12 de octubre de 2014

Evo Morales desmonta ocho mitos de la política boliviana





El liderazgo de Evo Morales y la fuerza de los movimientos sociales se han encargado de desmontar al menos ocho mitos de la historia boliviana con los que se reproducía la colonialidad del poder y se ha dado paso no solo a un cambio de época sino a una nueva narrativa emancipadora.


Evo Morales es un líder político fuera de serie. La fuerza de su liderazgo, fundada en el protagonismo de los movimientos sociales, se está encargando de romper con varios mitos de la historia de Bolivia, pues nunca, como ahora, se había conocido con tanta certeza y anticipación el nombre del seguro ganador de las elecciones nacionales.

Salvo un acontecimiento de gran magnitud que cambie el rumbo del proceso político abierto políticamente en abril de 2000 y electoralmente en diciembre de 2005 –lo cual es bastante improbable-, el próximo 12 de octubre el líder indígena se alzará con una doble victoria que no registra antecedentes en la abigarrada y convulsa historia boliviana: será el primer presidente que cumple tres mandatos continuos -uno con el viejo estado (en realidad se acortó en un año para adelantar las elecciones y dos (de cinco años cada uno) con el Estado Plurinacional) y en 2020 será el que más años ha ejercido la condición de presidente democrático (14 años).

La primera, que echa por tierra la matriz de opinión imperial y de sus aliados locales que tratan de presentar la idea de un gobierno no democrático, es posible por el carácter originario que tuvo la Asamblea Constituyente, cuya aprobación de la Constitución Política del Estado con un 62% dio paso al inicio de una nueva época, caracterizada por una ampliación de la democracia. El pueblo vota, elije, participa y decide. Hay un tránsito de la democracia formal a la democracia sustantiva, del reconocimiento formal de los derechos a la materialización sustancial de los derechos.

La segunda, producto del proceso político más profundo de la historia Bolivia, muestra un líder fuera de serie que ha superado al líder de la revolución del 52, Víctor Paz Estennsoro, quien acumuló 12 años al frente del país de manera discontinua (1952-56, 1960-64 y 1985-89). Pero no solo lo supera en cantidad de años al frente del Estado a partir de la fuente democrática, sino en la naturaleza del proyecto que impulsa. Esta no es una revolución para instalar en el poder a una protoburguesía, como ocurrió en 1952, sino para constituir un bloque en el poder bajo liderazgo indígena campesino, obrero y popular.

De esta manera, éste ícono de la lucha de los pueblos indígenas y originarios de todo el mundo y que condensa los sueños y las esperanzas de una patria emancipada, está desmontando ocho mitos que acompañaron la teoría y la práctica política en Bolivia.

El primer mito que Evo Morales se ha encargado de desmontar es que la diversidad clasista y nacional-cultural boliviana impide que cualquier candidato obtenga más del 50% mas uno en la primera vuelta. El líder político, después de una exitosa entrada en las elecciones de 2002 –cuando se ubicó en segundo lugar con un 20,9%-, salió victorioso con un 54% en diciembre de 2005 y cuatro años después conquistó el 64% de respaldo, además del 67% que alcanzó en el referéndum revocatorio del 10 de agosto de 2008.

En las elecciones del 12 de octubre, tal como muestra el último estudio de intención de voto publicado el viernes 3, Morales recibe un respaldo de 59 por ciento. Cuando se toman en cuenta los blancos y nulos, y la votación de sectores del área rural donde no llegaron los sondeos, entonces no es aventurado señalar que la #OlaAzul esté en posibilidades de rebasar el promedio del 64%.

De acuerdo a las encuestas que miden la intención de voto desde hace varios meses, el candidato del proceso de cambio se ubica en un 60% promedio, con las posibilidades reales de llegar a un 70%, frente a su inmediato seguidor que el sondeo más optimista le da un máximo de 19%. La ventaja de Morales podría aumentar en los próximos días debido a que una parte de los indecisos, estimados en 10%, vaya a su favor y/o el ultraconservador Tuto Quiroga le quite más puntos al empresario Samuel Doria Medina.

El segundo mito que echa abajo es que el Estado es mal administrador. Morales está demostrando que el Estado en manos de una dirección revolucionaria es un instrumento –además de las otras funciones que cumple- que conducido con honestidad –sin que eso impida la presencia de algunos vivillos- es capaz de administrar eficientemente los bienes comunes para la búsqueda del bien común.

El Estado, de esta manera, no queda subsumido a las fuerzas ciegas de la economía de mercado, que en realidad es un mito pues lo que hace es subsumirse a empresas transnacionales en un modelo neoliberal, sino que con la titularidad de un nuevo bloque en el poder (indígena campesino obrero y popular) queda en función de los intereses de la patria y de la inmensa mayoría de la población.

