20 de octubre de 2012

EL TONO Y DEBER MORAL DE LOS PROGRESISTAS



DE: Miguel Ospino Rodriguez
Bogotanos A Un Tic.
Viernes, 13 de abril de 2012 a la(s) 19:42


El “Grupo Significativo de Ciudadan@s Progresistas”, que ganó en las elecciones del 30 de octubre del 2011, la Alcaldía Mayor de Bogotá  más otros  espacios de representación política, con el apoyo de un  colectivo comprometido, diverso, hiperactivo y multilateral, dispone como capital político de dos Alcaldes, 9 concejales, 28 ediles, una red de líderes y simpatizantes, mas un legado, una historia y una impronta.

Por ello se hace necesario preservar el patrimonio político, encuadernando el ideario del movimiento dentro de las formalidades mínimas que el momento amerita, acudiendo a una metodología que garantice la confluencia de las plumas, las ideas cerebrales, las mentes inteligentes y la sapiencia y experiencia de quienes queremos un mejor país, una mejor sociedad, un mejor ejercicio de la actividad política.

La construcción de una plataforma del movimiento progresista, dentro del clivaje histórico que vive Colombia, con sus principios, objetivos y criterios, enfundados en su respectiva doctrina, filosofía, programa y aspiraciones que lo identifican, es imperativo en este momento.

En los cerca de 12 meses de actividad progresista, con sus líderes en Bogotá y algunas fracciones a nivel nacional, el movimiento independiente, escaló un importante peldaño en el escenario político nacional, con un interesante respaldo fuera de la Capital y resonancia internacional. 

Fruto del trabajo colectivo, el cubrimiento territorial, la apropiación de tecnologías innovativas en comunicación, el uso de redes sociales y lo que se  denominó “pequeñas circunstancias que cambiaron los rumbos”, los resultados electorales nos tienen bajo la expectativa de acrisolar el “primer movimiento significativo de ciudadanos del siglo XXI en el mundo”, realmente exitoso en el inmediato futuro.

Sobre los pilares básicos, “en contra de la connivencia con la corrupción, el cambio climático y  la segregación social”, se han dado la primeras pinceladas para fortalecer el vínculo entre “elegido  y  elector”, a partir de figuras como el empoderamiento ciudadano, el presupuesto y la planeación participativa, y los cabildos deliberativos y consultivos, bajo claros esquemas de independencia del control fiscal  y el fortalecimiento de los partidos como requisito para debates sobre políticas públicas de altura, dentro de espacios de deliberación y toma de decisión en consenso y respeto al disenso.

El reto hoy, radica en dejar las bases sentadas para que en los vientos postreros, el Movimiento Significativo de Ciudadan@s Progresistas, representado en sus líderes y  espontáneos que  se han venido sumando a la causa, no caiga en las prácticas tradicionales de grupismos, rivalidades, secretismos, abuso de posición dominantes, manipulación de la información, monopolización del conocimiento y el sectarismo.

Hay un deber moral de garantizar el virtuosismo, diversidad,  multipartidismo y multicolor  resultado del ejercicio democrático del 30 de Octubre, producto del arrastre de líderes significativos y las iniciativas personales y colectivas que se alinearon con la tesis de cero corrupción y manoseo de la sociedad.

La estructuración del movimiento, como instrumento  para contribuir a hacer gobernanza, gestión pública, convocatoria social, participación ciudadana y control político, debe reposar sobre el conocimiento, la trasparencia,  la responsabilidad, el reconocimiento, la democracia y la libertad, como verdaderos hijos del proceso de paz, garantes de la Constitución del 91.

Articular el movimiento sobre la pregonada “Política del Amor” requiere reivindicar  la diversidad, conocer las cualidades, capacidades y limitaciones de los unos y los otros, generar confianza entre simpatizantes, prohijar los argumentos, garantizando el respeto, y la verdad por encima de los acuerdos y componendas tradicionales, clásicas de  los partidos políticos tras un triunfo electoral.

Una organización con estructuras dinámicas, abiertas y flexibles en nodos, debidamente articulada, interconectada, comunicada  y visible, que propicie la creatividad, la innovación y la libertad de pensamiento, son garantía para no dar al traste, con una causa que se busca no sea efímera.

El tono moral de los Progresistas puede llenar de contenido el patrimonio político, siendo incluyente con los elegidos, los no elegidos, los activistas, los pregoneros, los simpatizantes, los nuevos progresistas, basados en el concepto  de la ampliación de la democracia con acuerdos sobre lo fundamental, con disposición a realizar proyectos grandes y chicos, basado en la discusión con argumentos.

El reto es consolidar una virtuosa red multilateral con  líderes barriales, locales, gremiales, sectoriales y políticos que permitan conducir el debate deliberativo y propositivo, en las gestas políticas que se avecinan.

Miguel Ospino Rodriguez
Bogotanos A Un Tic.

No hay comentarios:

Publicar un comentario