1 de agosto de 2012

TEMAS INTERNACIONALES PARA LA COMPRENSIÓN DEL MUNDO ACTUAL


TEMAS
Nueva guerra fría
Desde principios del siglo XX, los anglosajones consideran a la URSS, y posteriormente a Rusia, como su principal enemigo. Convencidos de que Moscú trataría de invadir toda Europa después de la derrota del III Reich, los anglosajones prolongaron la Segunda Guerra Mundial para debilitar a los soviéticos, bombardearon las ciudades alemanas para que el Ejército Rojo no pudiera obtener nada de ellas e incluso lanzaron dos bombas nucleares sobre la población japonesa para disuadir a Stalin de toda pretensión de obtener algún tipo de ventaja militar. En 1949, fundaron la OTAN y convirtieron la división de Europa en dos zonas de ocupación en una guerra fría que se mantuvo hasta la desaparición de la URSS.
Sin embargo, ante la inesperada recuperación de Rusia, los anglosajones regresan a su estrategia inicial. La continuidad de su política antirrusa está representada por el profesor Zbignew Brzezinski, consejero para la seguridad nacional del presidente demócrata James Carter. Brzezinski se pasó al Partido Republicano y regresó después al Partido Demócrata para lograr la elección de su alumno Barack Obama. Artífice, en los años 1970, de un apoyo incondicional al sha de Irán y de la organización de la guerra contra los soviéticos en Afganistán, Brzezinski aconseja hoy un acercamiento al régimen islámico iraní y la extensión de la guerra a Pakistán.
Moscú, que logró vencer el emirato islámico de Ichkeria (Chechenia) y detener la agresión georgiana en Osetia del Sur, cayó sin embargo en la trampa de Ucrania durante la guerra del gas. La estrategia de la nueva guerra fría no es muy diferente de la anterior. Carente de imaginación, la prensa atlantista aplica a la Rusia de hoy los mismos clichés que a la URSS del pasado, a pesar de que se trata de situaciones muy diferentes. Londres, antiguo refugio de los disidentes, acoge hoy en día a los oligarcas mafiosos fugitivos. El Pentágono despliega un supuesto escudo antimisiles, como hizo anteriormente con los cohetes Pershing II, mientras que la OTAN se amplía hacia el este y abre nuevas bases en el Gran Norte para cercar al enemigo de siempre, etc.
EL NACIONALISMO HOY EN UN MUNDO DIVIDIDO
1956, cuestión nacional y Guerra Fría 
por Domenico Losurdo
 
 
 
EL DOBLE VETO PROHÍBE LA GUERRA IMPERIAL CONTRA SIRIA
por Thierry Meyssan
El CCG y la OTAN pierden su liderazgo
DAMASCO (SIRIA) | 9 DE FEBRERO DE 2012
Contrariamente a lo sucedido en el momento de la agresión contra Irak, Francia no ha defendido los principios del derecho internacional en el caso de Siria sino que se ha unido al bando del imperio y repite sus mentiras. Junto a Estados Unidos y Gran Bretaña, Francia acaba de sufrir una histórica derrota diplomática, mientras que Rusia y China se convierten en los defensores de la paz y de la soberanía de los pueblos. La nueva correlación internacional de fuerzas no sólo es resultado de la decadencia de Estados Unidos en el plano militar, sino que demuestra además su creciente desprestigio. A fin de cuentas, los occidentales acaban de perder el liderazgo que habían logrado acaparar a lo largo del siglo XX, y lo pierden porque se alejaron de la legalidad traicionando sus propios (...)
 
 
 
 
 
 
 
 
En 1992, Estados Unidos trató de aplastar militarmente la Transnistria
TIRASPOL (TRANSNISTRIE) | 17 DE ABRIL DE 2010
En medio de la confusión del desmembramiento de la URSS y de las proclamaciones de independencia de los Estados soviéticos, los medios de difusión concedieron muy poca atención a la de Transnistria. Esto motivó que Estados Unidos, ansioso por consolidar su propia influencia, se opusiera al reconocimiento de la Transnistria por parte de la ONU y que Washington tratara incluso de aplastarla aportando su apoyo a una invasión rumano-moldava a través del río Dniéster. Los estadounidenses cometieron sin embargo un grave error al subestimar a los generales de Moscú que se oponían Boris Yeltsin. Utilizando los medios del 14º Ejército ruso, estacionado en la propia Transnistria, esos generales hicieron posible la victoria de la resistencia popular dirigida por el actual presidente de la Transnistria (también conocida como Pridnestrovia), Igor Smirnov. Este artículo refiere acontecimientos no divulgados que permitieron alcanzar el status quo que las discusiones sobre el estatus de Kosovo y la retirada (...)
 
 
 
 
OPONERSE A LA DOMINACIÓN MUNDIAL QUE CIERTAS POTENCIAS TRATAN DE IMPLANTAR
por Sergéi Lavrov
 
 
 
 
EX-YUGOSLAVIA
 
 
¿COMO SARAJEVO EN 1914?
por Jürgen Elsässer
 
 
 
 
 
 
 
 


LA GUERRA FRÍA Y LA ÉPOCA ACTUAL



Enseñanzas de la« Guerra Fría» y la época actual


El 5 de marzo de 1946, Winston Churchill pronunció en Fulton su discurso que marcó el inicio de la “guerra fría”. Dos semanas antes, en Washington había sido recibido el famoso “telegrama largo” de John Kennan, paralelamente se desarrollaban las crisis en Irán y Turquía, pronto se proclamarían la Doctrina Truman, el Plan Marshall y otras muchas cosas.