El tercer mito que el jefe del Estado Plurinacional se encargó de echar abajo es que “la gestión desgasta”. De acuerdo a todos los sondeos de opinión que se han hecho en este su último mandato, Morales se ha mantenido con el promedio de 60% de respaldo a su gestión. Los niveles de aprobación que registran las encuestas de agosto y septiembre superan el 70%. Solo en algunos meses de 2011, cuando se produjo el intento de nivelación del precio de los carburantes y la intervención policial a la marcha indígena, la popularidad descendió a un promedio del 50%. La gente valora las obras que hace, la intensidad del trabajo que despliega y la honestidad que demuestra.

El cuarto mito que desmorona es pensar que Bolivia requiere de los consejos del BM y el FMI para tener un buen modelo económico. Todo lo contrario, al distanciarse de esas recomendaciones Morales ha logrado el comportamiento más exitoso de la historia económica boliviana: el PIB casi se ha quintuplicado (de 6 mil a 32 mil millones de dólares), las exportaciones estancadas en 1.000 millones de dólares al año durante dos décadas de neoliberalismo se han multiplicado por 10, el ritmo de su crecimiento ha ubicado a Bolivia en la segunda economía de la región en 2013 y que anticipa ratificarse este año. Con estos resultados, producto de la política de nacionalizaciones y la aplicación de un modelo que genera excedentes y los redistribuye con distintos mecanismos a la población (provocando un énfasis en la demanda interna), la mayor parte de la población se inclina por mantener la estabilidad política, económica y social.

El quinto mito que se desmonta es que Bolivia necesita de los Estados Unidos y los países del capitalismo central. Lo que hace Evo Morales, después de haber nacionalizado el gobierno y los recursos naturales para beneficio de todos los bolivianos, particularmente para los más necesitados, es confirmar aquel dicho del desaparecido líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz: “no somos dependientes por ser pobres, sino pobres por ser dependientes”. La puesta en marcha de una política exterior soberana y diversificada ha colocado a Bolivia en la vitrina mundial varias veces.

En sexto lugar, se ha roto el mito de que “los indios no saben gobernar”. Con ello se ha abierto un proceso de descolonización de las estructuras políticas, materiales y simbólicas que le otorgaban a la “blanquitud” una superioridad sobre la “indianitud”.

El actual proceso de expansión hegemónica hay que entenderlo desde ese punto de partida. Apertura para la incorporación de todos y cohesión del bloque indígena campesino obrero y popular para que mantenga, no sin disputa por otra parte, la dirección de la revolución.

En séptimo lugar, a manera de condensar todo lo anterior, es demostrar que un gobierno de izquierda puede ser eficiente. Atrás queda el prejuicio sobre la participación y el liderazgo estatal. Evo Morales está demostrando que se puede redistribuir la riqueza y hacer obras de envergadura sin poner en riesgo la estabilidad económica del país.

Es más, lo que hace el gobierno con bastante inteligencia es lograr un equilibrio entre la eficiencia económica y la eficiencia social, una combinación de dos variables que demuestran que la política es la economía concentrada como diría Lenin. Economía y política no están separadas como defienden los pensadores liberales.

En octavo lugar, quizá de alcance estratégico, es demostrar que un proyecto anti capitalista –el socialismo comunitario para el Vivir Bien- es lo que Bolivia necesita para continuar por el rumbo de la soberanía política y la independencia económica. La experiencia de los últimos nueve años demuestra que el proyecto socialista y comunitario no le quito inmuebles a nadie ni se metió a regir la vida de nadie. Es decir, se destruyó el mito de que el socialismo es malo.

Ahora bien, nada de esto habría sido posible sin la irrupción de los movimientos sociales, particularmente indígena campesino, cuyas primeras victorias empezaron a conquistarse, una tras otra, desde abril de 2000 con la “guerra del agua”, cuyo efecto nacional ni siquiera fue previsto por sus actores. Por eso, la revolución boliviana de ahora, la más profunda de toda la historia, hay que situarla desde principios del siglo XXI.

La protesta, de esta manera, se convirtió en el espacio de construcción del sujeto histórico y de su agenda (programa). La activación de las democracias participativa, directa y comunitaria no solo debilitaron aún más al raquítico estado aparente y su “democracia de pactos”, sino que inauguraron una revolución con perspectiva anti colonial, anti capitalista y anti imperialista.

Entre 2000 y 2014, la revolución ha pasado por distintos momentos –dos gloriosos y uno de construcción de las bases materiales- y ahora ingresa a su momento de expansión hegemónica. Pero, el común denominador de todos esos momentos, antes y durante el gobierno, es el liderazgo del bloque indígena campesino, obrero y popular.

