5 de agosto de 2012

TECNOLOGÍA,PRODUCTIVIDAD Y SEGURIDAD ALIMENTARIA


                                                             CON LA COMIDA NO SE JUEGA              
                                                                               Por  Domingo A. Nuñez Polanco


















A lo largo de las últimas cuatro décadas los gobiernos en sus políticas sectoriales, enfocadas  al sector rural, consciente de la necesidad de aumentar la productividad agropecuaria y  mejorar los ingresos y las condiciones de vida de las familias rurales, han llevado a cabo muchos programas de desarrollo agropecuario; varios de ellos de gran magnitud y alto costo.

En la consecución de estos objetivos, los recursos  han sido más que suficientes.

El Estado y Gobiernos  han puesto su mayor parte vía recursos propios y atreves del financiamiento externo, la cooperación internacional no ha dejado de aportar suficientes recursos, en menor medida el sector privado ha hecho lo propio.

Sin embargo, los resultados han sido muy modestos, especialmente en lo que se refiere a los pequeños y medianos productores agropecuarios.

Domingo Nuñez Polanco en conferencia"Con la comida no se juega"  
Polan Lacki, experto en desarrollo agropecuario,  en un arranque de ortodoxia, ha expresado no pocas veces: “los gobiernos colapsaron y urge hacer algo radicalmente diferente”  y en esa línea de pensamiento, Polan Lacki  cita al Padre Vieira-Sermón de San Antonio que ha expresado: “Cuando los remedios no tienen suficiente eficacia para curar las enfermedades es necesario curar los remedios, para que curen al enfermo"

Ahora no nos queda otro camino, que oír el consejo del Padre Vieira.

Los remedios convencionales para curar los males del subdesarrollo y los atrasos tecnológicos y por ende bajo niveles de productividad  de nuestra agropecuaria  ya no pueden ser aplicados, por la sencilla razón de que los gobiernos ya no disponen de ellos.

La ilusión de que el Estado paternalista solucionaría todos nuestros problemas se esfumo.

En nuestros   países de América Latina y el Caribe y muy especialmente en nuestro país,  los gobiernos,  están debilitados, "desfinanciados" y fuertemente endeudados.

Los recursos que recaudan mal alcanzan para pagar deudas e intereses de préstamos, sueldos y jubilaciones y subsidios.

Esto se traduce en muy poco o casi nada de recursos para  acudir en ayuda de la inmensa mayoría de pequeños y  medianos productores agrícolas como por ejemplo, en capacitación y asistencia técnica.

Tradicionalmente, los servicios agrícolas de apoyo han sido insuficientes en su cobertura e ineficientes en su funcionamiento.

La asistencia técnica, las semillas mejoradas, el riego, los fertilizantes, los plaguicidas, las maquinarias agrícolas, las garantías oficiales de precios y de comercialización, nunca han estado realmente al alcance de la mayoría de los productores.

El enfoque tradicional de  desarrollo, sujeto a subsidios, a formas artificiales y paternalismos, está fuera de toda posibilidad en la actualidad y debemos comenzar a ponerle caso a los pensamientos y planteamientos de Polan Lacki y el Padre Vieira, dando lugar, por lo tanto, al realismo, la racionalidad y la eficiencia productiva, la capacitación gerencial y comercial.

Las políticas  deberán orientarse  en la dirección de desarrollar acciones sinérgicas que estimulen el protagonismo de los propios agricultores para que desarrollen sus potencialidades, utilicen racionalmente los recursos existentes en las fincas y se apoyen fundamentalmente en tecnologías.
El propio Polan Lacki expreso en una oportunidad  “que el desarrollo de nuestras zonas rurales  no estaba en la ventanilla de un banco, sino en el pupitre de escuela” 

Hay algunos expertos que no le ha temblado el pulso para afirmar: “En materia de conocimiento y por lo tanto de tecnología para la productividad, competitividad y rentabilidad, el sector rural latinoamericano y Caribeño está más cerca del siglo diecinueve (XIX) que del siglo veintiuno (XXI).

Las repercusiones de este atraso tecnológico son muy graves y se expresan en indicadores tales como desempleo, emigración, bajo nivel de vida, problemas de seguridad alimentaria, inflación y deterioro ambiental, entre otros.”

Llegado a este punto donde hablamos del atraso tecnológico que padecen nuestras economías rurales debemos ponerle mucha atención desde el punto de vista de la seguridad alimentaria.