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Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia 
Sergey LAVROV
El 5 de marzo de 1946, Winston Churchill pronunció en Fulton su discurso que marcó el inicio de la “guerra fría”. Dos semanas antes, en Washington había sido recibido el famoso “telegrama largo” de John Kennan, paralelamente se desarrollaban las crisis en Irán y Turquía, pronto se proclamarían la Doctrina Truman, el Plan Marshall y otras muchas cosas.
Pero precisamente con este discurso del ex primer ministro de Gran Bretaña se relaciona la evolución de los sucesos que maduraban y, en definitiva, recibió su denominación de “guerra fría”. En este discurso quedó formulado con la mayor precisión el nuevo paradigma de las relaciones internacionales. Esta fecha está tan cercana a la otra, el 9 de mayo de 1945, que es imposible analizarlas fuera de su interconexión estrecha, si bien es evidente que simbolizan dos épocas absolutamente diferentes; por el contenido, por la mundivisión y la propia naturaleza de las relaciones internacionales, diferentes por sus consecuencias para la política europea y mundial.
Parecería que ahora, 60 años después, cuando ya pasó a la historia la “guerra fría” historia, se puede evaluar objetivamente aquel momento crucial. Sin embargo, los orígenes de la “guerra fría” hasta la fecha siguen siendo vagos. Por ende, es necesario entender qué pasó entonces, cómo sucedió que la política pragmática que aunaba a los aliados en la guerra contra Alemania nazi fue sustituida por otra política, la de confrontación, basada en las ideas y principios que no podían dejar de dividir.


Estoy convencido de que demasiadas cosas en la vida internacional actual requieren enfocar desde una óptica crítica la historia de la “guerra fría” y renunciar a la apologética de este fenómeno complejo. El mundo ha entrado de nuevo en una etapa crucial. Y el futuro del planeta y de cada país, Rusia incluida, dependerá de las conclusiones a que lleguemos. Es imposible invertir la historia, pero es posible comprenderla para no repetir los errores. Si era inevitable y justificada una drástica transición de la política de aliados a la confrontación ideológica, entonces semejante interpretación de la historia corroborará los enfoques análogos en nuestros tiempos. En cambio, si la “guerra fría” fue una aberración en la evolución de las relaciones internacionales, entonces es posible y necesario cambiar esta lógica en la política actual.


La “guerra fría”, por su esencia, fue la rivalidad de dos sistemas encabezados por la URSS y los EE.UU. que tenía no sólo la dimensión político-ideológica sino también otras dimensiones. El origen de la “guerra fría” no se reduce, ni mucho menos, al esquema que prevalece en los países occidentales: la renuncia de la URSS a la cooperación con los aliados occidentales y su retorno a las prácticas de “expansión comunista” provocaron la respuesta de Occidente a la “amenaza soviética”. El deslizamiento a la “guerra fría”, tal como se confirma por los documentos de archivo y las investigaciones de historiadores objetivos, fue, como mínimo, el proceso bilateral; además, los EE.UU. y Gran Bretaña eran responsables en gran medida de este proceso. La opción que hicieron, basada en las premisas que mayormente no se han justificado, de hecho dio inicio a la creación del nuevo orden mundial bipolar.


La política de la URSS en la segunda mitad de los años 40, a pesar de ser rígida, tenía carácter defensivo en muchos aspectos y, a su modo, consecuente y predecible. Teniendo en cuenta las enseñanzas de la Gran Guerra Patria (1941-1945), estaba apuntada a crear un cinturón de protección de Estados amigos a lo largo de sus fronteras occidentales, a obtener salidas al Océano Mundial y garantizar la máxima profundidad de defensa por el perímetro. Tampoco se puede olvidar que la Unión Soviética, que hizo el aporte decisivo a la victoria sobre la Alemania nazi, hacia finales de la guerra agotó todos sus recursos. Moscú no podía físicamente lanzar ninguna iniciativa de confrontación con los aliados.


Durante la guerra los EE.UU. e Inglaterra aceptaban con tolerancia las exigencias geopolíticas de la URSS, reconocían la legitimidad de sus intereses de seguridad y se atenían al rumbo hacia la integración de la URSS en la comunidad occidental. La victoria cambió drásticamente la actitud de los aliados hacia los intereses soviéticos.


La ocupación conjunta del territorio de Alemania debía seguir siendo principio unificador para los aliados. Pero ello no sucedió. En vez de ello surgió la división ideológica. De otra manera es difícil explicar la consigna anglo-americana de “disuasión” de la Unión Soviética: una estrategia que no simplemente bloqueaba la “expansión” de Moscú sino que tenía por objetivo final de la “guerra fría” destruir el propio sistema soviético.


El factor ideológico, por supuesto, no pudo limitarse a la política exterior. La política de Occidente encaminada a aislar y extenuar la URSS en la carrera de armamentos redundó en privaciones duras para el pueblo soviético y prolongó la vida del sistema estalinista. Las condiciones del “ambiente enemigo” y la amenaza permanente para la seguridad nacional ofrecían razones para establecer control total sobre la sociedad y provocaban la ineficacia económica del sistema. La “guerra fría”, con su militarización y conformismo, le costaron mucho también al pueblo norteamericano, habiendo tergiversado para largo tiempo las prioridades nacionales y las normas de la democracia en aras de combatir la “amenaza externa”. Los conflictos locales de la “guerra fría” se cobraron millones de vidas humanas.