Por tanto, las elecciones del 12 de octubre y la inevitable derrota de la derecha sintentizarán el paso de la revolución boliviana a su momento de expansión hegemónica, fundada en la articulación entre un liderazgo fuerte y vigorosamente constructor con un protagonismo de los movimientos sociales. El proyecto poscapitalista, condensado en el Socialismo comunitario para el Vivir Bien o, como dijera el canciller David Choquehuanca en el Foro de Sao Paulo, el Socialismo por la Vida se abre paso.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

6 de octubre de 2014

Doscientos años mintiendo


Por MANUEL NÚÑEZ
Durante dos centurias, los haitianos se han acostumbrado a vivir con la mentira. Han creído todas las supercherías elaboradas por sus historiógrafos: desde considerarse descendientes directos del indigenismo hasta añadirle a su historia episodios que no le corresponden (Nau: 1894).Falsos recuerdos, invenciones, falacias. Con esas montañas de falsificaciones han levantado un ideario totalmente desconectado de la verdad histórica; fundado en la necesidad que tienen algunos de favorecer la dictadura del débil; de disminuir la crueldad de los miserables y, en los casos peores, de enmascarar completamente la realidad. (Roy-Fombrun:1981).
1.La primera mentira que se ha divulgado entre sus historiógrafos es que la historia de Haití comienza con la llegada de Cristóbal Colón el 6 de diciembre de 1492.En todos los manuales que se enseñan en ese país, incluidolos que han escrito los intelectuales como Jean Price Mars (1874-1969) han repetido este cuento . En realidad, Haití fue creado como consecuencia del desplome de la colonia francesa de Saint Domingue (1697-1804). Sobre las ruinas de la colonia francesa se levantó el Imperio de Haití. El indigenismo haitiano que se adjudica porciones de la colonización española que pertenecen exclusivamente a la historia dominicana, es una suplantación fraudulenta, una extravagancia sin base documental. ( Price Mars:1953)
2.Otro embuste difundido al nivel internacional, es que Toussaint Louverture es el gran héroe libertador de la raza negra en Haití. Es una tesis desconectada de los hechos históricos. En primer lugar, Louverture no eliminó el sistema de plantación y de trabajos forzados de los antiguos esclavos de Saint Domingue. En segundo lugar, el Fatras Baton como se le conocía permaneció diez años en el poder en la colonia francesa (1792-1802) y en todo ese tiempo se negó permanentemente a proclamar la Independencia. La correspondencia entre el gobernador español Joaquín García y Toussaint Louverture dan cuenta menuda de la intención de hacer una acuerdo con los españoles para traspasarle plenamente el control de la colonia a España(Deive : 2000). En la correspondencia entre Louverture y Napoleón Bonaparte muestran que este siempre se consideró a sí mismo como un soldado de Francia, tras el alzamiento de esclavos del 22 de agosto de 1791 en las haciendas de Turpin y Lagoscette. A mí que no me cuenten paparruchas ¿Dónde diablos está ese ideario de libertador ejemplar, digno de ser imitado en el resto del continente? Si esto no es mitomanía, fabulación fácilmente refutables, ¿qué es, entonces, la mitomanía?
3.La ocupación de 1822 les otorgó a los dominicanos derechos que no tenían. No tuvo la abolición de la esclavitud en Santo Domingo hecha por Toussaint Louverture las repercusiones que se le atribuyen. Primero, existía en Santo Domingo un régimen de manumisión de los esclavos, estos compraban su libertad, y la mayoría de la población negra ya no era esclava. Segundo, sistema de plantación que tenía primacía en Saint Domingue era mucho más rígido que el sistema de producción predominante en Santo Domingo que era el hato ganadero. Los libertadores haitianos implantaron el sistema de trabajos forzados o la corvée que provocó rebeliones llamadas jacqueries. Los haitianos suprimieron nuestra independencia y nos obligaron a pagar la de ellos.para solventar la deuda que Boyer contrajo con Charles X, Rey de Francia, hubo que desmontar grandes cantidades de bosques dominicanos de la porción sur de nuestro territorio
( Ardouin: 2005)Privaron de todos los derechos a la población blanca dominicana, que regresó al país tras los primeros años de la ocupación y fueron tratados como extranjeros. Les confiscaron las tierras a los dominicanos, traspasándola a la élite de su ejército;prohibieron la lengua española en las comunicaciones oficiales con la autoridad; cerraron todas las escuelas de Santo Domingo, incluyendo la Universidad ( Brutus:1948) ; importaron población extranjera, para hacer predominar a la población negra.Nos aplicaron el mismo despotismo brutal, plagado de presidentes vitalicios, reyezuelos y emperadores que emplearon en su territorio. Nos trataron peor que un pueblo conquistado.
4.Haití venció a las tropas del Imperio de Napoleón. En absoluto.Las tropas de Napoleón al mando de Víctor Emmanuel Leclerc fueron vencidas por tres factores fundamentales. 1. El bloqueo naval de los ingleses impidió que las tropas que debían abastecer a los franceses penetraran en la isla de Santo Domingo. 2. La fiebre amarilla eliminó a unos 28.000soldados franceses de los 35.000 que eran el total de las tropas. Todo el Estado Mayor falleció a consecuencia de la fiebre amarilla, incluyendo al propio Leclerc que murió en la isla de La Tortuga; la expedición quedó acéfala, sin mando. 3. Los batallones de los soldados polacos, llegados con las tropas napoleónicas, se rebelaron contra Francia y obraron a favor de los esclavos. 4. La mala conducción llevada a término por los sub oficiales y la intervención directa de tropas inglesas en beneficio de los esclavos provocó la capitulación de los franceses y la proclamación de la Independencia el 1 de enero de 1804 en Vertieres ( Guanahibes).
5.Haití expulso a los franceses de la isla de Santo Domingo. Los haitianos no vencieron a las tropas francesas. Porque Francia continuó gobernando la porción española de isla, apoyada en el Tratado de Basilea de 1795, mediante el cual Manuel Godoy, Duque de Alcudia y Príncipe de la Paz,cedió la porción española de la isla a trueque de las provincias vascongadas ocupadas entonces por las tropas napoleónicas. El Gobernador de Santo Domingo era Louis Ferrand. La Era de Francia en Santo Domingo (1802-1809) concluye con la batalla de Palo Hincado y la derrota de los franceses. De manera que son los dominicanos al mando de Sánchez Ramírez, quienes lograron expulsar a los franceses de la isla de Santo Domingo. Esto es una demostración de que no es verdad de que Haití venciera al glorioso ejército napoleónica, tal como aparece en la propaganda que ellos mismos divulgan. Ese, señores mitómanos, es un logró del caudillo dominicano Juan Sánchez Ramírez.Como se ve, se les inventa un pasado glorioso, a esas masasignorantes, para consolarlas de su vida fracasada y miserable.
