Por RAFAEL CHALJUB MEJÍA
rafaelcm24[@]hotmail.com
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Rafael Chaljub Mejìa
Recuerdo que esa pregunta se la hice al compañero José Francisco Peña Gómez en el proceso electoral de 1996, porque me di cuenta de que él tomaba erróneamente como blanco principal de sus críticas al presidente Balaguer, cuando el adversario al que debía enfrentar, y que finalmente lo venció, era el doctor Leonel Fernández.
En el presente proceso una parte de la oposición ha vivido una situación muy parecida. Desde que el doctor Fernández salió del palacio nacional parte importante de las fuerzas progresistas y opositoras lo tomó como objetivo principal, y lanzó contra él sus más cerradas descargas.
A pesar de la vieja máxima emepedeísta de que los gobiernos de turno son la expresión concreta de la dominación reaccionaria, al presidente Danilo Medina se le puso en segundo plano.
Y algunos comentaristas y opinadores, incluso de la intelectualidad progresista, le dieron un estímulo solapado a que buscara la reelección.
Así, hubo un enfoque equivocado, se subestimó el efecto que podía surtir en el actual Presidente la tentación del continuismo. Se le subestimó también como político de garras. A pesar de que sobraban las evidencias de que la campaña reeleccionista seguía su curso y debió pensarse que si tal campaña se hacía era porque contaba con la autorización del Presidente.
Ahora ha resultado que la máquina del continuismo aceleró la marcha y al primero que se llevó de encuentro fue al doctor Fernández, y como no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir, hoy algunos parecen alarmarse porque al rival contra el cual hay que batirse es precisaamente aquel al que se le dejó avanzar y poner su plan en marcha sin hacérsele una oposición firme.
El torero mata al toro porque el toro embiste al trapo y no al torero. Porque el cuadrúpedo se equivoca al elegir su blanco de ataque.
De todos modos, aún hay remedio. Ya no hay lugar a la confusión y el adversario a enfrentar está a la vista. Por más arrolladora que aparente ser la máquina reeleccionista, hay una insatisfacción muy extendida.
Hay un clamor expreso por la unidad de las fuerzas anti-reeleccionistas y una propuesta de Convergencia para enfrentarla que merece ser atendida. Ojalá no falten la sensibilidad y la comprensión de que esa es la vía y no se pierda más tiempo para marchar por ella.
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