La rivalidad soviético-estadounidense por la influencia mundial, por lo visto, fue inevitable, pero pudo haber adquirido otras formas, menos confrontacionistas y peligrosas. Máxime porque Occidente tenía ventajas sobre la URSS en toda la gama de componentes militares, económicos, científico-técnicos y otros. Por consiguiente, disponía de una mayor libertad de opción pudiendo permitirse una política más moderada con respecto a la URSS. ¿Acaso en el discurso de Winston Churchill no hubo algo de la profecía: la Unión Soviética no pudo amenazar Occidente en aquel entonces, pero en el transcurso de la “guerra fría” halló este potencial? En vez del arreglo político de las discrepancias, tal como reconocería más tarde John Kennan, autor principal de la estrategia de “disuasión”, “de la Unión Soviética se exigía la capitulación incondicional, y aquella era demasiado fuerte para aceptarla”.


“Tras la Segunda Guerra Mundial percibíamos la Rusia estalinista como una fuerza expansionista y agresiva y respondíamos de la manera pertinente –escribía Henry Kissinger–. Reconocemos que, por lo visto, hemos creado la impresión en la parte soviética de que tratábamos de meter la URSS en una posición de pérdidas permanentes. Tampoco comprendíamos bien que las necesidades de la seguridad de una potencia continental difieren notablemente de las necesidades de una potencia rodeada –como la nuestra– por océanos. Nuestra historia, carente de incursiones extranjeras desde 1812, nos hizo insensibles hacia los problemas de un país que sufrió en su propia carne invasiones reiteradas”. El cuadro se completaba con la demonización del rival y la visión del mundo en blanco y negro.


Es imposible dejar de destacar la evidente prisa de las resoluciones anglo-americanas sobre el comienzo de la “guerra fría”. Decisiones tan fundamentales para los destinos del mundo fueron tomadas entre dos potencias y sobre una base muy endeble que resultó ser un factor a corto plazo basado en el monopolio del arma atómica. Pienso que no sólo desde la óptica de hoy se puede caracterizar este enfoque como irresponsable. La evolución de los sucesos, las peripecias de la rivalidad geopolítica y la carrera de armamentos nucleares entre la URSS y los EE.UU. ofrecen para tal evaluación razones más que suficientes. Pero en definitiva el mundo pasó a la distensión, política, por la que bien se podía haber optado ya en los años 1945-1946. Parece que para la distensión fueron muy importantes los vínculos comerciales, económicos y financieros de los EE.UU. con la URSS en el período de posguerra. En Moscú se daban perfecta cuenta de ello. La economía pudo haber ejercido un impacto estabilizador sobre las relaciones políticas. Tras haber promovido varias condiciones políticas, los EE.UU. renunciaron de hecho a las negociaciones sobre las propuestas soviéticas relativas a los créditos que habrían podido ayudar a elaborar una agenda conjunta positiva.


Si bien en Moscú no alimentaban ilusiones especiales, pero esperaban que la confrontación no sería total. De cara a la política de los aliados a Moscú no le quedaba otra cosa que admitir la inevitabilidad de lo que pasó, aunque con su propia “salsa” ideológica.


La historia desconoce convencionalismos. Pero es evidente que la URSS, que había pagado un enorme precio por la victoria común, de cuyos frutos, aunque en diferente medida, se aprovecharon todos, estuviera dispuesta a jugar respetando las reglas y a asumir determinados compromisos. Moscú presentó no pocas pruebas de ello. Habla a favor de esto la propia secuencia de los sucesos, y su desarrollo en Asia dependía, en rigor, de la opción de los EE.UU. dictada por motivos ideológicos. La cooperación bien habría podido generar una política más moderada con respecto a los países de Europa Central y del Este. Sin embargo, la sensación de confrontación en todos los derroteros, la falta de la reciprocidad y de los estímulos para ponerse de acuerdo excluían expresamente semejante opción.


Creo que la renuencia de sacar conclusiones de la “guerra fría”, analizar honrada y críticamente sus efectos es manifestación de la inercia intelectual y psicológica que crea amenaza a las relaciones internacionales en nuestros tiempos. No se trata de la respuesta a la pregunta, que parece trivial, de quién triunfó y quién perdió en la “guerra fría”. Lo principal es que con su finalización han ganado todos, porque se liberaron de sus cadenas.


La “guerra fría” frenaba la ONU siendo, en rigor, una alternativa a la genuina diplomacia multilateral. Prevalecían la disciplina bloquista, la conveniencia política y los intereses de guardar apariencias ideológicas. Estoy convencido de que justamente ahora, terminada la “guerra fría”, puede revelarse completamente el potencial de las Naciones Unidas. Por supuesto, es preciso que se adapte a las condiciones actuales, a lo cual están apuntadas las resoluciones, aprobadas unánimemente, de la Cumbre-2005. Tenemos una base buena, incluidos los principios fundamentales de la Carta de la ONU. Si la ONU había conseguido servir a los intereses de la comunidad mundial en tiempos peores, tanto más la Organización es capaz de hacerlo eficazmente en la actualidad, cuando se asiste a la buena voluntad de todos los Estados.


Actualmente no vale la pena convencer a nadie de que el mundo se topa con una amenaza real de división entre civilizaciones. La generan los terroristas, pero no sólo ellos. Les hacen el juego los extremistas de la otra parte, tal como lo testimonia la “crisis de caricaturas”, como también los enfoques ideologizados de los problemas internacionales en general. Los paralelos directos con la experiencia de la “lucha contra el comunismo”, las consignas que tienen atisbos de islamofobia y las reincidencias de la política de doble rasero en materia de desarrollo democrático y la protección de los derechos humanos inducen a hacer tales interpretaciones.