6.La leyenda pregonada hasta en los folletos turísticosnos dice que Haití ha realizado una epopeya de la libertad.Rotundamente falso. El régimen implantado por la revolución haitiana , el imperio de Haití, no tenía las credenciales de una sociedad de derechos.
--Implantaron el sistema de los trabajos forzados. La población se hallaba obligada a trabajar para mantener a los soldados del régimen. Era, pues, un régimen militar. Una estratocracia.
--Instauraron un régimen de exclusivismo racial. El artículo 12 de la Constitución le veda la nacionalidad y la propiedad a las personas blancas. Esta circunstancia que suponen el racismo antiblanco se mantuvieron vigentes hasta la ocupación de Estados Unidos (1915-1934). La reforma constitucional de 1920,realizada por las tropas de ocupación permitieron por vez primera durante la existencia del Estado haitiano, el derecho de propiedad a las personas de raza blanca.
-- Ninguna de las formas políticas creadas por los haitianos supusieron la libertad para su pueblo. Ni el imperio de Jacques 1 ( J. J. Dessalines) (1804-1806), ni la Monarquía de Henri Christophe (1806-1820), ni la presidencia vitalicia de Alexandre Sabes, alias Petion (1806-1818) y de Jean Jacques Boyer (1818-1843), ni el Imperio de Faustin Soulouque (1847-1859). Sus creaciones políticas no tuvieron repercusiones en un ninguna parte del mundo. Sólo los dominicanos padecimos las consecuencias fatales de esa circunstancia especialísima. Ni en términos jurídicos, ni en sistema política ni socialmente significó un progreso, el régimen nacido de la Independencia de Haití.Jean Jacques Dessalines, el fundador del Estado, se hizo coronar emperador. Estableció un régimen despótico y brutal, al punto que los propios súbditos del régimen, le tendieron una emboscada en Pont Rouge y lo asesinaron en 1806. Su cuerpo fue masacrado. Una loca llamada Defilee, recogió su cabeza y la llevó a una tumba conocida. Con palabras muy escuetas se nos echa de ver el carácter de Dessalines. He aquí una cita de Madiou:
“Hay mucha crueldad en lo que estamos haciendo –decía-. Es necesario, sin embargo, para que se afiance nuestra independencia. Quiero que el crimen sea nacional, que cada uno empape su mano en sangre, que los débiles y los moderados, a quienes brindamos a pesar suyo la felicidad, no puedan decir un día: No hemos participado en esas fechorías, es Dessalines, Jean Jacques, el bandido, el verdadero responsable. ¡Qué me importa el juicio de la posteridad sobre semejante medida que la política hace necesaria si salvo a mi país” ( Madiou: 1985)
El Rey Henri Christophe, el más extraordinario de sus gobernantes, construyó a 900 metros de altura, la ciudadela La Ferriere, el esfuerzo costó más de 18.000 muertos. El Rey restableció la esclavitud ;con la barbarie del trabajo esclavo logró progresos notables en su economía. Ninguno de sus prohombres, sedientos de sangre, pueden servir de ejemplo moral.
7.la República Dominicana no fue un desprendimiento de la unidad nacional de Haití
Toda la isla de Santo Domingo perteneció cabalmente a la Corona de España desde 1492 hasta 1697, cuando tras el Tratado de Ryswick nace la colonia francesa deSaint Domingue. Lo que posteriormente se llamará Haití es un fenómeno que comienza a formarse strictu sensu en los albores del siglo XVIII. A comienzos de 1700, según el Censo de Marina de Francia, había en Saint Domingue 13.000 habitantes.No olvidemos que el asentamiento francés de la isla La Tortuga,surgido tras las paces de Nimega (1678) y de Ratisbona (1684) fue cabalmente destruido en la Batalla Real de la Limonade, el 21 de enero de 1691. Por lo tanto, el asentamiento de 1697, de resultas del Tratado firmado en el Castillo de Ryswick entre el Rey Louis XIV y su nietoFelipe IV,tenía ya un carácter oficial y a partir de este Francia tomaba las riendas en su nueva colonia con un proyecto netamente colonial. Siendo Haití, heredera de Saint Domingue, un fenómeno del siglo XVIII, no hay argumentos documentales que puedan demostrar que los dominicanos constituíamos una unidad nacional con Haití. Es más: cuando comienzan a fraguarse los perfiles de la colonia de Saint Domingue, ya se había producido la homogeneización lingüística y religiosa entre los dominicanos, teníamos todas las primacías: ciudades, ayuntamientos, catedrales, universidades, sistemas de enseñanzas; teníamos el dominio total de la isla. Todas esas circunstancias fueron trastocadas por el Tratado de Ryswick, y esas realidades historiográficas, echan por tierra la tesis de que hayamos destruido, con el movimiento de nuestra independencia, la unidad nacional de Haití.
La ocupación haitiana de Santo Domingo de 1822 fue un acto de opresión contra el pueblo dominicano, que concluyó con la redención de 1844.
Estamos ante una sociedad que se cree una cosa que no es.El nombre deHaití,designación extraída de los cronistas españoles del siglo XVI, permaneció durante tres siglos en las Crónicas de Las Casas, y se emplea por vez primera a comienzos del siglo XIX, en 1804. Los haitianos lo emplean para atribuirse una antigüedad que no tenían. No tenían pasado indígena ni le corresponden la historia del XVI yXVII en esta isla.En sus mentes delirantes se creyeron herederos del mundo indígena; confundieron sus gobiernos horrorosos con la libertad; tomaron a sus verdugos , sedientos de sangre, por redentores. Entraron al teatro del mundo como una sociedad de mitómanos. Y como dijo Martí :
Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella, por eso nos parece que se hunde el mundo cuando oímos la verdad. Como si no valiera la pena que el mundo se hundiera antes que vivir en la mentira".
REFERENCIAS
1.Emile Nau : Histoires des caciques d´Haïti, Port au Prince, 1894
2.Odette Roy-Fombrun : Histoire d´Haiti,Port au Prince, Actions Sociales, 1981.
3.Jean Price Mars : La République d´Haiti et la République Dominicaine, Port au Prince, 1953 t. 1)
4.Carlos Esteban Deive : Recopilación diplomática, Sto. Dgo, 2000 ( Véase, además carta de Jean Biassou pág.448)
5.Beaubrun Ardouin: Etudes sur l´histoire d´Haiti, Port au Prince, 2005.
6.Edner Brutus : L´instruction publique en Haiti, Port au Prince, 1948
7.Pamphile Lacroix : La Revolution d´Haiti, Paris, Karthala, 1995.
8.Thomas Madiou : Histoire d´Haiti 1801-1804 , Port au Prince, 1985
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4 de julio de 2014