 En la mayoría de los países de la región, son muy bajos los rendimientos de productos fundamentales para la economía y la seguridad alimentaria tales como Arroz, Maíz, Plátano, Fríjol, Papa, Yuca, Trigo, etc.

Para tener una idea de las repercusiones del atraso tecnológico en las economías rurales, Tomemos por ejemplo el maíz, por citar un rubro, cultivado a la manera tradicional en América Latina y el Caribe;

Este rubro, alcanza un rendimiento medio de alrededor 2 toneladas por hectarea, a excepción de Chile que produce 10,5 t/ha y Argentina 5,6 t/ha, algunos países no llegan a 2t/ha entre ellos RD., otros oscilan de 3 a 4 t/ha.

Las cifras anteriores nos indican que algunos países obtienen rendimientos extremadamente bajos.

Mientras  Chile,  el más eficientes de la región, alcanza rendimiento promedio de 10,5 t/ha

Las repercusiones de estos bajo niveles de productividad desde el punto de vista de los  costos son significativas y diferenciadas dependiendo de los rendimientos de cada productor.

Pero, sucede por lo regular  que los agricultores  acusan al precio de sus bajos niveles de rentabilidad; 

La realidad es que el problema radica en el costo por unidad de producción (ya sea en toneladas, quintales, kilos, etc.) derivado de la baja productividad y de la falta de organización y asociatividad.

Quiere decir que la productividad es una relación directamente proporcional al conocimiento, a la asociatividad, ya sea en cooperativas u otras formas de organización.

Partiendo de las anteriores reflexiones, es indispensable incentivar la productividad agrícola mediante programas de transferencia de conocimientos para conseguir un cambio efectivo y sustentable en el  aspecto social produciendo efectos  tales como mejoras en el nivel de vida de las familias del sector rural,  reducción  la emigración del campo a la ciudad y contribuyendo a una efectiva  seguridad alimentaria de los habitantes.

Si tomamos de nuevo el ejemplo anterior relacionado con el maíz, nos daría luz para entender mejor el problema de los bajos niveles de productividad. Por ejemplo, para producir 100 toneladas de maíz, los agricultores tradicionales, con bajos niveles de productividad, requieren de 50 hectáreas mientras que los con niveles de productividad más o menos regular como Colombia, Ecuador, Perú, etc. las obtienen en 15 hectáreas y los productores de Chile, como los más eficientes, en 9 hectáreas.

De la misma manera que en el ejemplo del maíz, sucede con la gran mayoría de los productos agrícolas. 

Baja productividad que se puede cambiar, logrando magníficos resultados, si se incorpora conocimiento como muy bien dijo Polan Lacki.

En esta privilegiada tierra de Quisqueyana tenemos enormes potencialidades productivas que nos permitirían generar las riquezas necesarias para autofinanciar nuestro desarrollo agrícola y eliminar el subdesarrollo rural.

Tenemos vastas extensiones de tierra de buena calidad, clima favorable que nos posibilita obtener varias cosechas al año; y,  lo más importante, tenemos una muy abundante mano de obra familiar, necesitada y deseosa de progresar;  y afortunadamente existen los conocimientos (tecnologías y experiencias exitosas) que son necesarios para hacer una eficiente producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios.

Ahora bien, sucede que desafortunadamente, dichos conocimientos están siendo adoptados apenas por una minoría de productores. 

Tal exclusión es lamentable porque muchas de las mencionadas tecnologías y experiencias, son de bajo costo y fácil adopción, y como tales podrían  y deberían estar beneficiando a todos  los productores rurales de nuestro país.

Sin embargo ello no ocurre porque estos valiosos conocimientos permanecen ociosos/subutilizados en las estaciones experimentales, en las universidades, en las gavetas de los escritorios de muchos funcionarios del área agropecuaria.

La correcta aplicación de conocimientos  y experiencias permitiría solucionar gran parte de los problemas de la mayoría de nuestros productores.  Desafortunadamente ello no ocurre porque dicha mayoría no las conoce o no sabe aplicarlas de manera correcta.

Pero, no podemos perder las esperanzas, tenemos a nuestra disposición casi todos los requisitos necesarios para hacer una agricultura mucho más eficiente y más productiva que podría generar las riquezas que necesitamos para reducir la pobreza y el subdesarrollo rural.