La lógica de los enfoques ideologizados de los asuntos internacionales se opone directamente a los imperativos de la globalización. Se globalizan no sólo las posibilidades sino también las amenazas. De ahí, la única conclusión: únicamente con los esfuerzos colectivos de la humanidad se puede contrarrestar con eficacia los nuevos retos y amenazas para la seguridad y el desarrollo estable. La indivisibilidad de la seguridad y la prosperidad no nos ofrece una alternativa razonable.


La cuestión de los orígenes y el sentido de la “guerra fría” reviste suma importancia. En este sentido debe haber claridad. Y no hay que cerrar los archivos: sin los documentos auténticos es imposible aclarar las cuestiones que quedan. Rusia está dispuesta a realizar investigaciones conjuntas, enfocando objetivamente la historia (y esas tentativas se emprendían también entonces, al despuntar la “guerra fría”), sus acontecimientos, hechos y fenómenos. Invitamos a ello a nuestros socios internacionales, sobre todo a los antiguos aliados en la lucha contra el nazismo.


Las nuevas condiciones imponen asimismo una nueva forma de liderazgo en el mundo. En Rusia están convencidos de que se deberá optar por un liderazgo responsable con fines de formar criterios comunes con las mayores potencias. Y esto es factible de conseguir, porque en la comunidad internacional existe la respectiva voluntad política. Deberá ser nuestra supertarea común el reforzar los principios colectivos multilaterales en la política mundial.


La “guerra fría” da enseñanzas comunes para todos: carácter nefasto del complejo de infalibilidad y de la aspiración a hacer felices a los demás pueblos contra su voluntad, el peligro de la militarización de las relaciones internacionales y la tentación de apoyarse en los métodos militares para resolver los problemas, en vez de arreglarlos por vía negociada.


Rusia, habiendo salido resueltamente de la “guerra fría”, dejó de ser un Estado imperialista ideologizado. Esta emancipación de las fuerzas y recursos rusos es fructífera para los intereses de Europa y el mundo entero. Rusia halló la libertad de desarrollarse de acuerdo con su destino histórico, es decir, aportar su contribución a la estabilidad internacional y al acuerdo entre las civilizaciones en la fase muy importante de formación de la nueva arquitectura de las relaciones internacionales.


La actual situación en el mundo, a pesar de sus desafíos, difiere radicalmente del período de la “guerra fría”. Pese a las reincidencias de los enfoques antiguos, de todos se hace cada vez más evidente el carácter común de los objetivos que afrontan todos los países. Rusia, EE.UU. y otras naciones colaboran estrechamente en un amplio cúmulo de problemas, tales como la lucha contra el terrorismo y la no proliferación de las armas de exterminio masivo, incluyendo en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el G-8 y en el Consejo Rusia–OTAN. Entre nosotros se establecen lazos comerciales, económicos e inversionistas sentando así los fundamentos de la interdependencia y del interés mutuo que faltaba tanto antes. Resolvemos en común los problemas de la seguridad energética global, la lucha contra las epidemias y la garantía del acceso a la educación moderna. La intelección conjunta de nuestro pasado común no hará sino consolidar la comprensión y confianza mutuas permitiendo superar definitivamente la herencia de la “guerra fría” en la política mundial. 




Fuente



ANIVERSARIO DE MUERTE DE TORRIJOS

  Conmemoran en Panamá aniversario de muerte de Torrijos





Panamá, 1 ago (PL) El 31 aniversario de la muerte del general Omar Torrijos en un supuesto accidente aéreo cuyas causas aún no han sido aclaradas totalmente, fue conmemorado por el Partido Revolucionario Democrático (PRD) fundado por él.
El torrijismo no es algo que se dice, se actúa como torrijista o no, dijo su hijo y expresidente de la República Martín Torrijos Espino en los actos de conmemoración realizados la víspera.
Torrijos Espino lamentó que un país como Panamá, que caminaba por un sendero del progreso, hoy se esté llevando por una confrontación innecesaria.
Adolfo Ahumada, orador de fondo en los actos organizados por la Fundación Omar y realizados en el mausoleo de la Calzada de Amador, afirmó que ante la situación política complicada que vive el país es en el torrijismo donde está la tabla de salvación para Panamá.
Ahumada destacó que Torrijos tenía la capacidad de no alejarse de la realidad, escuchar y conversar en lugar de creer que todo el mundo debía pensar igual que uno.
En los actos participaron representantes de todas las corrientes y los precandidatos presidenciales del torrijismo, así como los aspirantes a dirigir el Consejo Ejecutivo Nacional del PRD. El general Omar Torrijos murió hace 31 años cuando la aeronave en que viajaba se estrelló en el cerro Marta, en Coclé. Hasta allí subieron esta semana contingentes de jóvenes de ese partido para depositar ofrendas florales en el busto erigido en el lugar de los hechos.





31 de julio de 2012

CARIBEÑAS EN MEDIO DE LA TORMENTA


República Dominicana
Caribeñas en medio de la tormenta


El enfoque de género en las políticas públicas para afrontar y adaptarse al impacto de las variaciones climáticas figura entre las asignaturas pendientes en la región del Caribe, pese a la demostrada capacidad de las mujeres para el manejo y gestión de riesgos de desastres.Las mujeres, sobre todo en el ámbito comunitario, suelen encabezar las redes capacitadas en planes de contingencia ante desastres naturales y actúan con eficiencia en los programas sanitarios, de albergues y otras emergencias. Pero a la vez son las más vulnerables, como reflejan las estadísticas a la hora del conteo de víctimas tras el impacto de un evento extremo.

En 2007, la tormenta Noel dejó en República Dominicana 88 personas fallecidas y 14 desaparecidas, además de 66.000 desplazadas.