La educación prohibida - Película Completa HD





Publicado el 13/10/2012
http://yogaesmas.com La Educación Prohibida es una película documental que se propone cuestionar las lógicas de la escolarización moderna y la forma de entender la educación, visibilizando experiencias educativas diferentes, no convencionales que plantean la necesidad de un nuevo paradigma educativo.



Para saber más de este documental entra en:http://www.educacionprohibida.com



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Soy Naylín, creadora de http://yogaesmas.com, un blog dedicado al Yoga para principiantes, donde hablamos sobre yoga, felicidad, salud y una vida llena de propósito.



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18 de junio de 2014

Los chinos leen a Adam Smith

Alejandro Nadal, La Jornada
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El avance de los militantes del Estado Islámico de Irak y el Levante (Isil, por sus siglas en inglés), la toma de Mosul y Tikrit y la desbandada del ejército iraquí, con su espectáculo de uniformes y equipos tirados a la orilla del camino, muestran el fracaso de Washington en su afán de mantener un protectorado en Bagdad. Los republicanos y los demócratas se echan ya la culpa mutuamente.

La realidad es que desde que Washington decidió la invasión de 2003 se sabía que la desintegración de Irak era cuestión de tiempo. Estados Unidos gastó 20 mil millones de dólares en tratar de construir un ejército que se ha desintegrado frente al ISIL. No cabe duda, hoy el mapa en medio oriente está siendo redibujado.