Precisamente esta realidad es la que ha servido de  motivación para el diseño y  la implementación del proyecto: Centro de capacitación, asistencia e información agropecuaria, por SISAGRO con el apoyo y asesoría de La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Estos trabajos y proyectos están dirigidos a la productividad,  pero con calidad, bajo los principios de las Buenas Prácticas Agrícolas, programas de integración comunitaria y asociatividad.

Con Transferencia Tecnológica bien dirigida, se estimula a los agricultores a pensar y actuar con mentalidad triunfadora bajo los principios de la productividad con organización, y se incentiva en ellos una agricultura rentable con prácticas culturales y tecnologías acordes con sus respectivas  zonas  agro ecológicas y sus microclimas específicos, como el camino más viable para alcanzar el verdadero y sustentable desarrollo económico y social.

No olvidemos que Hoy día, nos enfrentamos a una Crisis Alimentaria Mundial cuyas razones son más complejas que un problema de producción, sub-producción o de sobrepoblación.

Para entender un poco más esta preocupación  debemos contar la historia que hay  detrás de esta crisis.

La Bolsa de valores de New York, más conocida como “Wall Street”. Durante los años 2001 y 2002, después de la explosión de la burbuja financiera en el sector de las telecomunicaciones, los capitales se dirigieron hacia los mercados inmobiliarios. Cuando la burbuja de los mercados inmobiliarios explotó, estos se desplazaron nuevamente, pero esta vez, hacia los mercados de materias primas, esencialmente el petróleo y los productos de la agricultura, sobre todo lo que sirven  de materia prima, provocando así una demanda artificial y una violenta subida de los precios de los alimentos.

Para entender este fenómeno, solo bastaría observar el siguiente dato estadístico: En el 2003 se invirtieron 13 mil millones de dólares en materias primas en la bolsa de los Estados Unidos, pero oigan esto, cinco años después, en 2008 esta cantidad se multiplico por veinte, llegando a los 260 mil millones.

Y lo bonito  del caso, señores  es que los causantes de esta especulación tienen nombre propio.

Ahí le va: Los Fondos de Alto Riesgo, los Grandes Bancos de Inversión y otros.

Miren, los Fondos de Pensiones estudian variables como el clima, la demanda y las cosechas y en base a ello deciden que producto es susceptible de escasear y por ende subir su precio y es allí donde apuestan por un precio y adquieren opciones de compra «futuros» varios meses antes de la producción ver la luz.

El primer efecto, de esta ambición desenfrenada, se refleja en el sentido de que los mercados se van a la alza al comprar en una sola transacción miles de toneladas de un producto disparando así su precio  que luego venden al precio del mercado, precio que es superior al que pagaron por las opciones de compra, quedándose obviamente con la diferencia. Es decir, que compran las cosechas de los próximos meses, no para adquirir productos agrícolas, sino para ganar dinero en la reventa posterior, y así obtener una mayor ganancia. Es el neoliberalismo en acción y ganando por adelantado.

Y  no quieren entender, bueno creo que, algunos lo entienden, y es el hecho de que con la comía de los pueblos no se juega; se puede convertir en una bomba de tiempo y estallar en cualquier momento.

Miren señores, en el mes de julio pasado, un solo fondo de inversión compró en un solo día  240.000 toneladas de cacao, equivalente al 7% de la producción mundial. Y lo bonito del caso es que ese magnate que pilotea ese fondo de inversión, que por cierto, le apodan “Chocfinger”  (dedo de chocolate),  tiene agarrado por el cuello desde hace meses a todos los productores de chocolate del mundo.

Las consecuencias de estas apuestas muy del estilo de un casino, como refiere el Presidente Fernández, podemos verlas en el incremento del precio de los alimentos que subieron un 83% entre 2005 y 2008 según el Banco Mundial, Igualmente la FAO maneja cifras de aumento del 45% para sólo nueve meses del 2008.

Tres años después de la crisis financiera y de los alimentos de 2008, los precios de estos últimos están de nuevo aumentando vertiginosamente en los mercados internacionales.

La verdad, señores que bajo esta lógica productiva, en materia de seguridad alimentaria no vamos a llegar a ninguna parte.

Según afirmaciones de Jossette Sheeran, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, dice que hoy día “Estamos viendo más gente con hambre que antes”

Cuando el Papa Juan Pablo II, lanzo aquella  histórica expresión para calificar la voracidad del capitalismo neoliberal de  “Capitalismo salvaje” estaba más claro que el agua limpia.