Los datos oficiales de entonces no están desagregados por género, aunque estudios de la Organización de las Naciones Unidas documentaron casos de violencia sexual contra mujeres en los refugios, donde también aumentó para ellas la carga doméstica.

En Indonesia, el tsunami del 24 de diciembre de 2004 mató cuatro veces más mujeres que hombres. En su gran mayoría no sabían nadar y permanecieron en sus viviendas para cuidar a los niños y niñas y sus pertenencias, o simplemente carecían de habilidad o fortaleza para subir a un árbol o un techo.

Expertos coinciden en que el impacto previsible del cambio climático, con huracanes más intensos y sequías e inundaciones de mayor frecuencia y severidad que amenazan la vida de las personas y la seguridad alimentaria, hacen todavía más urgente atender con perspectiva de género los procesos de gestión de riesgos y la adaptación a las transformaciones ambientales.

Pero "la integración de la perspectiva de género en estos procesos requiere que las políticas públicas partan de un diagnóstico de reconocimiento de las desigualdades existentes en la sociedad entre hombres y mujeres y clases sociales", dijo Lourdes Meyreles, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en República Dominicana.

En entrevista con IPS, esta experta indicó que los factores que incrementan la vulnerabilidad de las mujeres están vinculados a su desventaja respecto del acceso a recursos fundamentales para la adaptación al cambio climático, como la propiedad de la tierra, posibilidad de crédito o inserción en la toma de decisión para la distribución de recursos claves como el agua.

"A pesar de que las mujeres son las que manejan este recurso fundamental, no necesariamente están presentes en las instancias en las cuales se toman decisiones en torno al mismo. Afrontar esta desigualdad constituye un reto fundamental de una política pública", sostuvo Meyreles.

En su opinión, la incorporación de la perspectiva de género en la institucionalidad ligada a la gestión de riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático tendría como consecuencia importante llevar ese enfoque a todos los aspectos de la política sobre el tema: diagnósticos previos, diseño, implementación y evaluación.

"Para esto es necesario un cambio de mentalidades, voluntad política y rendición de cuentas", consideró la socióloga, quien admitió que en ese sentido no hay avances visibles ni en República Dominicana ni en el resto del Caribe insular, un área especialmente vulnerable a eventos hidrometeorológicos.

La especialista insistió en que un enfoque de género eficiente debe asentarse en la integración de "los mecanismos de la mujer con los de gestión de riesgo de desastres y de adaptación al cambio climático", lo cual conlleva tener en cuenta "las especificidades" ligadas a las mujeres y los hombres involucrados en estos procesos.

En ese sentido, agregó, se requiere el análisis de las vulnerabilidades de mujeres y hombres frente al cambio climático y también de sus capacidades para luego incorporar ese diagnóstico a las acciones de adaptación. "El tema del acceso diferenciado a los recursos naturales, a su uso y su conservación debe ser un eje fundamental del enfoque", recalcó.

Meyreles puntualizó que "el diagnóstico del rol de las mujeres y los hombres frente a la agricultura y la seguridad alimentaria, el manejo de las costas, de los bosques, del agua, es clave para que las políticas que dirijan los procesos de adaptación tengan una perspectiva de género y puedan crear mecanismos efectivos, inclusivos y equitativos".

Al evaluar la situación de las dominicanas ante los riesgos de desastres, la socióloga de Flacso alertó que es similar a la de toda la población de este país, ubicada en su mayoría en "zonas urbanas muy vulnerables a amenazas hidrometeorológicas, sísmicas y otras".

"El hecho de que una proporción importante de mujeres son jefas de hogar y viven en las zonas más empobrecidas del país, las coloca en posiciones de mayor vulnerabilidad que muchos hombres", dijo.

Un gran riesgo que corren en situaciones de desastres es "la violencia sexual y de género", explicó.

Ellas también poseen capacidades específicas frente a los desastres, como su manejo y liderazgo en las redes y organizaciones comunitarias, su conocimiento experto de las comunidades en las que viven, su capacidad de manejo de los asuntos ligados a la salud, y al cuidado en situaciones de emergencia, entre otras cualidades, detalló.

"Se requieren mayores esfuerzos para que también estos roles impliquen atender necesidades estratégicas de género de las mujeres en los contextos de desastres, y que entonces se pueda hablar de una efectiva incorporación de la perspectiva de género a la gestión de riesgos y a la adaptación al cambio climático", concluyó Meyreles.

Las autoridades dominicanas reconocen que hay una proliferación de asentamientos urbanos en condiciones de extrema pobreza instalados en cauces fluviales, lo cual aumenta la vulnerabilidad ante manifestaciones del cambio climático como lluvias intensas e inundaciones. La situación impacta especialmente a las mujeres.


IPS



Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=101081

"ES UN DERECHO PENSAR DIFERENTE"