En 1916 los embajadores de Inglaterra y Francia, sir Mark Sykes y François Georges-Picot, respectivamente, firmaron un acuerdo secreto que dividía en zonas de influencia y protectorados casi todo el medio oriente. La primera guerra mundial estaba en pleno pero se veía venir el desmembramiento del imperio otomano y esas dos potencias coloniales no querían desaprovechar la oportunidad. El acuerdo Sykes-Picot colocó a Siria y Líbano (y una franja que llegaría hasta la ciudad de Mosul y la frontera con lo que más tarde sería Irán) en la zona de influencia de Francia. Los ingleses se quedarían con un enorme territorio que abarca las fronteras actuales de Jordania e Irak.

El trazo de las fronteras ignoró los criterios culturales, demográficos y orográficos, lo que explica las perfectas líneas rectas que trazaron los señores Sykes y Picot. Irak quedó como una aglomeración de poca consistencia entre tres comunidades asentadas en distintas partes de su territorio, kurdos en el norte, sunitas en el centro y la mayoría chiíta en el centro y sur. Esa mezcla explosiva estuvo contenida por diversos gobiernos autoritarios, incluyendo el de Saddam Hussein. La invasión estadounidense de 2003 rompió el dominio de la minoría sunita y abrió oportunidades de venganza para la mayoría chiíta. El actual ‘presidente’ Nouri al-Maliki ha calentado los ánimos con su retórica anti-sunita.

El Isil nace en la guerra de Siria. Inicialmente tiene un vínculo fuerte con al-Qaeda pero desde 2013 rompió con esta organización y adquirió su propia identidad: su líder Abu Bakr al-Baghdadi pudo articular un amplio movimiento de alrededor de 10 mil militantes que comparten el objetivo de establecer un Estado islámico en Siria y partes de Irak. Las fronteras de esta nueva entidad política nada tendrían que ver con las nítidas rectas de los acuerdos Sykes-Picot.

En un alarde propagandístico, hace unos días, militantes del Isil destruyeron una parte de la frontera entre Siria e Irak. La brecha abierta con un tractor permitió el paso de una caravana de hummers abandonados por las fuerzas iraquíes en plena fuga. Los líderes del Isil saben hacer su propaganda: el simbolismo indicaría que su organización es capaz de romper con la herencia del colonialismo y redibujar el mapa en medio oriente.

Al día de hoy el Isil ocupa un 35 por ciento del territorio de Irak y controla una buena parte de sus campos y pozos petroleros. Sin embargo, muchos de esos pozos no están operando desde hace mucho y la mayor parte de la producción iraquí de crudo se encuentra en los campos del sur del país, fuera del alcance del Isil. Queda por verse si el ISIL puede o desea llegar a tomar Bagdad. Sus líneas de abastecimiento se alargarían peligrosamente. Además, es muy probable que el peso conjunto de unidades armadas iraníes y de la población chiíta sea demasiado para los militantes del Isil. Pero más allá de esta fase del conflicto, una cosa es cierta: gracias a las acciones del Isil y el colapso de la autoridad de al-Maliki, la frontera entre Siria e Irak nunca será lo que fue.

Para Estados Unidos el desplome de Irak no pudo venir en peor momento. A lo largo de todo el medio oriente los focos rojos se encienden. En Egipto sigue flotando en la atmósfera un tufo a golpe de estado. En Siria la guerra perdura, siempre con la amenaza de desbordar hacia Líbano. Israel mantiene su ocupación de los territorios palestinos y una postura belicosa. En Afganistán subsiste otro estado títere a punto de desmoronarse.

¿Cómo afectará todo esto a la economía mundial? Hasta ahora el impacto no ha sido muy importante. Pero todo puede cambiar si el conflicto produce un desajuste en la producción petrolera en Irak. En ese caso las correas de transmisión actuarían de manera directa y el golpe no ayudaría a las inversiones, crecimiento y reducción del desempleo. Es todavía muy temprano para saber con certeza lo que ocurrirá.

Lo más grave es la perspectiva de una guerra sectaria de gran magnitud. Frente a la ofensiva del ISIL se entiende el llamado de autoridades religiosas a la población chiíta para tomar armas y defenderse. Pero esto puede desembocar en una guerra civil y masacres mucho más grandes que las que siguieron a la invasión estadunidense. Ese es el verdadero legado tóxico de la invasión estadounidense de Irak en 2003.

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Se desintegra el Estado títere de Irak

Alejandro Nadal, La Jornada
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El avance de los militantes del Estado Islámico de Irak y el Levante (Isil, por sus siglas en inglés), la toma de Mosul y Tikrit y la desbandada del ejército iraquí, con su espectáculo de uniformes y equipos tirados a la orilla del camino, muestran el fracaso de Washington en su afán de mantener un protectorado en Bagdad. Los republicanos y los demócratas se echan ya la culpa mutuamente.

La realidad es que desde que Washington decidió la invasión de 2003 se sabía que la desintegración de Irak era cuestión de tiempo. Estados Unidos gastó 20 mil millones de dólares en tratar de construir un ejército que se ha desintegrado frente al ISIL. No cabe duda, hoy el mapa en medio oriente está siendo redibujado.

