"América Latina se ha movido del modelo único neoliberal”
Cecilia Escudero (Revista Debate)
El año 2012 inaugurará un período de desafíos para la región. En este sentido, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) pronosticó, el miércoles 21, una “leve disminución” del crecimiento en los países del Cono Sur. El escenario venidero responderá, según la entidad, a los efectos de un contexto internacional turbulento, con previsiones de un despegue económico menor del esperado en las economías centrales.
Frente a esta situación, Martín Hopenhayn, coordinador del Panorama Social 2011 realizado por ese organismo de las Naciones Unidas, valora la capacidad de maniobra que desplegaron hasta ahora los países de la región para enfrentar la crisis internacional, aunque advierte los retos que aún quedan pendientes, entre los que se cuenta el incremento en la diversificación de las exportaciones.
El pronóstico económico para 2012, ¿qué consecuencias traerá aparejadas? Por caso, según la CEPAL, este año termina con la tasa de pobreza e indigencia más baja de los últimos veinte años.
En este momento, vivimos un escenario de estabilidad en la región. Asimismo, no estamos desacoplados de la economía mundial que se encuentra en crisis. Entonces, ante un escenario externo incierto a futuro, los pronósticos pueden resultar más sombríos, aunque también difíciles de prever. En términos sociales, hasta ahora, dentro de lo que es previsible, estamos viendo que el problema más grave es la extrema pobreza. Resulta preocupante porque quienes integran de ese segmento destinan gran parte de sus gastos a la canasta básica alimentaria, precisamente, la más afectada por la inflación. Los aumentos son mayores en los alimentos que en el resto de los bienes y servicios. Eso hizo que, por ejemplo, este año la indigencia haya aumentado un poco, aunque la pobreza en general no se incrementó, sino que disminuyó. La indigencia en 2010 fue del 12,3 por ciento y este año es del 12,8.
La pobreza alcanza, según el organismo, a cerca del 30 por ciento de la población. ¿Qué estrategias recomiendan para reducir estas cifras?
Una de las que produce un alivio significativo es la de las transferencias directas por parte del Estado. Se trata de un paliativo temporal en tanto no promueve la inserción de las personas en el mercado de trabajo. En el caso de los pobres extremos, esta política no aumenta su capital humano, sino que aumenta sus ingresos disponibles para que estén por encima de una canasta básica. Se recomiendan políticas activas en el mercado laboral, algo que, en efecto, se ha hecho mucho en la región. Por ejemplo, políticas de apoyo a la pequeña empresa, de manera tal que la calidad del empleo vaya aumentando, un indicador que ha estado muy rígido hasta ahora. Hay un bolsón de pobres extremos enquistado en un segmento de muy baja productividad en el mercado laboral que no logra subir.
¿Qué tendencias estructurales fortalecen las desigualdades? ¿Cómo se las combate?
Hay por los menos tres núcleos duros que reproducen desigualdades. El primero es el que nosotros llamamos “la heterogeneidad estructural”. Significa que, en la estructura productiva, en el núcleo de nuestras economías, tenemos tres niveles productivos muy diferenciados. Un nivel alto, que es de las grandes empresas. Un segundo segmento, que está integrado por los estratos medios de productividad, con las pequeñas y medianas empresas. Y, por último, un estrato bajo donde se encuentran las microempresas, la informalidad, etcétera. Ahora bien, lo que ocurre en promedio en la región es que más de la mitad de la gente ocupada o empleada está en el tercer nivel. Entonces, hasta hoy, se sigue reproduciendo esta diferenciación en la estructura productiva, que es uno de los núcleos más importantes generadores de desigualdad social.
¿Y los otros dos factores?
Otro de los núcleos duros fue el que mostramos en el panorama social del año pasado y se trata de la segmentación educativa en la población, especialmente los que tienen entre 20 y 24 años. Desde una perspectiva general, en el 20 por ciento más rico de la población, más del 85 por ciento termina la secundaria; en el 20 por ciento más pobre, menos del 30. Se trata del umbral mínimo educativo para mejorar la situación laboral que permita salir de la pobreza. Por último, el tercer elemento clave que genera desigualdad es el acceso a las redes de protección social. Los sectores de baja productividad y menor educación son los que no tienen acceso a la seguridad social.