Entrevista a Ivone Gebara, brasileña, monja y feminista




–¿Por qué quiso ser monja?
–Es una larga historia. Yo siempre había estudiado en escuela de monjas pero nunca había querido ser monja. Pero de repente, en los años ’60 entré en la universidad para estudiar Filosofía y me encontré con algunas monjas que estaban muy conectadas políticamente y trabajaban con las poblaciones pobres, y empezó a dibujarse para mí como una alternativa de vida. No lo tenía tan claro pero me parecía una vida más libre que la vida de familia y tener pareja.
–Suena raro que haya ido a un convento en busca de libertad...
–Es que nunca me he sentido encerrada. A veces iba a conferencias en la Universidad de San Pablo, que era un foco de lucha antidictadura, y tenía la llave de la casa de las monjas. Mi historia fue de búsqueda de libertad. No soporto que me impidan pensar. Es un derecho pensar diferente. Y ésa ha sido la clave de mi vida, con todos los tropiezos y las contradicciones, porque a veces una no ve claro, y va por un camino y después no es por ahí.
–Realmente suena contradictorio que una mujer busque libertad dentro de una estructura patriarcal, machista y conservadora como la Iglesia Católica. ¿Cómo se entiende?
–Sí, muy contradictorio. Cuando entré en la vida religiosa, fue en 1967, cuando tenía 22 años. Era el momento de los grandes cambios de la Iglesia Católica, justo después del Concilio Vaticano II. Las congregaciones religiosas eran invitadas a aggiornarse. Fue el tiempo en que dejamos las instituciones para vivir entre los pobres. Y ésa ha sido una característica de la vida de las mujeres: salir de las instituciones y vivir en las comunidades populares. Para mí era una vida llena de desafíos. Desde que era estudiante quería cambiar el mundo. Siempre me pareció una injusticia que hubiera gente tan, tan rica y gente tan, tan pobre. Pensaba que algo se podía hacer. La vida de las monjas me parecía "un” camino, no "el” camino, que se ajustaba un poco a mi tradición familiar, donde había sido muy protegida y resguardada.
–¿Su familia era muy religiosa?
–No. Vengo de una familia de inmigrantes siriolibaneses, con todos los miedos que los inmigrantes tienen sobre todo con las chicas, que los lleva a no permitirles que salgan solas. Soy hija de la primera generación en Brasil. Luché mucho por ir a la universidad. Mis padres no querían. No por el hecho de no querer que yo estudiara, pero sí porque pensaban que el mundo podía ser peligroso para mí. Esas cosas nunca me entraron. Siempre he sido una rebelde. Siempre he sido una peleona dentro de las estructuras familiares.
–¿No se sintió limitada en el convento con ese espíritu tan rebelde?
–No puedo decir que no hubo cosas que me limitaban. Claro, hubo, como en todas las formas de vida. Pero una característica de mi congregación es que hay que respetar la libertad de las personas. Eso es muy fuerte. Y llega a veces a ser bastante contradictorio.
–¿Cuál es su congregación?
–Hermanas de Nuestro Señor, una congregación de origen francés, sólo de mujeres. Estamos en muchos países, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Vietnam, Hong Kong, y en Latinoamérica, en Brasil y México.
–¿Cómo es el vínculo de las congregaciones de mujeres con el Vaticano?
–Oficialmente hay un vínculo de dependencia en el sentido de que la organización de las congregaciones es aprobada por el Vaticano. Algunas mujeres se han sometido, pero nosotras hemos querido hacer lo que creíamos, que era nuestra interpretación del Evangelio. Siempre hemos peleado incluso con el Vaticano, discutiendo nuestros textos.
–¿La suya es una congregación feminista?
–No. Hay poquísimas monjas feministas en la congregación. No sé si puedo nombrar más de cuatro conmigo.
–¿Cómo empezó a incorporar la conciencia de género?
–Yo pertenecía a la Teología de la Liberación. Siempre trabajé desde la perspectiva de la liberación de los pobres, de los movimientos sociales y políticos. El foco era cambiar el mundo desde los pobres. Yo sabía que existía el feminismo, conocía algo del feminismo norteamericano, brasileño y argentino. Pero en la Teología de la Liberación, sobre todo los varones más eminentes, nos decían que el feminismo era cosa de América del Norte, que el feminismo en Latinoamérica era importado. En tanto militante de la Teología de la Liberación trabajaba en el Instituto de Teología de Recife dando charlas. Siempre, siempre había una sospecha en relación al feminismo. Hasta que mi camino y el del feminismo se cruzaron de muchas maneras. Una primera manera fue con una mujer de un barrio popular, adonde yo iba a dar clases para los obreros varones sobre la Biblia. Iba una vez por mes a la casa de uno de ellos, donde se reunían ocho a diez obreros. Estudiábamos la Biblia desde una perspectiva social, para fundamentar las huelgas, las reivindicaciones laborales. Yo tenía siempre la lectura de la Biblia que confirmaba los derechos de los trabajadores. La esposa del dueño de casa nunca participaba de las charlas, se quedaba en la cocina, o nos traía café. Hasta que un día fui a visitarla sólo a ella y le pregunté por qué no iba a nuestras charlas. Me dijo que tenía que cuidar a sus niñas, que tenía que hacer café. Discutimos. Hasta que me dijo, casi enojada: "¿Quieres saber por qué no voy? Porque tú hablas como un hombre”. Yo intenté defenderme. Ella me preguntó: "¿Tú conoces los problemas económicos que nosotras, mujeres de obreros, tenemos?” No. "¿Tú sabes que el viernes es el peor día para nosotros porque el sueldo del obrero sale el sábado y el viernes casi no hay comida?” No, yo le decía. "¿Tú sabes el tipo de trabajo que hacemos para aprovechar el sueldo del esposo?” No. "¿Tú sabes las dificultades sexuales que tenemos con nuestros esposos?” No. "Entiendes por qué no quiero ir a tus charlas, porque no hablas desde nosotras”, me dijo. Esa mujer me abrió los ojos. No me daba cuenta de que abría los ojos para mi condición de mujer en la Iglesia.