En 1916 los embajadores de Inglaterra y Francia, sir Mark Sykes y François Georges-Picot, respectivamente, firmaron un acuerdo secreto que dividía en zonas de influencia y protectorados casi todo el medio oriente. La primera guerra mundial estaba en pleno pero se veía venir el desmembramiento del imperio otomano y esas dos potencias coloniales no querían desaprovechar la oportunidad. El acuerdo Sykes-Picot colocó a Siria y Líbano (y una franja que llegaría hasta la ciudad de Mosul y la frontera con lo que más tarde sería Irán) en la zona de influencia de Francia. Los ingleses se quedarían con un enorme territorio que abarca las fronteras actuales de Jordania e Irak.

El trazo de las fronteras ignoró los criterios culturales, demográficos y orográficos, lo que explica las perfectas líneas rectas que trazaron los señores Sykes y Picot. Irak quedó como una aglomeración de poca consistencia entre tres comunidades asentadas en distintas partes de su territorio, kurdos en el norte, sunitas en el centro y la mayoría chiíta en el centro y sur. Esa mezcla explosiva estuvo contenida por diversos gobiernos autoritarios, incluyendo el de Saddam Hussein. La invasión estadounidense de 2003 rompió el dominio de la minoría sunita y abrió oportunidades de venganza para la mayoría chiíta. El actual ‘presidente’ Nouri al-Maliki ha calentado los ánimos con su retórica anti-sunita.

El Isil nace en la guerra de Siria. Inicialmente tiene un vínculo fuerte con al-Qaeda pero desde 2013 rompió con esta organización y adquirió su propia identidad: su líder Abu Bakr al-Baghdadi pudo articular un amplio movimiento de alrededor de 10 mil militantes que comparten el objetivo de establecer un Estado islámico en Siria y partes de Irak. Las fronteras de esta nueva entidad política nada tendrían que ver con las nítidas rectas de los acuerdos Sykes-Picot.

En un alarde propagandístico, hace unos días, militantes del Isil destruyeron una parte de la frontera entre Siria e Irak. La brecha abierta con un tractor permitió el paso de una caravana de hummers abandonados por las fuerzas iraquíes en plena fuga. Los líderes del Isil saben hacer su propaganda: el simbolismo indicaría que su organización es capaz de romper con la herencia del colonialismo y redibujar el mapa en medio oriente.

Al día de hoy el Isil ocupa un 35 por ciento del territorio de Irak y controla una buena parte de sus campos y pozos petroleros. Sin embargo, muchos de esos pozos no están operando desde hace mucho y la mayor parte de la producción iraquí de crudo se encuentra en los campos del sur del país, fuera del alcance del Isil. Queda por verse si el ISIL puede o desea llegar a tomar Bagdad. Sus líneas de abastecimiento se alargarían peligrosamente. Además, es muy probable que el peso conjunto de unidades armadas iraníes y de la población chiíta sea demasiado para los militantes del Isil. Pero más allá de esta fase del conflicto, una cosa es cierta: gracias a las acciones del Isil y el colapso de la autoridad de al-Maliki, la frontera entre Siria e Irak nunca será lo que fue.

Para Estados Unidos el desplome de Irak no pudo venir en peor momento. A lo largo de todo el medio oriente los focos rojos se encienden. En Egipto sigue flotando en la atmósfera un tufo a golpe de estado. En Siria la guerra perdura, siempre con la amenaza de desbordar hacia Líbano. Israel mantiene su ocupación de los territorios palestinos y una postura belicosa. En Afganistán subsiste otro estado títere a punto de desmoronarse.

¿Cómo afectará todo esto a la economía mundial? Hasta ahora el impacto no ha sido muy importante. Pero todo puede cambiar si el conflicto produce un desajuste en la producción petrolera en Irak. En ese caso las correas de transmisión actuarían de manera directa y el golpe no ayudaría a las inversiones, crecimiento y reducción del desempleo. Es todavía muy temprano para saber con certeza lo que ocurrirá.

Lo más grave es la perspectiva de una guerra sectaria de gran magnitud. Frente a la ofensiva del ISIL se entiende el llamado de autoridades religiosas a la población chiíta para tomar armas y defenderse. Pero esto puede desembocar en una guerra civil y masacres mucho más grandes que las que siguieron a la invasión estadunidense. Ese es el verdadero legado tóxico de la invasión estadounidense de Irak en 2003.

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10 de junio de 2014

Nuevo nacionalismo o claramente racistas y antisemitas?


la crisis entra en nueva fase con el contragolpe del nacionalismo

Nouriel Roubini,


Ojo y mucho cuidado con ese "nacionalismo" de nuevo cuño que de repente ha surgido en Europa principalmente. Recordemos, hay mucha similitud  a lo ocurrido por allá en la década de los treinta cuando el capitalismo dio inicio a una de las crisis cíclicas mas devastadora como fue la del 1929 que trajo como consecuencia una desenfrenada actitud racista y antisemita que desemboco en el Nazismo y el Fascismo.    

