25 de octubre de 2012

Comunidades productivas autosustentables


Comunidades productivas autosustentables

Algunas mentes dotadas de la doble facultad del ingenio y de la sensibilidad social ya habían elaborado ideas sobre esta posibilidad que hoy presentamos y proponemos como iniciativa. La nueva administración de gobierno que preside el Lic. Danilo Medina puede ejecutar a lo largo de su gestión el asentamiento de núcleos humanos en lugares fuera de las ciudades, estratégicamente identificados como de adecuado perfil para fundar agregados urbanos permanentes, autosuficientes en sus servicios y necesidades comunales y con una economía sustentable que les permita permanecer y crecer con sus familias.
Estamos hablando de la fundación de múltiples asentamientos humanos en todas las regiones del país, con tamaño variable entre 80 a 100 familias, es decir de unas 400 a 500 dominicanos, en unidades económicas verticales (3-4 plantas) dotadas de la infraestructura básica, acceso, calle(s); aceras, drenaje, área de juego, recreativa y social, escuela, dispensario o centro de salud y área de producción artesanal y/o industrial pequeña y/o mediana, que permita a los comunitarios desarrollar allí la mayor parte del sustento de sus respectivas familias y del mantenimiento, limpieza y ornato de la comunidad.
El proyecto tendría también área común, y o aparcelada en pequeñas porciones de terreno, promediando en suma unos 10,000 metros cuadrados por comunidad productiva, para el cultivo y cosecha de rubros de alimentación interna. En promedio, unos 100 mts cuadrados o un poco más, por familia, en cosechas de ciclo corto, que ayuden en el consumo propio y les permita intercambiar o compra-vender su respectiva parte de producción.
En lo concerniente a las áreas de servicios, en el aspecto agua potable, se habilitaría un tanque que proveería por gravedad a la comunidad y que sería llenado periódicamente por las autoridades del agua de la provincia o de la ciudad más cercana, con una cuota de ayuda producida y pagada por la comunidad, y que obviamente podría resultar inferior a la suma de las cuotas individuales por servicio y consumo de agua potable pagada en los centros urbanos de mayor dimensión.
En el aspecto energía, en un esfuerzo combinado de los comunitarios y el gobierno, se instalaría uno, dos o más generadores eólicos, para ser amortizada a mediano plazo, la porción a pagar por la comunidad, así como su mantenimiento.
Los desperdicios sólidos serían dispuestos temporalmente en depósitos, a distancia que garanticen la higiene y salud, conforme al esquema de separación en, plásticos, orgánicos y vidrio. Periódicamente un recolector privado removería estos, a muy bajo o cero costos, resarciéndose con el valor de los desperdicios.
Las Comunidades Productivas Autosustentables, requieren, por supuesto planeación. Las familias a optar por ser miembros de éstas, deben ser seleccionadas por cuidadosos criterios a establecer, de proximidad geográfica, competencias, ocupación, experiencia, disposición a vida y colaboración participativa, incluyendo, en caso necesario, fases formativas de civismo, vida en comunidad, responsabilidades y solidaridad. Será indispensable que cada comunidad cuente con artesanos, agricultores, costurer@(s), albañil(es), electricista(s), carpinter@(s) plomer@(s), maestr@(s), trabajador(a)(s) o profesional de la salud y otros integrantes conforme a la naturaleza, vocación y dedicación productiva preferente de la Comunidad.
Este ambicioso programa del estado, no podría ser más cónsono con la política y los propósitos del señor Presidente de la República, para ampliar de manera sustancial las oportunidades de promoción humana y social de los dominicanos, a la vez que ofrecería definitivas soluciones que detendrían el incremento del hacinamiento, de la arrabalización y proveería la mejor opción en la descongestión urbana y la elevación de calidad de vida de los sectores rurales y suburbanos del país. Esta planeación, construcción de obras y preparación humana de los comunitarios requerirá también de la ayuda de trabajadores sociales, incubadores de emprendedores y formadores de cooperativas, las autoridades de salud y medio ambientales. La implantación de esta impactante, transformadora, nunca antes hecha, iniciativa de gobierno, consagrará, de manera permanente la indudable vocación de servir y mejorar de manera cabal, los sectores más necesitados de nuestros dominicanos.
El proyecto necesita visión, coraje y capacidad de gestión, para no convertirse en un mero acto de inauguración y ocupación de viviendas y facilidades que luego serían dejadas al acaso, sin ningún seguimiento, apoyo y supervisión, pues devendría en personas abandonadas a su suerte, en el descuido de las obras físicas y la desorganización y desbandamiento de la comunidad y los medios de mantener una integridad de sus servicios y medios de sustento organizados como conjunto.
Adelante pues, señor Presidente. Ahí están los fondos y recursos económicos institucionales para usarlos con prudencia y garantías de retorno (como los de las AFP y otros); ahí están las instituciones especializadas en obras, con vasta y larga experiencia profesional y humana, como la Oficina De Ingenieros de Obras del Estado y la Secretaría de Obras Públicas y ahí están las mentes y corazones de muchos dominicanos planificadores, ingenieros, ejecutores, voluntarios, que como con el Plan de Alfabetización sumarán sus voluntades pensando sólo en el país. Es tiempo nuevo. Tiempo de las Comunidades Productivas Autosustentables.

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