–¿Y cómo llegó al feminismo?
–Empecé a leer a las teólogas feministas norteamericanas como Mary Daly. Leí su obra Más allá de Dios Padre. Casi me morí porque ella criticaba casi todo lo que yo creía. Me tomaba las entrañas, empecé a pensar... Leí a Dorothe Sölle , una alemana, que hablaba de la complicidad de las iglesias cristianas con el nazismo y hacía una relación entre la figura del Dios padre y el general. Cuando recién había entrado al convento yo había vivido de cerca la represión. Enseñaba Filosofía en una escuela pública y eran tiempos de la dictadura militar. Con una de mis amigas que era profesora de Química fuimos detenidas juntas, pero la policía a las dos de la mañana me dejó salir a mí y ella quedó detenida. Mi amiga pertenecía a un grupo político. La torturaron y finalmente cuando salió, al ver a los torturadores en la calle, terminó enfermándose y murió. Ese artículo sobre el nazismo me abrió las puertas para pensar la dictadura de Brasil y cómo también la religión se mezclaba en todo eso. Las manifestaciones en plazas públicas de Tradición, Familia y Propiedad con rosarios en la mano –no sé si aquí también se hicieron– para defender a la gente del comunismo y apoyar a los militares. También leía a muchas norteamericanas. Eso empezó a iluminarme. La clave fue que un día me encontré con dos feministas en San Pablo, una de ellas me dijo: "Ustedes trabajan teología, ¿pero cuáles son los contenidos?”. Sobre Jesucristo y otras cosas, le dije. Y me preguntó qué cambio tenía eso en la vida de las mujeres, si yo trabajaba la cuestión de la sexualidad, si había enfrentado el tema del aborto. No, le dije. Y me di cuenta de que no conocía nada de las mujeres. Ese fue el comienzo. Me acerqué a grupos feministas de Recife como SOS cuerpo, democracia y ciudadanía. Decidimos programar tres encuentros entre feministas liberales y teólogas en Recife, San Pablo y Río. Desde ese momento, hice mi opción por el feminismo, alrededor de 1992.
–¿Qué la movilizó a involucrarse con la defensa de la despenalización del aborto, uno de los pecados más graves para la Iglesia Católica?
–Fueron muchas casualidades. Los grandes cambios en mi vida vinieron por azar. Yo apoyaba la causa por saber de mujeres que se habían hecho abortos en mi barrio y también entre las feministas. Las apoyaba como persona pero no tenía muy claras las cosas. Hasta que un día una de las feministas de San Pablo me llama por teléfono a Recife y me dice si podría dar una entrevista a la revista Veja sobre la Iglesia Católica y la formación de curas, y acepté. Hice la entrevista. Al final, el periodista me pregunta en off the record si yo conocía casos de mujeres que se habían hecho abortos. En ese momento justo había ocurrido que una chica que yo conocía del barrio, que tenía ya cinco hijos y se había enamorado de un hombre que trabajaba en una estación de servicio, después de una noche juntos había vuelto a quedar embarazada. Ella tenía problemas mentales y se había hecho el aborto con misoprostol. Se lo comento. El periodista me dice que en ese caso el aborto no es un pecado. Yo digo: "Claro, no es un pecado”. Entonces, rompiendo el off the record, el periodista publica en la revista la entrevista diciendo que una monja católica está en contra de la hipocresía de la Iglesia y a favor del aborto. Me molestó que lo pusiera.
–¿Era la primera vez que usted se manifestaba públicamente a favor del aborto?
–Sí. Fue un lío total. El tema repercutió en la prensa nacional e internacional. Publicaron una foto mía con un crucifijo y la Virgen para hacer sensacionalismo con el tema. Eso fue en el ’94 o ’95. El obispo de mi diócesis me pidió una retractación pública. Yo no acepté. Le dije que sabía de los dolores de las mujeres. De pronto me vino un gran coraje. Pero me llegó una segunda carta pidiendo otra vez una retractación pública, querían que acusara al periodista de mentiroso. Me negué. En la tercera carta me avisan que iban a enviar un dictamen al Vaticano para abrir un proceso en mi contra. El Vaticano reaccionó y tuve que hacer muchas cosas.
–¿Cuál fue el castigo?
–Primero quisieron sacarme de mi congregación. Pero no lo consiguieron porque las autoridades de mi congregación no apoyaban el aborto, pero me apoyaban a mí. Me propusieron otra alternativa: salir de Brasil y volver a hacer estudios de Teología. Yo ya tenía una licenciatura y un doctorado en Filosofía. Me obligaron a estudiar de nuevo. En la carta del Vaticano decían que yo era una persona muy ingenua, que no había razonado desde las claves que la Iglesia negaba, y por mi ingenuidad me mandaban a estudiar para aprender de nuevo la doctrina católica. Querían que fuera a Europa. Como ya había estudiado en Bélgica, decidimos que fuera allí. La gente ha sido muy buena conmigo. No tuve ningún problema. Hice otro doctorado allá. La contradicción es ésa: te condenan y después hasta se olvidan que te condenaron y te dan un doctorado en nombre del papa Juan Pablo II. Es casi chistoso.
–¿Con qué argumentos defiende la despenalización del aborto en una estructura como la de la Iglesia Católica, que condena tan duramente esa práctica incluso cuando se trata de un embarazo producto de una violación o corre riesgo la vida de la mujer?