Según  La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).    a nivel mundial, el 75% de los pobres vive en zonas rurales.

Hay ahora 1020 millones de malnutridos en el mundo, lo que significa que casi una sexta parte de la humanidad padece hambre.

La comida no es global, la comida es local. Es propia de un modelo de producción y a una cultura. La identidad de un pueblo es su comida y la gestión de sus tierras.

Vivimos un momento sin precedentes en la historia de la humanidad, con una emergencia conjugada en tres crisis: La crisis Energética, La crisis Alimentaria y la crisis Climática y por demás,  y de manera coyunturalmente la crisis financiera global.

Queremos una agricultura más familiar, biodiversa, que produzca para los mercados locales alimentos sanos y baratos.

El Instituto de Estabilización de precios INESPRE  y la organización sin fines de lucro SISAGRO luego de hacer algunos acuerdos estratégicos en el marco de garantizar la seguridad alimentaria de la República Dominicana y entendiendo que el entorno Internacional en que se desenvuelve el sector agropecuario nacional ha sufrido una profunda y rápida modificación la cual obliga a repensar una nueva visión para el desarrollo agropecuario del país como también  los acelerados incrementos en los precios internacionales de bienes agropecuarios importables, así también  en el precio del petróleo, representan importantes desafíos para la seguridad alimentaria de países con pequeñas economías netamente dependientes de importaciones energéticas, como es el caso de la República Dominicana, así como la crisis global agroalimentaria que parece extenderse por todo el planeta, que ha llamado la atención de los organismos internacionales y agencias de cooperación que tienen que ver con la alimentación mundial.

Y, tomándole la palabra y la advertencia que hace  la FAO a la clase política de los países en desarrollo acerca de las inesperadas reacciones políticas y sociales que pueden desencadenarse debido a los incrementos de los precios internacionales de bienes agrícolas.

En ese sentido, las actuales autoridades del INESPRE, en su rol de estabilizador de los precios de los productos Básicos, y asumiendo la responsabilidad de crear mecanismos institucionales para facilitar la participación del liderazgo social,  en el necesario proceso de desarrollo de los planes, programas y políticas que persigan la mejoría de la calidad de vida de los Dominicanos, según los alcance de los Decretos: 685-00, 39-01 y 566-03.y en el entendido que el INESPRE debe ejercer un liderazgo proactivo en la promoción de iniciativas  Sostenibles  para impulsar Políticas que Mejoren la Comercialización y Distribución de los productos Agropecuarios así como la capacitación y asistencia a todos los agentes participantes en la cadena de valor y que garanticen niveles de precios asequibles al público consumidor, en especial a las familias de menores Ingresos, han tomado la iniciativa de tomar acciones conjuntamente con organizaciones y grupos organizados de la sociedad civil en el marco de acuerdos y convenios de Cooperación Multisectorial con el propósito de  mejorar el Sistema de abastecimiento y comercialización de productos agropecuarios con participación social  mediante  la capacitación, asistencia e información a los productores, compradores y consumidores a través del  Centro de Capacitación, Asistencia e Información  agropecuaria  para  Fortalecer el proceso de  educación  mediante la asistencia y capacitación en buenas prácticas agrícolas, manejo pos cosecha, comercialización a los pequeños y medianos productores para llegar a ser  eficientes, competitivos y  sustentables en  un mundo cada día más exigente y globalizado.
De ahí  que, el Instituto de estabilización de Precios Inespre y la Organización sin fines de lucro SISAGRO, Tenemos a bien presentar a la consideración del país, a los Organismo de cooperación Internacional  aquí presente y con énfasis al Sector Agropecuario Nacional, la propuesta de los siguientes proyectos:

1. Centro de capacitación, asistencia e Información agropecuaria (SISAGROEDUCA), Sabana perdida, Santo domingo Norte.

2. Proyecto de huertos Familiares Ecológicos (Invernaderos, cielo abierto)

3.Programa piloto, SISTEMA INTEGRADO DE COMERCIALIZACION AGROPECUARIA, REGION ESTE.

4. PROYECTO  AGROFORESTAL LOMA LARGA, VICENTILLO, PROVINCIA EL SEIBO

5. Entre otros que están en proceso de diseño. 

Muchas gracias a todos.


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