forma directa y positiva el triple mal del racismo, la explotación económica y el militarismo. Estamos actualmente en un callejón sin salida que puede llevarnos al desastre nacional. América se ha extraviado en el terreno del racismo y del militarismo. El hogar que demasiados Americanos debieron abandonar estaba sólidamente estructurado, en términos de ideales; sus pilares estaban sólidamente afirmados en los conceptos de nuestra herencia judeo-cristiana. Todos los hombres han sido hechos a imagen y semejanza de Dios. Todos los hombres son hermanos. Todos los hombres son iguales. Todos los hombres son herederos de un legado de dignidad y valor. Todos los hombres tienen derechos que no son otorgados por un estado, ni se derivan de el, sino que son conferidos por Dios. De una misma sangre, Dios hizo a todos los hombres para que vivan juntos en la Tierra. ¡Qué cimientos maravillosos para una casa! ¡Qué lugar mas glorioso y saludable para vivir! Pero América se ha extraviado, y su paseo no le ha causado más que confusión y desconcierto. Ha dejado los corazones doloridos por la culpa y las mentes distorsionadas por la irrealidad.

Es tiempo de que todos aquellos que tienen conciencia le pidan a America que vuelva a casa. Vuelve a casa América. Omar Khayyam tiene razón: "El dedo escribe, y habiendo escrito, sigue su movimiento" Convoco hoy a Washington. Convoco a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en América. Convoco a los jóvenes americanos, que deben decidirse hoy a tomar posición sobre este asunto. Mañana puede ser demasiado tarde. El libro puede cerrarse. Y no dejen que nadie los convenza de que Dios eligió a América como una fuerza divina y mesiánica para que sea una especie de policía del mundo entero. Dios tiene su forma de enfrentar a las naciones y juzgarlas, y me parece oír a Dios diciéndole a América: "¡Eres demasiado arrogante! Y si no cambias tu forma de ser, yo me alzaré y quebraré la columna vertebral de tu poder, y la pondré en las manos de una nación que ni siquiera sabe mi nombre. Estate quieta y conoce que yo soy Dios."

Pero no es fácil tomar posición por la verdad y por la justicia. A veces implica frustrarse. A veces decir la verdad y tomar posición implica caminar por las calles con un peso en el corazón A veces implica perder el trabajo y ser objeto de la burla y el escarnio. Y puede implicar que un niño de siete u ocho anos le pregunte a su papa "¿Por qué tienes que ir a la cárcel tanto tiempo?" Y hace mucho ya que he aprendido que ser un seguidor de Jesucristo implica cargar la cruz. Y mi Biblia me dice que el Viernes Santo viene antes de la Pascua. Antes de llevar la corona, debemos cargar la cruz. Carguémosla, por la justicia, carguémosla por la verdad, carguémosla por la justicia, y por la paz. Salgamos esta mañana con esa determinación. Yo no he perdido mi fe. Y no desespero, porque sé que existe un orden moral. No he perdido la fe, porque el arco del universo moral es largo, pero se curva hacia la justicia. Todavía podemos cantar "Venceremos!" porque Carlyle tenia razón "ninguna mentira dura por siempre". Venceremos porque William Cullen Bryant tenia razón: "La verdad, derribada por tierra, se levantará otra vez." Venceremos, porque James Russell Lowell tenia razón: "La verdad está siempre en el cadalso, y la mentira siempre en el trono". Sin embargo, en ese cadalso se balancea el futuro. Venceremos porque la biblia tiene razón "Cosecharas tu siembra". Con esta fe seremos capaces de sacar una piedra de esperanza de la montaña de la desesperanza. Con esta fe podremos transformar las ruidosas disonancias de nuestro mundo en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos adelantar el día en el que la justicia fluirá como agua, y la probidad como un potente torrente. Con esta fe podremos adelantar el día en que el león y el cordero yacerán juntos, y cada hombre se sentará bajo su propia vid y bajo su propia higuera, y nadie tendrá miedo porque las palabras de Dios lo han predicho. Con esta fe podremos adelantar el día en que en todo el mundo podamos tomarnos de la mano y cantar las palabras del negro spiritual "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! !Gracias Dios todopoderoso, al fin somos libres!" Con esta fe cantaremos, de la misma manera en que nos preparamos para cantar ahora. Los hombres transformarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Y no se alzarán nación contra nación, ni estudiarán mas la guerra. Y yo no se ustedes, pero yo nunca mas estudiaré la guerra.

Notas

[1] Se refiere a las protestas contra la segregación en las cafeterías, en las cuales los negros sólo podían comer en la barra.

[2] Los Viajes de la Libertad consistían en ómnibus con negros y blancos que recorrían los estados del Sur, en protesta por las políticas de segregación en el transporte público.

[3] En 1965 se realizó una serie de marchas desde la ciudad de Selma hasta la de Montgomery, ambas en Alabama, para pedir por los derechos de los votantes negros. La policía y los gobernadores trataron de suspenderlas y hubo una violenta represión. Jim Clark era el sheriff de Selma, y Bull Connor un político y policía de la misma ciudad.