–Ni en caso de fetos anencefálicos lo permite la Iglesia. Es algo espantoso. Hay una forma de hacer teología metafísica que naturaliza la maternidad, que te hace dependiente de un ser suprahistórico. Yo hago la deconstrucción de ese tipo de pensamiento. En mi militancia por la causa de las mujeres, no sólo del aborto, trabajo en la teología feminista. Y ellos no lo aceptan. He tenido un segundo proceso por mi pensamiento también. Tuve que contestar tres páginas de preguntas. Si creo en la Trinidad, si creo que el Papa es infalible, cosas de ese tipo. Lo que hago es la deconstrucción del discurso religioso justificador de la superioridad masculina. Justificador también de que hay una suprahistoria que nos conduce, deconstruyo qué es la naturaleza. Un obispo incluso justifica que se lleva a término un embarazo de un feto anencefálico porque Dios lo quiere, es de un primitivismo hasta chocante. Una persona más sencilla no dice una tontería como ésa. Mi trabajo es deconstruir eso y también la Biblia como la palabra de Dios. Yo digo: no es la palabra, es una palabra humana, donde se pone una persona a la cual se le atribuye, dependiendo de los textos, una característica. A veces Dios es vengador, a veces bueno, a veces manda matar profetas. Intento entrar por la línea del humanismo, donde el dolor del otro me toca, me provoca. Dios es más un verbo. Quiero diosar, quiero sentir tu dolor y quiero que sientas mi dolor. No hay una ley de arriba que dice "no hagas abortos” o "no mates”. El hecho es que de muchas maneras nos matamos, incluso afirmando que no mates. La vida social es una vida de vida y muerte. Mi trabajo principal es la deconstrucción del pensamiento, de la filosofía, de la teología que mantiene estas posiciones en contra de las elecciones de las mujeres, en contra de los cuerpos femeninos, en contra de los dolores femeninos. Y esto les molesta mucho, porque dicen que, según Santo Tomas, el alma masculina viene primero, para de nuevo demostrar la superioridad masculina, o sostienen que desde el principio de la unión del óvulo y el espermatozoide está el alma creada por Dios. Y ahora toman la ciencia del ADN para justificar sus posiciones.
–¿Qué contesta a esas argumentaciones?
–Digo cosas muy sencillas: el óvulo es una posibilidad de ser un ser humano, pero para poder ser un ser humano necesitas de sociabilidad, de vida. La Iglesia valora mucho más la vida del feto que la de las mujeres, y entonces mi pregunta es por qué la vida de las mujeres tiene menos valor. Hablan de la inocencia. Y yo digo: ¿Qué es la inocencia? ¿Por qué se habla de la inocencia del feto y no de la inocencia de la mujer que fue violada? No son argumentos que convencen a todas las mujeres católicas, pero si puedo hacer un proceso de formación hay luces que se encienden. A veces me dicen: "El de arriba quiere esto”. Y yo le digo. "El de aquí, tú, tienes que decidir”. Lo que hago es siempre volver la responsabilidad no para el sacerdote, el obispo, a Dios, a la Virgen. El que decides, digo, eres tú. También hago la reconstrucción de algunas cosas del cristianismo. El cristianismo habla de la reencarnación. Ellos creen que sólo Jesús encarna. No es así. Hay muchas corrientes. Lo divino está en carne humana. También ahí argumento. Y digo a las mujeres que hay que cambiar esa creencia. El divino habita en cada una. Es un poco por ahí que hago la reconstrucción de la teología y las filosofías que mantienen esta postura.
–¿Y en su congregación la apoyan?
–Me apoyan como persona. Hacemos una distinción. Yo estoy muy presente cuando me necesitan, si alguien está enferma, si me piden un texto para un retiro, para unas ancianas, también en mi barrio en Recife, con la gente sencilla, que me viene a decir que hizo una promesa. Yo escucho. Pero también tengo el otro lado, la cara de la intelectual, de de-constructora de las teorías dominadoras de la gente, no sólo de las mujeres: dominan también a los pobres. Me da pena ver la cantidad de iglesias neopentecostales en la televisión que toman la plata de la gente para hacer milagros y sacar el diablo de la gente: eso no es religión, es mercado, negocio.
–¿Por qué voces como la suya son tan aisladas dentro de la Iglesia Católica?
–Es que no nos dan ningún espacio. El Vaticano cerró el Instituto de Teología de Recife, donde yo trabajaba, porque nos decían que éramos comunistas, y no era una institución seria para la formación del clero. Después del cierre y por defender la legalización del aborto no tengo lugar en la institución como maestra con dos títulos doctorales, con más de 30 libros publicados y tantísimos artículos, porque les molesto. Y también hay otro problema que es muy serio: tampoco tenemos lugar en las parroquias, en los lugares donde está la gente. Hay un convento de monjas de clausura cerca de mi casa, donde me invitaban a que fuera a darles charlas para que les contara cómo estaban las cosas afuera, y el obispo –no el actual, el anterior– las llamó por teléfono y les dijo que yo era una mujer muy peligrosa, que no me invitaran más. Los espacios de reproducción de este pensamiento son absolutamente escasos.
–¿Ha pensado en irse de la Iglesia?
–No, por coherencia con cierto feminismo y con el cristianismo. Porque irse significa también desconectarse de las mujeres, las que más sufren, todas son creyentes. Creo que las feministas no han trabajado suficientemente las cadenas religiosas de los medios populares, que son cadenas que consuelan y oprimen al mismo tiempo. No puedes ser feminista ignorando la pertenencia religiosa de las mujeres; si no son católicas, son de la Asamblea de Dios, o de la Iglesia Universal, o del candomblé o del espiritismo. Y en cada lugar de éstos hay una dominación de los cuerpos femeninos. La religión es un componente importantísimo en la construcción de la cultura latinoamericana y, a tal punto, que aquí en la Argentina la conexión entre Iglesia y Estado es tan fuerte. En Brasil tenemos oficialmente la separación, pero en la cultura no. A la presidenta Dilma la han presionado, en la cultura, tanto que ya no habla más de su posición a favor de la despenalización del aborto. Se retractó. Hay que cambiar la Iglesia desde adentro.


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