En el momento inmediatamente posterior a la crisis financiera mundial de 2008, el éxito de las autoridades en impedir que la “gran recesión” se convirtiera en la “gran depresión II” mantuvo a raya las peticiones de proteccionismo y las medidas aislacionistas, pero ahora ha llegado la reacción contra la mundialización y la mayor libertad de circulación de bienes, servicios, capital, mano de obra y tecnologías que la acompañó.

Ese nuevo nacionalismo adopta formas económicas diferentes: obstáculos al comercio, protección de activos, reacción contra la inversión extranjera directa, políticas que favorecen a los trabajadores y las empresas nacionales, medidas antiinmigración, capitalismo de Estado y nacionalismo en materia de recursos. En la esfera política, están subiendo los partidos populistas, antimundialización, antiinmigración y, en algunos casos, claramente racistas y antisemitas.

Esas fuerzas aborrecen la sopa de letras de instituciones de la gobernación supranacional –la UE, las NN.UU., la OMC y el FMI, entre otras– que requiere la mundialización. Incluso la red Internet, epitome de la mundialización durante los dos últimos decenios, corre el riesgo de resultar balcanizada a medida que países más autoritarios –incluidos China, Irán, Turquía y Rusia– intentan limitar el acceso a los medios de comunicación social y reprimen la expresión libre.

Las causas principales de esas tendencias están claras. Una recuperación económica anémica ha brindado una oportunidad a los partidos populistas, que promueven políticas proteccionistas, para achacar al libre comercio y a los trabajadores extranjeros el prolongado malestar. Si a ello sumamos el aumento de la desigualdad en materia de ingresos y riqueza en la mayoría de los países, no es de extrañar que se haya generalizado la impresión de que se trata de una economía en la que el ganador se lleva toda la banca, los beneficiados son sólo las minorías privilegiadas y se distorsiona el sistema político. En la actualidad, tanto las economías avanzadas (como los Estados Unidos, donde una financiación ilimitada de las autoridades democráticamente elegidas por parte de intereses empresariales financieramente poderosos es una simple corrupción legalizada) como en los mercados en ascenso (donde los oligarcas dominan con frecuencia la economía y el sistema político) parecen estar al servicio de minorías.

En cambio, para las mayorías sólo ha habido un estancamiento prolongado, con una reducción del empleo y unos salarios estancados. Donde la inseguridad económica resultante para las clases trabajadoras y medias es más acuciante es en Europa y en la zona del euro, en muchos de cuyos países los partidos políticos –principalmente de derechas– superaron en votos a las fuerzas centrales en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado fin de semana. Como en el decenio de 1930, cuando la “gran depresión” propició la aparición de gobiernos autoritarios en Italia, Alemania y España, una tendencia similar podría estar en marcha.

Si no se recupera pronto el aumento de los ingresos y de los puestos de trabajo, los partidos populistas podrían acercarse más al poder en el nivel nacional de Europa y los sentimientos anti-UE podrían paralizar la integración económica y política europea. Peor aún: la zona del euro podría volver a estar en riesgo; algunos países (el Reino Unido) podrían salir de la UE; otros (el Reino Unido, España y Bélgica) podrían acabar desmembrándose.

Incluso en los EE.UU. se ve que la inseguridad económica de una gran clase marginal blanca que se siente amenazada por la inmigración y el comercio mundial está influyendo cada vez más en las facciones de extrema derecha y del Tea Party dentro del Partido Republicano. Esos grupos se caracterizan por el nativismo económico, las inclinaciones antiinmigración y proteccionistas, el fanatismo religioso y el aislacionismo geopolítico.

Se ve una variante de esa dinámica en Rusia y en muchas partes de la Europa oriental y del Asia occidental, donde la caída del Muro de Berlín no dio pasó a la democracia, la liberalización económica y un rápido aumento de la producción, sino que regímenes nacionalistas y autoritarios llevan en el poder la mayor parte del último cuarto de siglo aplicando modelos de crecimiento propios del capitalismo de Estado, que sólo garantizan unos resultados económicos mediocres. En ese marco, no se puede separar la desestabilización de Ucrania por parte del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, de su sueño de encabezar una “Unión Eurasiática”, intento mal disimulado de recrear la antigua Unión Soviética.

También en Asia resurge el nacionalismo. Los nuevos dirigentes del Japón, China, Corea del Sur y ahora de la India son nacionalistas políticos en regiones en las que las disputas territoriales siguen siendo graves y se están enconando agravios históricos muy antiguos. Dichos dirigentes –además de los de Tailandia, Malasia e Indonesia, que avanzan en una dirección nacionalista similar– deben abordar imperativos importantes en materia de reformas estructurales para poder reavivar el crecimiento económico en disminución y, en el caso de los mercados en ascenso, evitar la trampa de los ingresos medios. El fracaso económico podría 


Nouriel Roubini: la crisis entra en nueva fase con el contragolpe del nacionalismo

Nouriel Roubini,