El ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur, como miembro pleno le otorga al mismo un salto cualitativo y cuantitativo. Ello hace necesario un análisis contextual y totalizador con el fin de racionalizar la etapa que estamos viviendo.
El siglo XXI ha materializado definitivamente el protagonismo absoluto de los Estados Continentales Industriales como únicos actores protagónicos del sistema mundial. Estados Unidos, China, India, Rusia y la Unión Europea son ejemplos paradigmáticos de lo antedicho.
Al mismo tiempo, sólo habrá unidad de América Latina a partir de América del Sur. Es en el subcontinente sudamericano donde se juega el principal campo estratégico de un futuro Estado Continental Sudamericano, capaz de ser protagónico también como los que nombramos anteriormente. El Mercosur es el anillo nuclear, sin Mercosur no hay Unasur ni Celac, esto hay que tener más que claro. No son, procesos antagónicos, son anillos envolventes, donde el núcleo es Mercosur.
México constituye la principal frontera hispanoamericana frente al mayor poder hegemónico de la historia, pero geopolíticamente se ubica afuera de la isla continental sudamericana, a tal punto que el 85% de su mercado externo se halla totalmente vinculado a los Estados Unidos. Por supuesto, Méjico, en nuestra gran frontera hispanoparlante ante los Estados Unidos y para el nuevo gobierno mejicano, será un enorme desafío, su relación verdadera con América del Sur.
Por primera vez desde su constitución en 1991, el Mercosur incorpora un nuevo Estado como socio pleno. Con la República Bolivariana de Venezuela se suma la tercera economía sudamericana, el Mercosur pasa a representar el 75% del Producto Bruto de esta región, y por consiguiente se empieza a originar el necesario poder intrínseco unificador que requiere todo proceso integracionista de toda la América del Sur.
Por primera vez, un país caribeño insertado en la masa continental sudamericana y que por ende históricamente durante el siglo XIX y XX, tuvo su área de influencia sobre todo el Caribe y América Central se entrelaza con el sur.
La República Bolivariana de Venezuela, a partir de su independencia en 1811, se encontró ante tres alternativas geoestratégicas. Las dos primeras fueron realizadas por Simón Bolívar durante las guerras de la independencia.
En la primera entre 1810-1817, Bolívar actuó en el área antillana durante la Primera República Venezolana, siendo derrotado parcialmente se exilia en las Islas de Jamaica y Haití, donde repiensa su proyecto unificador.
En la segunda 1817-1830, con la ayuda del presidente de Haití Alejandro Petión, Bolívar recomienza su acción sentando su base de operaciones en Bogotá y a partir de allí reinicia su camino victorioso hacia la instauración de la Gran Colombia -actual Colombia, Ecuador y Venezuela-. Esta segunda ruta geoestratégica es el camino Andino que sustituye al camino inicial Antillano, ambos inventados por Bolívar, y que encuentra su punto culminante al hacerse cargo de la conducción general de las guerras de la independencia ante el retiro de San Martín por la falta de asistencia del centralismo de Buenos Aires, y que en diciembre de 1824 llegan a la victoria final de Ayacucho en el Alto Perú (actual Bolivia).
La posterior fragmentación de la América hispánica encorsetó geográficamente a Venezuela en el arco Andino Caribeño, es decir donde había desarrollado su acción según lo analizado, Simón Bolívar. Esta es la explicación de la participación de Venezuela en el pacto Andino en 1969 - año de su fundación-.
El presidente Chávez, como heredero del unionismo bolivariano en la concepción geoestratégica de conformar una "Nación de Repúblicas", reinventa la tercer ruta geopolítica de Venezuela en su historia, no como ruptura sino como continuidad de las dos anteriores en el objetivo de la unidad, y encuentra el camino estratégico del Atlántico Sur para Venezuela, con una originalidad inédita para la historia de ese país.