En la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se abogó por aumentar el comercio intrarregional. ¿Qué papel cumple en este contexto?
La CEPAL insiste en la importancia del comercio intrarregional. Principalmente, porque América Latina, con países que han crecido mucho, como Brasil y la Argentina, concentra cerca de 600 millones de habitantes, por lo cual constituye un mercado muy grande. Entonces, hay un potencial de mercado impresionante y, muchas veces, subutilizado. Esto es clave, porque el mercado intrarregional activa obras de infraestructura y de inversión productiva. En este sentido, otro elemento importante, y que está latente, es el peligro de la reprimarización de las exportaciones y, por ende, de la estructura productiva. Ocurre, fundamentalmente, por la demanda china y de otros países de materias primas. Entonces, habría que ver en qué medida la profundización del comercio intrarregional estimula procesos de industrialización para un mercado local suficientemente amplio.
¿Hasta qué punto América Latina transita una reprimarización de su economía?
Más que nada, es un riesgo a largo plazo. Muchas veces no se tiende -o no se lo hace suficientemente- a la diversificación del aparato productivo. Hay mucha vulnerabilidad frente al precio de unos pocos commodities en el mercado internacional. Y, en algún momento, puede haber una recaída en los valores. Sobre todo, si se desacelerara el crecimiento chino o si se profundizara la crisis en el mundo desarrollado en general. Asimismo, los países de América Latina han demostrado tener una buena capacidad de contención frente a la crisis económica mundial que se desató en 2008 y es en parte lo que explica que, este año, el Panorama Social de la CEPAL haya arrojado los mejores indicadores sociales de las últimas décadas.
¿Qué explica el buen desempeño de las economías de la región en el último decenio?
Desde la CEPAL destacamos los buenos balances, tanto comercial como fiscal, lo que da margen para políticas anticrisis, como se vino haciendo. Asimismo, los resultados positivos en la baja de la pobreza responden principalmente al aumento de los ingresos laborales. Lo que el organismo ha destacado como importante es que, claramente, la región se ha movido respecto de la idea de modelo único. Hace veinte años, en el período del boom de los ajustes, existía la sensación de que había una sola salida al subdesarrollo: la receta neoliberal. Hoy, coexisten visiones heterodoxas, diría; en más de la mitad de los países, se destaca un Estado activo en la macroeconomía del país. Por caso, a la política de inversión estatal se la consideró perversa durante 30 años. Eso ahora ha cambiado.
La región en cifras
-Para 2012, la CEPAL estima que América Latina y el Caribe crecerán el 3,7 por ciento. En 2011, creció en promedio el 4,3 por ciento. En 2010, esa cifra había sido del 5,9, luego de la caída en 2009 que registró el 1,9.
-El crecimiento el próximo año será encabezado por Haití (8 por ciento), seguido de Panamá (6,5), Perú (5), Ecuador (5) y la Argentina (4,8).
-Según destacó el organismo, después del repunte económico de 2010, la región volvió a crecer este año (con una mejora de un 3,2% del PBI per capita), pero a una tasa menor debido al “debilitamiento de la recuperación de la economía mundial” y “el enfriamiento de la demanda interna en el Brasil”.
-Los países con mayor expansión, en 2011, fueron Panamá (10,5 por ciento), la Argentina (9), Ecuador (8), Perú (7) y Chile (6,3), mientras que El Salvador creció el 1,4 por ciento, Cuba el 2,5 y Brasil el 2,9.
-En 1990 y 2010, la tasa de pobreza en América Latina se redujo 17 puntos porcentuales -del 48,8 por ciento a 31,4-, al tiempo que la pobreza extrema bajó 10,3 puntos -del 22,6 por ciento al 12,3.
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