Geopolíticamente -gravitación del espacio, tecnología y poder en la formulación de la política exterior de los Estados-, por primera vez la República Bolivariana de Venezuela se vincula con la Cuenca del Plata, única frontera real lusohispánica donde se juega la unidad real de América del Sur, conformando como novedad un espacio geoeconómico que va desde el Caribe hasta Tierra del Fuego, por lo que podemos observar los primeros indicios de lo que podría ser en un futuro un Estado Continental Sudamericano.
Además, al sumarse Venezuela, se avanza en la complementariedad de las economías del Mercosur, pues este país puede desempeñar un rol importantísimo de proveedor de inversiones e importador de una diversidad de productos de origen industrial y agropecuario, fortaleciendo el mercado común.
El país caribeño posee las reservas petrolíferas más importantes del continente y las gasíferas más grandes de América del Sur. Esta situación es clave, ya que un Estado Continental Industrial para poseer Renta Estratégica debe contar con cinco capacidades previas: Poder Alimentario, Poder Acuífero, Poder Demográfico, Poder Geográfico y Poder Energético.
En ese sentido, se abren posibilidades gigantescas de emprendimientos conjuntos para las compañías de hidrocarburos de la región, que privilegian la cooperación e integración energética.
Otro dato relevante, es la contribución de la República Bolivariana de Venezuela al combate de las asimetrías. En tal aspecto, no deberían existir justificativos para que las legítimas demandas de países de menor desarrollo relativo, como Paraguay y Uruguay, o incluso Bolivia no puedan ser atendidas y canalizadas por las tres mayores economías de Sudamérica.
Necesitamos comprender las mutaciones mundiales en curso y concentrar un Poder Regional Sudamericano -de ahí la importancia de la República Bolivariana de Venezuela-, de grandes convergencias.
El Poder Administrativo "políticamente correcto" ya no basta. La globalización nos obliga a todos a cambiar el lenguaje y la acción "municipalista" y cortoplacista. Ya no hay Nación sin Región, y no hay Región sin Poder Estratégico y por la tanto Decisorio. El ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur, están marcando el inicio de esa ruta.
Miguel Ángel Barrios (Argentina) es doctor en educación y ciencia política, autor de varias obras, entre ellas El Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica y Consejo Suramericano de Defensa. Desafíos Geopolíticos y Perspectiva Continentales.
Al mismo tiempo, sólo habrá unidad de América Latina a partir de América del Sur. Es en el subcontinente sudamericano donde se juega el principal campo estratégico de un futuro Estado Continental Sudamericano, capaz de ser protagónico también como los que nombramos anteriormente. El Mercosur es el anillo nuclear, sin Mercosur no hay Unasur ni Celac, esto hay que tener más que claro. No son, procesos antagónicos, son anillos envolventes, donde el núcleo es Mercosur.
México constituye la principal frontera hispanoamericana frente al mayor poder hegemónico de la historia, pero geopolíticamente se ubica afuera de la isla continental sudamericana, a tal punto que el 85% de su mercado externo se halla totalmente vinculado a los Estados Unidos. Por supuesto, Méjico, en nuestra gran frontera hispanoparlante ante los Estados Unidos y para el nuevo gobierno mejicano, será un enorme desafío, su relación verdadera con América del Sur.
Por primera vez desde su constitución en 1991, el Mercosur incorpora un nuevo Estado como socio pleno. Con la República Bolivariana de Venezuela se suma la tercera economía sudamericana, el Mercosur pasa a representar el 75% del Producto Bruto de esta región, y por consiguiente se empieza a originar el necesario poder intrínseco unificador que requiere todo proceso integracionista de toda la América del Sur.
Por primera vez, un país caribeño insertado en la masa continental sudamericana y que por ende históricamente durante el siglo XIX y XX, tuvo su área de influencia sobre todo el Caribe y América Central se entrelaza con el sur.
La República Bolivariana de Venezuela, a partir de su independencia en 1811, se encontró ante tres alternativas geoestratégicas. Las dos primeras fueron realizadas por Simón Bolívar durante las guerras de la independencia.
En la primera entre 1810-1817, Bolívar actuó en el área antillana durante la Primera República Venezolana, siendo derrotado parcialmente se exilia en las Islas de Jamaica y Haití, donde repiensa su proyecto unificador.
En la segunda 1817-1830, con la ayuda del presidente de Haití Alejandro Petión, Bolívar recomienza su acción sentando su base de operaciones en Bogotá y a partir de allí reinicia su camino victorioso hacia la instauración de la Gran Colombia -actual Colombia, Ecuador y Venezuela-. Esta segunda ruta geoestratégica es el camino Andino que sustituye al camino inicial Antillano, ambos inventados por Bolívar, y que encuentra su punto culminante al hacerse cargo de la conducción general de las guerras de la independencia ante el retiro de San Martín por la falta de asistencia del centralismo de Buenos Aires, y que en diciembre de 1824 llegan a la victoria final de Ayacucho en el Alto Perú (actual Bolivia).
La posterior fragmentación de la América hispánica encorsetó geográficamente a Venezuela en el arco Andino Caribeño, es decir donde había desarrollado su acción según lo analizado, Simón Bolívar. Esta es la explicación de la participación de Venezuela en el pacto Andino en 1969 - año de su fundación-.
El presidente Chávez, como heredero del unionismo bolivariano en la concepción geoestratégica de conformar una "Nación de Repúblicas", reinventa la tercer ruta geopolítica de Venezuela en su historia, no como ruptura sino como continuidad de las dos anteriores en el objetivo de la unidad, y encuentra el camino estratégico del Atlántico Sur para Venezuela, con una originalidad inédita para la historia de ese país.
Geopolíticamente -gravitación del espacio, tecnología y poder en la formulación de la política exterior de los Estados-, por primera vez la República Bolivariana de Venezuela se vincula con la Cuenca del Plata, única frontera real lusohispánica donde se juega la unidad real de América del Sur, conformando como novedad un espacio geoeconómico que va desde el Caribe hasta Tierra del Fuego, por lo que podemos observar los primeros indicios de lo que podría ser en un futuro un Estado Continental Sudamericano.
Además, al sumarse Venezuela, se avanza en la complementariedad de las economías del Mercosur, pues este país puede desempeñar un rol importantísimo de proveedor de inversiones e importador de una diversidad de productos de origen industrial y agropecuario, fortaleciendo el mercado común.
El país caribeño posee las reservas petrolíferas más importantes del continente y las gasíferas más grandes de América del Sur. Esta situación es clave, ya que un Estado Continental Industrial para poseer Renta Estratégica debe contar con cinco capacidades previas: Poder Alimentario, Poder Acuífero, Poder Demográfico, Poder Geográfico y Poder Energético.
En ese sentido, se abren posibilidades gigantescas de emprendimientos conjuntos para las compañías de hidrocarburos de la región, que privilegian la cooperación e integración energética.
Otro dato relevante, es la contribución de la República Bolivariana de Venezuela al combate de las asimetrías. En tal aspecto, no deberían existir justificativos para que las legítimas demandas de países de menor desarrollo relativo, como Paraguay y Uruguay, o incluso Bolivia no puedan ser atendidas y canalizadas por las tres mayores economías de Sudamérica.
Necesitamos comprender las mutaciones mundiales en curso y concentrar un Poder Regional Sudamericano -de ahí la importancia de la República Bolivariana de Venezuela-, de grandes convergencias.
El Poder Administrativo "políticamente correcto" ya no basta. La globalización nos obliga a todos a cambiar el lenguaje y la acción "municipalista" y cortoplacista. Ya no hay Nación sin Región, y no hay Región sin Poder Estratégico y por la tanto Decisorio. El ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur, están marcando el inicio de esa ruta.
Miguel Ángel Barrios (Argentina) es doctor en educación y ciencia política, autor de varias obras, entre ellas El Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica y Consejo Suramericano de Defensa. Desafíos Geopolíticos y Perspectiva Continentales.
Alainet
Fuente: http://alainet.org/active/56893
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